El reciente hallazgo de cuatro celulares al interior del módulo de Carlos González Vaca, alias "Estrella", sindicado como el líder del Tren de Aragua en el país, ha abierto un intenso debate respecto al desafío de combatir el crimen organizado tras los muros de las cárceles en Chile. Esto, porque se podría estar dando un caldo de cultivo de prácticas delictuales más "sofisticadas" y la eventual posibilidad de intente tomar el control de estos recintos.
Según la ministra de Justicia, Marcela Ríos, el Gobierno ha iniciado un plan para "prevenir el ingreso de celulares" a los recintos penitenciarios y también se ha iniciado una "política de tolerancia cero" ante posible casos de corrupción al interior de los recintos penales; incluso, Gendarmería instruyó un sumario interno luego que trascendiera que tres de los cuatro aparatos habían sido vendidos por parte de un funcionario a González Vaca.
Pero el debate no se ha quedado solo en aquello, sino que también en la necesidad de separar a los reos que cometen delitos de mayor connotación social del resto de la población penal; e incluso, atendiendo el nuevo escenario, donde bandas internacionales del crimen organizado ya están instaladas en Chile, los peligros asociados son mayores.
El viernes, el subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, viajó hasta Valparaíso para constituir un nuevo consejo regional contra el crimen organizado, abordó el tema. "En el caso de Arica, quiero recordar que el Gobierno, a través del ministerio de Justicia y Gendarmería de Chile determinó separar a quienes integraban la banda de Los Gallegos, para que no estuvieran concentrados en un mismo recinto penitenciario; porque cuando se detiene a 29 integrantes de una organización criminal y se les lleva a un mismo recinto, ocurren dos fenómenos. Se reproduce la organización criminal y además toman control de la cárcel".
"Como eso es una amenaza y un riesgo, Gendarmería decidió separar a los integrantes de la banda de Los Gallegos, y lamentablemente, no estamos de acuerdo -apelamos y perdimos-, se recurrió a la Justicia, y se determinó devolver a las personas a la cárcel de Arica. Eso va en contra de lo que es la opinión del Gobierno. Que no sólo se requiere recintos de alta seguridad, sino que se requiere separar a quienes son parte de una organización criminal", complementó el subsecretario.
Gendarmería advirtió del fenómeno
El informe del Observatorio del Narcotráfico de la Fiscalía Nacional (2021) contiene un apartado escrito por Gendarmería de Chile donde aborda el crimen organizado en las cárceles chilenas. El documento detalla que la cantidad de homicidios (riña/agresión) aumentó sustancialmente durante el año 2020, sufriendo un incremento cercano al 75% respecto a los últimos tres años. En tanto, en 2020 se halló más del doble de gramos neto de cannabis sativa que el año anterior en los allanamientos y un 12,4% más de pasta base de cocaína que el año anterior.
"La capacidad de acción de las organizaciones criminales, principalmente asociadas al narcotráfico, no queda anulada al momento de ingreso de sus componentes a los establecimientos penitenciarios".
El informe además ya daba cuenta de una realidad que hoy toma fuerza en el análisis: "
la capacidad de acción de las organizaciones criminales, principalmente asociadas al narcotráfico, no queda anulada al momento de ingreso de sus componentes a los establecimientos penitenciarios".
Así, se detalla que para lo anterior recurren a diversas estrategias operativas con el objeto de continuar el negocio ilícito: de reclutamiento, control territorial, la intimidación, extorsión, homicidio, uso de elementos tecnológicos o humanos, mensajes convenidos o encriptados, entre otros. Y agrega: "resulta extremadamente complejo, que esta necesidad de control barrial generado desde la cárcel, también implique la incorporación de otros sujetos a la organización, cuestión que se grafica en acciones tanto fuera, como al interior de los recintos".
Para Pilar Lizana, investigadora de AthenaLab, es un hecho que el clima criminal está evolucionando en Chile, y hay que poner especial atención a la posibilidad de que las bandas criminales hoy puedan operar más allá delos muros de las cárceles. "El informe ya señalaba que los que están reclusos muchas veces no están 100% aislados de lo que pasa afuera, y muchas veces el líder sigue enviado instrucciones hacia el exterior; como que ven el estar detenidos como una suerte de periodo más dentro de su carrera delictual, pero siguen funcionando", recalca.
Lo anterior entonces no será impedimento para que busquen replicar las lógicas de lo que hacían afuera, y mientras más herramientas dispongan para ello, mejor funcionarán y más poder conseguirán dentro de la cárcel. Esto, de paso, habla también del nivel de organización que tienen, lo que podría ser un indicio para seguir la pista del liderazgo alcanzado hasta ahora por González Vaca en la cárcel de Valparaíso.
