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La cultura del regalo en una navidad pandémica: Las determinantes sociales que explicarían las aglomeraciones

Las críticas han proliferado luego de las imágenes de larga filas en centros comerciales, pero desde las ciencias sociales proponen hacer un análisis más profundo. "No es solamente consumismo: mostrar cariño a través de los bienes viene de nuestras matrices más arcaicas", dicen.

24 de Diciembre de 2020 | 08:02 | Por Consuelo Ferrer, Emol
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Aton
Un sumario sanitario a Costanera Center por no disponer de condiciones de distanciamiento social para los clientes, el cierre temporal del mall Plaza El Trébol en Talcahuano, y también la clausura del mall Plaza Norte en Huechuraba por no respetar la normativa de una persona cada diez metros cuadrados. Es parte del saldo que dejó la semana previa a la navidad en los diferentes centros comerciales a lo largo del país, donde se vieron largas filas, grandes aglomeraciones y una preocupante afluencia de consumidores.

También hay otras cifras que caracterizan el fenómeno: las ventas navideñas crecieron en un 19% con respecto a diciembre del año pasado. Según el presidente de la Cámara Nacional de Comercio, Manuel Melero, las ventas online y los dos retiros desde los fondos de pensiones aportaron a esta tendencia. "Antes de que se declarara la Fase 2 en la RM, la gente ya había hecho la mayoría de sus compras", aseguró. "El 80% ya se había realizado a principios de mes".

"Nos preocupa mucho ver las imágenes en Santiago y regiones de aglomeraciones de personas que no mantienen distanciamiento físico ni los resguardos mínimos para evitar los contagios", dijo el ministro de Salud, Enrique Paris, a la luz de los hechos. El llamado de la autoridad, en la misma semana de navidad, fue a "desplazarse solo si es extremadamente necesario".

Otras autoridades también manifestaron su preocupación o incluso su descontento, como fue el caso de la alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei. "Si hay cuatro o cinco cuadras de filas, realmente lo más probable es que usted se va a contagiar por un regalito más", dijo. "No vale la pena morirse por comprar un regalo más".

Las críticas se multiplicaron también en redes sociales, también de parte de figuras con cierto conocimiento, entre ellas el periodista José Antonio Neme. "Después de pedir dignidad terminan en el mall. Cada país tiene el sistema que busca y merece", dijo en su cuenta de Twitter. También hubo quienes advirtieron que había dimensiones más profundas a considerar en el análisis, como la presidenta de la Sociedad Chilena de Epidemiología, María Paz Bertoglia. "Rápido se olvidan de los determinantes estructurales de las decisiones y de la responsabilidad de las autoridades en mantener un estatus forzado de normalidad", dijo.

La cultura del regalo


Las aglomeraciones, para el académico de la Escuela de Sociología de la U. Católica del Maule e investigador del COES, Alejandro Marambio Tapia, no fueron del todo sorpresivas. "Es algo que ocurre todos los años, aunque haya pandemia o estallido social. Es necesario entender cuáles son las razones por las que la gente participa de esto, de este verdadero ritual de la navidad, de las compras navideñas", explica a Emol. Estas fiestas, asegura, son "uno de los principales referentes de la civilización occidental".

Y las compras durante estos días, describe, no siguen las mismas lógicas del consumo habitual. "La idea del regalo de navidad tiene mucho que ver con que nosotros, a través de eso, estamos expresando otra cosa: todo lo que implica un regalo tiene que ver con el carácter más familiar que tiene la navidad. Dice mucho sobre la forma de hacer familia, de expresar cariño. Es un gran ejemplo de cómo las decisiones económicas casi nunca son puramente racionales, sino que tienen un montón de componentes sociales, morales y relacionales. El regalo, en realidad, es una demostración", dice.

"Tener una buena navidad, una buena cena y la capacidad de hacer regalos forma parte de lo que se entiende en Chile como tener una 'vida digna' en distintos niveles, una vida que implica darle a nuestros familiares lo que se merecen desde el punto de vista material"

Alejandro Marambio Tapia
Lo mismo observa Liliana de Simone, directora del Observatorio de Consumo, Cultura y Sociedad (OCCS) de la Facultad de Comunicaciones de la UC. "Dar y recibir regalos tiene una matriz antropológica básica en la manera en cómo hemos organizado la vida en sociedad", expone. "El don, el regalo, es algo muy valioso, no es solamente consumismo ni ganas de abrir regalos, sino que mostrar cariño a través de los bienes es algo que viene de nuestras matrices más arcaicas. No es un fenómeno moderno, mucho menos neoliberal: viene presente en la raza humana desde hace mucho tiempo".

El regalo, explica de Simone, es un fenómeno "fundamental en la manera en que construimos relaciones sociales". "Entonces, después de un año tan tremendamente estresado, tensionado en nuestros lazos y relaciones humanas, donde hemos perdido gente querida, donde hemos sentido amenazado que lo que más queremos lo podemos perder, es evidente que la respuesta es más cariño. Cariño material, sí, lamentablemente, pero es parte de la sociedad en la cual vivimos: expresamos cariño a través de objetos", añade.

Tiene además, para Marambio, un componente identitario. "Básicamente tener una buena navidad, una buena cena, la capacidad de hacer regalos y hacerlo forma parte de lo que se entiende en Chile como tener una 'vida digna' en distintos niveles, una vida que implica darle a nuestros familiares lo que se merecen desde el punto de vista material, que es parte de la normatividad. Eso prevalece, no cambia de golpe. No porque haya pandemia y estallido social se va a cancelar la navidad y todas sus conductas", apunta.

