El premio Nobel de Química 2013, Arieh Warshel, se encuentra estudiando la enzima de la papaya, la cual es similar a la del coronavirus, con el objetivo de obtener un medicamento contra la enfermedad del covid-19.
El experto israelo-estadounidense consideró este hecho más "urgente" que una vacuna "que tardará". Asimismo, reconoció ser "pesimista" con el futuro de la crisis sanitaria.
Arieh Warshel, quien se adjudicó el galardón científico con otros dos compañeros como pioneros del desarrollo de modelos informáticos para predecir procesos químicos, el mismo que ahora aplica para resolver el nuevo virus SARS-CoV-2.
Sobre esto, explicó que "tenemos mucha experiencia en modelar enzimas como la papaína (de la papaya) que es muy similar, y examinamos cómo diferentes fármacos podrían unirse a la proteasa específica del coronavirus. Buscamos inhibidores que formen un enlace covalente, un enlace químico real, que significa que es más difícil desconectarse de él".
En entrevista con la agencia de noticias española EFE, reconoció que este estudio no tiene el objetivo de desarrollar una vacuna. "Uno de los problemas con la vacuna es el largo tiempo que se necesita para obtenerla de forma segura. Lo único que hacemos en este tema es más académico. Intentamos examinar los enlaces del virus, los receptores que acepta, y ver la diferencia entre el virus SARS y este coronavirus, que no presenta grandes diferencias que podamos explorar. Creo que usar fármacos sería muy importante antes de tener una vacuna desarrollada. Debemos presionar para encontrarlos", indicó.
Asimismo, indicó que su mayor preocupación de este periodo es "la alta tasa de mortalidad de las personas mayores. Lo económico vendrá después, por supuesto, y todo el caos por el cierre de medio mundo. Entonces, el efecto a largo plazo podría ser psicológico, pero realmente dependerá de cómo de rápido nos recuperemos".
Por esto, advierte que "antes de tener un fármaco o una inmunidad, que tardará, sería un error levantar las restricciones para la gente mayor".
"Apuesto por continuar invirtiendo en ciencia, pero uno de los problemas es que los avances son decididos por la curiosidad y no sabes exactamente qué llevará al conocimiento que necesitarás una próxima vez", manifestó en la entrevista.
"Lo que deberíamos hacer es destinar más esfuerzos a proteger el tratamiento clínico. Los gobiernos deben tener mucho cuidado por el número limitado de profesionales. Yo permitiría el uso de la medicina experimental. Alguna gente está en contra, pero creo que merece la pena continuar haciendo tests de los últimos casos, y separar los exámenes de cómo de efectivos son los tratamientos para intentar trabajar con la gente que está más enferma".
Por último, el químico se declaró como "pesimista" en cuanto al futuro de la crisis e indicó que "no creo que la gente llegue a ser mejor persona incluso con semejante problema". El científico concluyó que "cuando el problema termina, la misma tensión vuelve a aparecer, porque habrá otras presiones, como sobrevivir después de una crisis económica significativa".