En la misma línea, Patricio Tudela, director del diplomado de análisis criminal de la Universidad Alberto Hurtado, concuerda en el riesgo de no segregar: ¿Qué nos diferencia de lo que hemos visto en otros países y en otros sistemas carcelarios?, ¿cuáles son los incentivos para que la población penitenciaria no se vincule con otras estructuras criminales más 'rimbombantes' a nivel internacional? Es altamente probable que esto ocurra", subraya.
El efecto "contagio" y el reclutamiento de jóvenes
¿Qué ocurre al interior de los recintos penitenciarios cuando no existe la necesaria segregación entre reclusos? En palabras de Tudela, se genera un "efecto contagio". Esto, explica, porque el crimen organizado trabaja bajo tres principios para crear redes: reclutar, capacitar, y crear ciertas lealtades.
Lizana agrega otro elemento, y es que mientras más poder adquiera un grupo en particular al interior de un recinto penitenciario, también podrán elegir a quienes someten. "En general los reos más débiles son sometidos por quienes tienen más poder y los líderes que se sienten más poderosos dentro", complementa.
Y en ese proceso, también existe un gran atractivo en la población penal juvenil o más novata, especialmente cuando bandas como el Tren de Aragua se han llevado cierta "espectacularidad" y han concentrado la atención mediática. Esto, de paso, les permitirá tener más aprendizaje y aprender otras técnicas y herramientas para su quehacer delictual.
"Los más jóvenes se van a sentir atraídos por el poder del líder que esté dentro de la cárcel, por lo tanto es probable que desee hacer carrera y acercarse a ellos, para no estar sometidos. Eso también dependerá del 'hambre' que tendrá ese delincuente joven, de a qué aspira en esta carrera delictual", complementa la analista.
El riesgo de un intento de "control" de la cárcel
Otro de los riesgos ante los que no sólo están alerta los expertos, sino que también el propio subsecretario Monsalve, es el posible intento de los reclusos por tomar el control del complejo penitenciario donde se encuentran.
El fenómeno no es ajeno en la región. Este año, la cárcel de Santo Domingo en Ecuador se transformó en escenario de un enfrentamiento entre dos bandas al interior del recinto penitenciario: los "lobos" versus la banda R7. "La banda R7 era pequeña, de microtraficantes, pero creció tras asociarse con otra, y poco a poco comenzaron a disputarle el poder a los lobos. Hoy, se está hablando de que nace una nueva banda en el contexto criminal ecuatoriano, dentro del sistema penitenciario", contextualiza Lizana.
En Chile también existen bandas de microtraficantes cuyos líderes están internos, "y al no tener segregación, pueden estar compartiendo con líderes de otras bandas y perfectamente pueden asociarse para hacerse con el poder de un recinto penitenciario", agrega.
El escenario se hace más preocupante cuando hoy se están deteniendo líderes de células del crimen organizado internacional, que además vienen con el conocimiento y desarrollo de esta megabanda que nace en el sistema penitenciario venezolano, lo que puede derivar en "un traspaso de conocimiento entre distintas bandas y se podría estar dando el contexto para que una de ellas quien tener el poder de una cárcel. No porque el fenómeno haya llegado más tarde a Chile, se puede descartar como hipótesis", sostiene.
La institucionalidad y rol de Gendarmería
Ambos expertos en seguridad concuerdan en que es importante segregar, puesto que ya se están evidenciando este tipo de fenómenos en las cárceles. Por eso, aunque la idea de crear nuevos recintos penitenciarios no siempre logra consenso -por carecer de un lugar donde instalarlo o por los costos asociados-, platean que fortalecer la institucionalidad frente a estos nuevos desafíos y la evolución del sistema delictual, es clave.
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Segregar implica una política carcelaria de corto, mediano y largo plazo, que vaya perfeccionándose en el tiempo, pero no porque eso vaya a tardar, nos tenemos que quedar de brazos cruzados", recalca Lizana. Según plantea, un punto de partida es "fortalecer Gendarmería, entregar mayor herramienta para dotarlos de mayor inteligencia para que puedan identificar tempranamente a quienes puedan estar ejerciendo estos roles o jerarquías, o incluso poder adelantarse a quienes puedan hacerlo en el futuro".
Tudela plantea que "si queremos ser eficientes, tenemos que tener un sistema penitenciario y un Poder Judicial bastante robusto", y en esa línea plantea una analogía: "el mismo tratamiento que se les ha dado a personas condenadas por afectación a los DD.HH., que han sido puestos en sistemas aislados, creo que de la misma manera, se debe aplicar al crimen organizado", precisamente para evitar el "efecto contagio".
Asimismo, recalca que es clave poner énfasis en la eventual corrupción al interior de la institucionalidad: "hay posibilidad de que una estructura criminal se logre acercar al individuo que está en la cárcel a partir de los propios funcionarios públicos. Los celulares que obtienen o las drogas que obtienen, son a partir de mecanismos o de construcción de lealtades".