El “Pollo” estudió en el Instituto Nacional de 7º a IV medio. Después, literatura en castellano en la Católica, en el 84; derecho también en la Católica, pero de Valparaíso y finalmente, periodismo en la Chile. Ahí llegó solamente hasta tercer año, porque después se fue al “Extra Jóvenes” y ya no regresó.
En medio de la carrera trabajó con Alberto Fuguet, Marcelo Comparini, el “Gato” Cardoch y René Naranjo –“un lote de la escuela”- en una revista que se llamó “Rock Top” y duró cerca de tres números.
Después se fue a la productora “La Gárgola”, de Mauricio Tolosa; y se hizo cargo de un sello discográfico que se llamaba “Satori”. “Me acuerdo que andábamos en la onda new age y ahí la universidad quedó botada, no la pesqué más”.
Estaba en eso cuando lo llamaron de “Extra Jóvenes” para hacer comentarios de cassettes “¡cáchate, los CD ni se conocían!, menos el celular”. A punto de comenzar se produjo una vacante y entonces se convirtió en reportero.
Fue en ese entonces cuando conoció a la recién elegida Miss 17, Claudia Conserva. Ella tenía 16 años y él, 23; estaba en cuarto medio y el “Pollo” la entrevistó para el programa. Cuenta que la diferencia era harta y lo molestaban mucho en el canal, porque ella todavía usaba uniforme.
-¿Nunca te arrepentiste de no haber terminado la carrera?
“No, porque era muy inquieto y, entonces, a la par de periodismo, estudié televisión en el Arcis; todos los sábados en la mañana y el Pepe Caviedes (el primer director de una teleserie en Chile) era el profe.
“En ese tiempo no existía la comunicación audiovisual como carrera, y no quería esperar a cuarto año para agarrar una cámara, que era lo que de verdad me interesaba”.
- Aparte de todas esas carreras, ¿en cuántos programas de TV has participado?
“Extra Jóvenes; Medio a medio con la Karin Janine (tres años). Antes de eso, me fui a hacer “Colo Colo en la Red”, cuando esa estación recién partió y debutaba Kike Morandé, Mauricio Israel y Bibiano Castelló.
“Volví al 11, hice “La Muela del Juicio”, con la Claudia y…¡cáchate la historia ridícula, iba a participar Juan Cristóbal Foxley, que no quiso hacerlo, porque la TV no era para él”.
Después propuso un programa tipo consultorio sentimental: “teníamos una sicóloga que daba consejos y entre medio una modelo se iba sacando la ropa, fuimos los primeros en mostrar pechugas en Chile. Se transmitía a las 3 de la mañana en directo y lo veían, qué te digo, ¡tres gatos! Nos pararon el programa, porque nos fuimos al chancho”.
Lo llamaron del 13 y pasó del pelo largo y la barba al joven peinadito y formal del mediodía. Además lo contrató la radio “Finísima”, que acababan de comprar los colombianos, como director. “¡Nunca había trabajado tanto en mi vida, el 95, casi recién casado!”
En ese tiempo, además, formó un restorán –“Ceachei”- junto a un grupo de amigos, Álvaro Salas y Alfredo Alonso, además de las respectivas mujeres.
-¿Qué pasó con el restorán de ustedes?
“Subí diez kilos”
-¿Cuánto bajó el bolsillo?
“No fue tanto, podría haber sido peor”.
-¿Cuanto duró?
“Como dos años y alcanzamos a tener dos locales, tuvimos un crecimiento explosivo, lo pasamos muy bien. El error fue ese, dividirse, la clientela se repartió entre los dos locales y los gastos aumentaron al doble. Partimos con el de La Dehesa, que estaba como bien escondido, como clandestino y pasaba lleno y había mucha gente afuera, abrimos el de Vitacura y empezamos a declinar”.
-¿Consejo?
“Que si tienes gente afuera es demostración de que estás bien y que vas generando expectativas, mantenís el tema. El negocio es un boom y hay que aprovecharlo”.
Tus socios eran Alvaro Salas y Alfredo Alonso.
“Las tres parejas. Nos dedicábamos a chupar, a comer, a pasarlo súper. Más allá del tema económico, fue un lugar de encuentro muy entretenido.
