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Tragedia en Italia: Por qué el naufragio del "insumergible" yate Bayesian resulta tan desconcertante

Mientras continúan las labores de búsqueda de la única desaparecida, los expertos se preguntan cómo una embarcación tan robusta y estable pudo hundirse por una tormenta cerca de un puerto en cuestión de minutos.

22 de Agosto de 2024 | 17:46 | The New York Times / Editado por R. Jara, Emol
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Imagen del Bayesian.

EFE
Dos meses después de ser absuelto en una dura batalla legal por cargos de fraude, el magnate tecnológico británico Mike Lynch celebró su libertad en un crucero. Invitó a su familia, amigos y parte de su equipo legal a bordo de su lujoso yate de vela, una majestuosa embarcación de 56 metros bautizada Bayesian en honor al teorema matemático en torno al cual había construido su imperio.

La noche del domingo, después de un recorrido por el Golfo de Nápoles, incluida Capri y las islas volcánicas del archipiélago de las Eolias, el velero ancló a unos 800 metros de la costa siciliana en Porticello (Italia). Eligió un tramo de agua preferido por los fenicios hace miles de años por su protección contra el viento mistral y, en tiempos más recientes, por los yates de los multimillonarios tecnológicos. El barco estaba iluminado "como un árbol de Navidad", dijeron los residentes locales, destacándose sobre la luna llena.

Pero alrededor de las 04:00 horas, se desató la calamidad. Una violenta y rápida tormenta azotó la zona con algunos de los vientos más fuertes que los lugareños dijeron haber sentido nunca. Fabio Cefalù, un pescador, dijo que vio una bengala perforar la oscuridad poco después de las 04:00.

Minutos después, el yate estaba bajo el agua. Solo docenas de cojines de la cubierta del barco y un gigantesco radar de su mástil flotaban en la superficie del mar, dijeron los pescadores.

En total iban 22 personas a bordo, 15 de las cuales fueron rescatadas. Hasta este jueves los rescatistas han recuperado seis cuerpos (cinco pasajeros y el cocinero del barco) incluido el de Lynch, según informó un funcionario del gobierno italiano, quien precisó que aún continúa la búsqueda de Hannah, la hija del magnate.

Fue un giro trágico y desconcertante de los acontecimientos para Lynch, de 59 años, que pasó años tratando de limpiar su nombre y finalmente estaba inaugurando un nuevo capítulo en su vida. Los expertos se preguntaban cómo un yate de 40 millones de dólares, tan robusto y estable, pudo hundirse por una tormenta cerca de un puerto en cuestión de minutos.

La búsqueda continúa en Italia (Foto: AFP).

"Me vuelve loco", dijo Giovanni Costantino, director ejecutivo de Italian Sea Group, que en 2022 compró la empresa Perini, que fabricó el Bayesian. "Si se siguen todos los procedimientos adecuados, ese barco es insumergible".

El aura de desgracia solo se profundizó cuando se supo que Stephen Chamberlain, de 52 años, ex vicepresidente de finanzas de la antigua empresa de Lynch y coacusado en el caso de fraude, había muerto dos días antes, cuando fue atropellado por un automóvil mientras corría cerca de su casa en Inglaterra.

Desde junio, el estado de ánimo de estos dos hombres era puro júbilo. Un jurado de San Francisco había absuelto a ambos de los cargos de fraude que podrían haberlos enviado a prisión durante dos décadas. Hubo abrazos y lágrimas, y ellos y sus equipos legales fueron a una cena de celebración en un restaurante de la ciudad, dijo Gary S. Lincenberg, abogado de Chamberlain.

La excursión marítima fue la forma que eligió Lynch para agradecer a quienes lo habían ayudado en sus problemas legales. Entre los invitados se encontraba Christopher J. Morvillo, de 59 años, descendiente de una prominente familia de abogados de Nueva York que había representado al magnate durante 12 años. Él y su esposa, Neda, de 57 años, estaban entre los desaparecidos.

"Si se siguen todos los procedimientos adecuados, ese barco es insumergible

Giovanni Constantino, director ejecutivo de Italian Sea Group
También estaba Jonathan Bloomer, de 70 años, un veterano ejecutivo británico de seguros que presidía Morgan Stanley International y la aseguradora Hiscox.

Se recuperó el cuerpo del cocinero del barco, Recaldo Thomas. Todos los demás miembros de la tripulación sobrevivieron. Entre ellos estaba Leo Eppel, de 19 años, de Sudáfrica, que estaba en su primer viaje en yate trabajando como camarero de cubierta, dijo un amigo, que pidió no ser identificado.

Tranquilidad quebrantada


Desde el hundimiento, el esfuerzo de recuperación y la investigación han convertido a la pequeña ciudad portuaria de Porticello, un enclave tranquilo donde los hombres mayores se sientan con el torso desnudo en los balcones, en lo que parece el escenario de una película policíaca.

