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Gendarme Palma relata paso a paso cómo vivió la agresión a dos presos en Santiago Uno

"Como veinte para las dos de la tarde levanto mi cabeza y escucho un boche que superaba al ruido de la música. Miro y veo un tumulto en medio del módulo 11". El sargento inicia así el relato -en conversación con "El Mercurio"- del episodio por el que hoy se encuentra formalizado por los delitos de tortura y apremios ilegítimos.

29 de Junio de 2018 | 06:01 | Emol
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Aton
SANTIAGO.- Solo se encontraba el sargento de Gendarmería Héctor Palma cuando los presos de Santiago Uno atacaron a dos de los acusados de dar muerte a Margarita Ancoy, en Barrio República.

En conversación con "El Mercurio", el gendarme explicó los hechos de ese día que terminó con él en prisión preventiva por su presunta responsabilidad en la tortura a los reos, pero que ayer salió en libertad y sin medidas cautelares.

Palma explicó que veinte para las dos de la tarde escuchó ruido en el módulo 11 y decidió entrar para acercarse a la turba "y cuando voy llegando, veo que unos 50 gallos están pateando a un interno. Patadas en la cabeza, en la espalda, donde llegara. Pero le buscaban la cabeza. Cuando me logro meter bien dentro de la turba, me doy cuenta de que son dos internos a quienes están pateando".

"No es primera vez que a los internos les cortan el pelo, porque esa es una cuestión ya casi tradicional en la población penal"

Héctor Palma
"Esa acción, en otro módulo, hubiera sido para mí impensable, porque antes de que avanzara me hubieran metido así una lanza (hace un gesto con sus manos para dimensionar el tamaño) y me lanzan para afuera. Pero aquí me conocen y, de algún modo, me respetan", añadió.

El uniformado aclaró que tras sacar a ambos reos los metió a ambos en una pieza "y escuché el primer 'gracias', de uno de los dos". Tras hacer un chequeo visual a los sujetos llamó a la guardia interna para que los sacaran de ahí.

Asimismo afirmó que "no es primera vez que a los internos les cortan el pelo, porque esa es una cuestión ya casi tradicional en la población penal. Ni menos que les peguen. Aparte de sus fierrazos en la cabeza. Aquí no hay nada extraordinario. Esto es normal".

Conoce el relato completo en "El Mercurio".
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