“Todas las reuniones de pauta de Beltrán se hacían ahí. Llegaban después del “Viva el Lunes”, la Bolocco, el Kike, era un espacio súper farandulero; antes que explotara el tema, nosotros lo teníamos ahí, todos los famosos llegaban, Iván Zamorano, etc.”
-¿Y por qué comida chilena?
“Primero quise traerme una franquicia de comida mexicana, “Señor Frogs”, era un cacho entre los derechos y cumplir los requerimientos; así que nos decidimos por la comida chilena. Como Álvaro es de Valparaíso se acordaba de las chorrillanas, un plato porteño que lo pusimos como el principal y lo acompañamos. Lo bautizamos “Ceachei”, lo inauguramos en septiembre y yo te diría que el primer año fue muy bueno”.
En ese tiempo, Bibiano Castelló le ofreció ser productor en el programa de Julio Videla en Mega y, como conocía mucha gente, tenía una buena agenda y poder de convencimiento, aceptó.
Siete años después “me encontré con Alfredo Lamadrid y me dijo que
el programa nocturno había sido de culto, que ese era mi horario. Me propuso hacer algo en la Uniacc y salió “Sábado por la noche”, un programa de conversación para adultos jóvenes que comenzó el 98”.
Ese programa era muy bueno, ¿por qué te la jugaste por esta nueva apuesta con la Claudia, en “Pollo en Conserva”?
“Porque la oferta no se podía dejar pasar. Además me encanta trabajar con mi mujer, no tenemos problema, todo lo contrario, nos llevamos mejor ahora que antes”.
-Si nos vamos a los fríos números, no les ha ido muy bien.
“Los fríos números no dicen mucho. Te pongo un ejemplo, qué saco con que mi hijo se saque puros sietes, si es un tipo sin valores. El programa nuestro es bastante noble. Si querís marcar, no cuesta nada: un par de pechugas y potos y estai listo, con un rating alto.
“En este horario no puedes competir por los mismos puntos, porque el encendido es menor, incluso cercano a los horarios límites, y lo otro, es que somos líderes en mujeres. Además tenemos buenos auspiciadores y eso también es un plus que se debería tomar en cuenta, sobre todo considerando la hora en que va”.
-Tu relación con la Claudia pasó por una crisis y estuvieron separados, ¿será una de las razones para habértela jugado por esta opción?
“No, no tiene nada que ver”.
-Pero el rumor es que hubo una infidelidad de por medio.
(Se pone algo incómodo) “No hubo infidelidad, no sé de dónde sacaron eso. Nos separamos de común acuerdo, ni siquiera nos estábamos llevando mal, simplemente en un minuto dijimos
esto no está funcionando y cada uno tomó su rumbo”.
-¿Por qué no funcionaba?
“Yo siento, no soy tan racional. Nos dijimos está fome y no hubo drama, llantos ni gritos”.
-¿Tú te fuiste?
“Sí. Y después de eso cada uno se embarcó en distintas relaciones, pero nunca hablan de las mías, sólo de Claudia, porque ella fue más misteriosa”.
-Porque eres hombre y es un país machista.
“Tú lo estás diciendo, no yo, pero esa es la razón. Yo tenía mi departamento de soltero aquí en El Bosque, tenía mis pololas, hablaba todos los días por teléfono con la Claudia”.
-¿Será que el pololo de ella era conocido?
“Las mías también y nunca hablaron de ellas, sólo de la Vivi (Kreuztberger), que –entre paréntesis- nunca fue más que una buena amiga”.
-¿Cómo fue la reconciliación?
“Nos vimos, empezamos a quedarnos juntos de nuevo y volvimos a vivir en la casa. Ya nos habíamos anulado y, habiendo vuelto, nos dejaron la nulidad debajo de la puerta”.
-¿Y qué hicieron?
“Nada, nos fuimos a viajar, decidimos tener hijos y nos reconciliamos en Ibiza, volvimos, nos fuimos a viajar de nuevo; la Claudia quedó embarazada y la segunda vez, con la Matilda, decidimos casarnos de nuevo. Nada en nuestra vida ha sido dramático, siempre ha fluido”.
La postergación a su manera egoísta de vivir
Un arquitecto frustrado y trapero