Comprar en medio del trauma


A todo el contexto característico de estas fechas, este 2020 se le debe sumar el impacto de una pandemia que ha causado solamente en el país más de 20 mil muertes. "Es muy complejo que nosotros cuestionemos moralmente a las personas por lo que están haciendo cuando lo que estamos viviendo es un trauma", propone de Simone, quien estudia desde el OCCS la teoría del trauma desde el análisis del consumo y del comportamiento de los consumidores. Se trata no de una línea sino más bien de una rueda, en la cual se puede avanzar de etapa, retroceder o terminar el ciclo para volver a empezarlo.

Las etapas van desde la histeria inicial —traducida al sobreabastecimiento y paranoia— que el país atravesó en abril hasta la de la reconstrucción. A partir de septiembre, lo que vivimos es la de la crisis y tristeza. "Hay conflictos de sentimientos, porque piensas una cosa pero haces otra. Es exactamente la etapa de llenar el mall pero padecer de insomnio al llegar a la casa, donde te dio miedo ver a tus amigos el fin de semana pero igualmente lo hiciste. Son conductas ambivalentes y con un gran estado de tristeza", cuenta.

"Después de un año tan tremendamente estresado, tensionado en nuestros lazos y relaciones humanas, donde hemos perdido gente querida, es evidente que la respuesta es más cariño. Cariño material, sí, lamentablemente, pero es parte de la sociedad en la cual vivimos. Expresamos cariño a través de objetos"

Liliana de Simone
"Estamos literalmente haciendo crisis entre las cosas que queremos hacer y las que podemos hacer, por eso muchos de los comportamientos que hemos visto esta semana son contradictorios. Uno se pregunta por qué la gente está haciendo esto, y no podemos entender por qué se está llenando el mall si no entendemos la visión del trauma entero", advierte.

También menciona otro factor: las pulsiones de vida y de muerte. "Las personas nos movemos por estas dos intenciones: quiero sentirme vivo, pero también quiero recordar que mi vida se va a acabar en algún minuto, por lo tanto la tengo que aprovechar. Después de un año tan difícil y tan cercano a la muerte, era esperable que las personas respondieran con una pulsión de vida frente al consumo, porque el consumo está constituido por este tipo de pulsiones e instintos", asegura.

Por eso de Simone hace un llamado a la empatía. "No podemos culpabilizar a las personas que llenan los centros comerciales, más bien nos tenemos que preguntar qué es lo que pasa en las personas que están en una etapa de trauma. Para ello necesitamos campañas de salud mental, de información pública y de concientizacion para poder comunicarnos a tiempo. De nada sirve decir hoy día a la gente que no compre más regalos: debiese haber existido hace dos meses una campaña para que las personas buscaran sus alternativas", comenta.

Detrás de las filas


Según Marambio, este es un fenómeno que ocurre independientemente de las condiciones económicas de las personas. "La navidad ha sido un espacio tradicional para el endeudamiento, ya sea por los sueldos bajos o porque los aguinaldos no son suficientes, pero siempre ha estado dentro de las expectativas cumplir con este ritual", dice.

En el tópico hay un factor de clase socioeconómica, dice de Simone. "Muchas de las personas que dicen que no se van a meter a esos lugares igual realizan regalos, pero han utilizado otras plataformas como las aplicaciones donde mandas a alguien en ese minuto a comprar algo por ti y que te lo traiga a la casa. Se terceriza a otro, que ya está precarizado, para que se exponga gracias a tus privilegios", apunta.

"Probablemente esta noche va a ser un momento más emotivo para las familias que lo que ha sido en otras navidades, porque el privilegio de estar juntos y haber sobrevivido frente al miedo de lo que todos sabemos que se nos viene en enero o febrero, que es volver a separarse, lo convierte en un punto pivote"

Liliana de Simone
Dichos privilegios, detalla, no son solamente simbólicos. "Necesitas una tarjeta de crédito bancarizada, estar en la ciudad y además en las zonas que tienen área de cobertura. También implica la capacidad de poder pagar para que otro haga un trámite y exponga su salud por ti. Esto no es por ir en contra de las aplicaciones, sino que la idea es que no olvidemos que muchas de las aglomeraciones implican una concatenación de eslabones humanos que nosotros no vemos y que están ahí trabajando por otros", expone.

Habla también de otro privilegio, que puede resultar más problemático en la práctica y que es el que la mayoría de las personas siente actualmente: el de "poder volver a estar juntos, de haber sobrevivido". "Las personas, después de periodos de mucho estrés, tensión y miedo van a buscar un consumo reparatorio, entonces era esperable que buscaran tener una navidad incluso más especial, y lo van a hacer", advierte de Simone.

"Probablemente esta noche va a ser un momento más emotivo para las familias que lo que ha sido en otras navidades, porque el privilegio de estar juntos y haber sobrevivido frente al miedo de lo que todos sabemos que se nos viene en enero o febrero, que es volver a separarse, lo convierte en un punto pivote, en una bisagra de 'celebrar la vida hoy y ya veremos lo que pasa en dos semanas'. No son malos ni desquiciados: están buscando reparación, indulgencia", cierra.
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