A lo largo del año se ha registrado un incremento en los
ingresos clandestinos de ciudadanos extranjeros en el norte del país, específicamente en la comuna de Colchane y en la ciudad de Iquique. Si bien, durante algunos meses descendió ese flujo durante el mes de septiembre se observó un nuevo
peak de estos casos.
El ministro del Interior, Rodrigo Delgado reconoció que "este año tal vez han ingresado más de 25 mil personas por la frontera". Cifra que tiene directa relación con lo informado por la PDI que, a través de solicitud de Transparencia, confirmó que sólo desde enero a julio del 2021, los ciudadanos extranjeros que han ingresado a Chile por pasos no habilitados ascienden a 23.673.
Ante esta ola de ingresos clandestinos, desde el Gobierno han asegurado que parte del trabajo a realizar es conocer por qué estos ciudadanos extranjeros han migrado a Chile y cuál es su perfil. Esto, con el fin de controlar y ayudar a las personas que han entrado al país por pasos no habilitados.
El flujo migratorio que se registra en la frontera norte, particularmente en el límite con Perú (Arica) y Bolivia (Colchane), se caracteriza por una alta presencia de ciudadanos venezolanos. Según cifras de la PDI, solo en los siete primeros meses de 2021 se registraban 17.914 denuncias por ingresos ilegales, un 38% más que todos los casos contabilizados en 2020, con 12.935.
Los ciudadanos bolivianos son el segundo grupo con mayores registros de ingresos ilegales por la frontera norte, con 3.043, entre enero y julio de 2021.
Durante el peak registrado en febrero pasado en la zona de Colchane, llegaron a ingresar hasta 600 personas por jornada, mientras que en la última oleada, que comenzó con fuerza los primeros días de agosto pasado, se han registrado ingresos de hasta 200 personas por jornada, pese al aumento de la vigilancia en la zona establecido por el Plan Frontera Norte.
Los migrantes venezolanos viajan en grupos familiares, en los cuales hay desde abuelos hasta recién nacidos. De acuerdo a lo investigado por El Mercurio, declaran haber vivido en Caracas, La Guaira, Maracaibo y San Cristóbal, la ciudad fronteriza con Colombia, país al que muchos se trasladaron, pero decidieron partir al sur por mejores expectativas económicas.
Información que comparte el Servicio Jesuita a Migrantes, entidad que confirma que hoy en día, la migración se establece en grupos familiares integrados por personas de todas las edades.
"A diferencia de los años 90 en donde está feminizada la migración, principalmente de Perú, hoy tenemos familias completas que están migrando: niños, niñas, adolescentes, sus padres, adultos mayores, ahora vienen familias completas. Porque lo que sucedía antes con una migración que tenía que ver con crisis humanitarias tan graves, venían en general los papás y después traían a sus familias, ahora vienen los grupos completos porque la subsistencia es imposible en sus países", señaló Walezka Ureta, directora nacional del Servicio Jesuita a Migrantes en Radio Universo.
Situación económica
En tanto, en el último flujo, según reconocen los mismos migrantes, hay personas muy vulnerables, con escasos recursos para sobrevivir y movilizarse, con limitadas redes sociales en Chile. Por ello, permanecen por largo tiempo en las calles, plazas y playas de Iquique, a la espera de obtener recursos para viajar a la zona central.
Mientras, otros, inician largas caminatas por la ruta costera entre Iquique y Antofagasta para acercarse a su objetivo.
Los migrantes que han entrado de manera ilegal al país este año vivían en Perú y Bolivia, y ellos han reconocido que decidieron viajar a Chile por la crisis económica en esos países, agudizada por la pandemia de coronavirus y la incertidumbre generada por los cambios de gobierno.
A raíz de esto, sólo traen lo necesario para sobrevivir y recorrer largos tramos, y saben que una vez en Chile, lo primero que deben hacer es autodenunciar su ingreso ilegal al país, lo que les permite acceder a resguardos sanitarios, como cumplir las cuarentenas en residencias sanitarias o albergues transitorios, a los cuales son trasladados en buses financiados por el Gobierno a Iquique.
Sobre esto último, otro aspecto muy definido que reconocen es la meta de llegar a Santiago, donde tendrían familiares y trabajo.
Según han establecido las autoridades locales y los propios extranjeros irregulares entrevistados, en la primera oleada de febrero los migrantes se caracterizaban por ser adultos profesionales, que llegaban a Chile desde Venezuela o Colombia ante la inminente aprobación de la Ley de Migraciones, que iba a restringir el acceso a visas de trabajo y de reunificación familiar.
Niños entre los grupos migrantes
Ayer lunes, El Mercurio dio a conocer que 4.018 menores habrían ingresado al país con los grupos de familiares venezolanos que se trasladan por la frontera hacia territorio nacional, de acuerdo con lo informado por Carabineros.
4.018menores han ingresado al país entre 2020 y 2021
De esta cifra, 2.006 corresponden al 2020 y 2.012 niños que se han registrado entre el 1 de enero y el 25 de julio. Sin embargo, este número podría ser mayor, pues los casos "no advertidos" podrían ser más.
Por esto, el promedio de menores que viajan con grupos de familias o personas hacia Chile es de 1.9, es decir, por cada colectivo de ciudadanos extranjeros que intenta ingresar al país, hay al menos un niño entre los integrantes.
Respecto a este tema, desde el Servicio Jesuita a Migrantes detallan que no se ha informado de la data exacta que son los menores que ingresan en los distintos grupos a Chile. No obstante, "sí se han encontrado niños no acompañados, que llegan en otros grupos, sin tutor a cargo y vienen solitos a reunificarse".