Los helicópteros han sobrevolado el lugar. Las ambulancias han pasado a toda velocidad con las sirenas a todo volumen. La guardia costera ha patrullado las aguas costeras, a la vista de un muelle acordonado que se había convertido en un cuartel general de emergencia.

El miércoles por la tarde, sonó una campana de iglesia después de que se cargara la primera bolsa para cadáveres en una ambulancia, mientras una multitud observaba en silencio.

Los sobrevivientes se encuentran en un complejo turístico cerca de Porticello, con vistas al lugar del naufragio, y hasta el momento se habían negado a hacer comentarios.

Causas


Attilio Di Diodato, director del Centro de Meteorología Aeroespacial y Climatología de la Fuerza Aérea italiana, dijo que lo más probable es que el yate hubiera sido golpeado por una feroz "ráfaga descendente" -cuando el aire generado dentro de una tormenta eléctrica desciende rápidamente- o por una tromba marina, similar a un tornado sobre el agua.

Añadió que su agencia había emitido advertencias de mar agitado la noche anterior, alertando a los marineros sobre tormentas y fuertes vientos. Los lugareños dijeron que los vientos "se sentían como un terremoto".

Costantino, ejecutivo de la embarcación, dijo que el yate había sido diseñado específicamente para tener un mástil alto, el segundo mástil de aluminio más alto del mundo (75 metros). Aseguró que el Bayesian era un barco extremadamente seguro que podía inclinarse hasta 75 grados sin volcarse.

Sin embargo, precisó que si algunas de las escotillas laterales y de la popa o algunas de las puertas de la cubierta hubieran estado abiertas, podría haber entrado agua al barco, provocando su hundimiento. El procedimiento estándar en tales tormentas, dijo, es encender el motor, levantar el ancla y girar el barco contra el viento, bajando la quilla para mayor estabilidad, cerrando las puertas y reuniendo a los invitados en el salón principal dentro de la cubierta.

The New York Times intentó comunicarse con el capitán, James Cutfield, quien sobrevivió a la tragedia, para obtener comentarios a través de las redes sociales, su hermano o la empresa administradora del yate (que no contrató a la tripulación), pero no logró contactarse.

Hasta ahora, ninguno de los tripulantes sobrevivientes ha hecho una declaración pública sobre lo que sucedió esa noche.

Fabio Genco, director de los servicios de emergencia de Palermo que atendió a algunos de los sobrevivientes, dijo que las víctimas relataron que sintieron como si el barco se levantara y luego se cayera de repente, con objetos de los camarotes cayendo sobre ellos.

Cruel giro del destino


Lo cierto es que la muerte de Lynch fue otro cruel giro del destino para un hombre que había pasado años tratando de limpiar su nombre.

Ganó una fortuna en tecnología y lo apodaban "el Bill Gates británico". Pero durante más de una década lo trataron como cualquier cosa menos como un líder tecnológico respetado.

Hewlett-Packard, el pionero tecnológico estadounidense que había comprado su empresa de software, Autonomy, por 11.000 millones de dólares, lo acusó de engañar sobre el valor de su compañía (Hewlett-Packard redujo el valor de la transacción en unos 8.800 millones de dólares, y los críticos la calificaron como una de las peores operaciones de todos los tiempos). Era cada vez más rechazado por el establishment británico en el que intentaba entrar después de haber crecido en la clase trabajadora fuera de Londres.

Fue extraditado a EE.UU. para enfrentar cargos criminales y confinado a arresto domiciliario y vigilancia las 24 horas del día. En una casa en el barrio de Pacific Heights -con personal de seguridad que, según dijo en broma a sus asociados, eran sus "compañeros de habitación"-, pasaba las mañanas hablando con investigadores a los que financió personalmente sobre nuevas aplicaciones para la inteligencia artificial. Después, dedicaba horas a discutir la estrategia legal con su equipo.

A pesar de sus persistentes afirmaciones de inocencia, incluso las personas cercanas a Lynch habían creído que sus probabilidades de victoria eran escasas. El director financiero de Autonomy, Sushovan Hussain, fue condenado en 2018 por cargos de fraude similares y pasó cinco años en prisión.

Durante el arresto domiciliario de Lynch, su hermano y su madre murieron. Su esposa, Angela Bacares, volaba con frecuencia desde Inglaterra y se convirtió en una presencia constante en la sala del tribunal de San Francisco durante el juicio.

Después de que finalmente lo absolvieran, Lynch tenía la vista puesta en el futuro. "Estoy deseando volver al Reino Unido y volver a hacer lo que más me gusta: mi familia e innovar en mi campo", dijo.
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