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“Somos respetuosas, pero no sumisas”

La nueva alcaldesa de Isla de Pascua se las trae. Reconoce que la mujer rapanui se ha abierto camino y asegura que las nuevas generaciones de la etnia están sumamente comprometidas con vincularse al mundo, para resguardar su identidad.

29 de Enero de 2009 | 09:09 |
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Es una mujer, joven, de armas tomar. No se anda con rodeos y va directo al grano cuando se trata de conseguir proyectos y recursos para su querida Rapa Nui, pero su simpatía y llamativos ojos verdes, le abrirán muchas puertas.

Luz del Carmen Zasso Paoa, mestiza, es la alcaldesa electa de Isla de Pascua. Aunque no es la primera edil mujer –lo fue Lucía Tucki Make, designada por Pinochet- ella sí es la primera elegida por voto popular y eso la enorgullece.

Tanto como ser parte de la Comisión de Desarrollo de Isla de Pascua, ente conformado por personalidades de la isla y cuyos integrantes son electos en comicios donde sólo votan miembros de la etnia rapanui. Ahí, ella tendrá dos votos, el propio y el de alcaldesa.

Luz, 36 años, separada, madre de dos niños pequeños, militante DC, está en política porque, reconoce, hacer política allá es muy distinto que hacerlo acá, en el continente. No hay partidos políticos; en la práctica, tampoco parlamentarios, entonces no paga los costos de las disputas permanentes.

-Los pascuenses son machistas, a diferencia de los mapuches que son matriarcales.
“Sí, pero detrás de los hombres siempre hay mujeres, les guste o no. Es como dejarlos ser rey… pero la mujer rapanui toma sus propias decisiones, aunque culturalmente el patriarcado es fuerte. Respetamos muchas tradiciones, mi generación lo hace, pero, ojo, somos respetuosas, lo que no significa que seamos sumisas.

-Algo habrán cambiado, con tanta apertura al mundo, que eligieron a una mujer.
(Se larga a reír) “Y con voto varón, votaron más hombres por mí. Es un tema de globalización, se valora mucho el tema de género, porque las mujeres tenemos otro tipo de liderazgo”.

Ingeniera constructor de la Universidad de Viña del Mar, hizo todo el camino que sigue un pascuense contemporáneo. Estudió la básica en la isla y después se vino internada a seguir media en Valparaíso, peregrinando entre el continente y el hogar en las épocas de vacaciones.

Su padre, de ascendencia genovesa, se fue a trabajar a Rapa Nui, donde se encontró con una guapa isleña; se juntaron y tuvieron 4 hijos.

-¿Cuán isleña y cuán continental te sientes?
“En Rapa Nui la sangre es el Toto, uno la lleva adentro y tu familia, independiente de si es mestiza, será siempre rapanui porque la mamá manda. Me siento más rapanui que porteña”.

-Pero, ¿te ha marcado vivir en dos mundos, dos culturas?
“Lo que pasa es que en esta generación, la mía, es intermedia, sabe mezclar las dos cosas. Es decir, lo tradicional, lo cultural, no lo vas a perder; naciste y te criaste en un museo al aire libre; es una cultura viva que se mantiene y eso lo llevas en la sangre; pero también te das cuenta que los estudios y la modernidad hacen necesario que estés conectado con el Iphone, Internet… Eso no te quita que seas étnica, al contrario, lo puedes reforzar con el uso de las nuevas tecnologías porque puedes defender tu cultura”.

-Claramente marcas una diferencias porque, en el tema de los géneros, tú, rapanui, además estudiaste una carrera de hombres.
“Sí, es una carrera netamente varonil y me costó. De hecho, había profesores machistas que decían ustedes vienen a buscar marido. Bueno, entramos pocas…”

-¿Experimentaste más discriminación de género o de etnia?
“No, como etnia nunca me he sentido discriminada. Lo que sí, he vivido los típicos mitos que se tienen de la mujer rapanui, ah, tú eres pascuense, eres suelta o tú eres de la Isla de Pascua, tienes lepra, así. Y uno queda mirando y dice perdón y agrego que la cueca, baile nacional, asemeja un gallo que pisa una gallina, así que con eso todas serían sueltas. Hay que tener cuidado.
“Sí, discriminada por ser mujer, sí, pero eso no es un problema de la etnia, aquí, en Tierra del Fuego, las mujeres siempre somos discriminadas”.

Luz Zasso pavimentó –casi literalmente- su camino al sillón edilicio desde la Dirección de Obras Municipales, la cual asumió en 2000. Sin embargo, reconoce que el alcalde saliente, que no fue a la reelección, Pedro Edmunds, tiene mucho que ver al preocuparse de generar un semillero y dar tiraje a la chimenea.

Los pascuenses que deberá gobernar suman, según el Censo, 3 mil 800, pero se cree que son 4 mil 500 y una población flotante que alcanza los 70 mil personas al año. Asegura que su cargo en la Comisión de Desarrollo y su trabajo en la DOM, avalan el espacio que se ha ganado aunque es mujer, mestiza y joven. “Eso es atípico”, cuenta.

-Tiembla el Consejo de Ancianos.
(Suelta una carcajada) “Nooo, nos llevamos bien. Al contrario, su presidente ha sido un gran colaborador. Insisto, soy respetuosa de mi cultura, del Consejo y no lo paso a llevar, pero buscando orientarlos a lo nuevo.
“Entré a la Comisión porque mi generación está apostando a demostrar que sirve, que podemos abrir caminos y ya no somos unos niños chicos frente a la comunidad”.

-Se acusa a la globalización de un daño a Isla de Pascua, ¿lo percibes así?
“Es cierto, lo que necesitamos que entiendan es que estamos en medio del Pacífico; somos muy atractivos estratégica y políticamente, pero eso hay que cuidarlo. Tener 70 mil turistas al año significan 70 mil botellas de agua mineral, 70 mil cadenas de agua de WC, perdón lo crudo, pero es la realidad. En ese contexto deberían protegernos más, tanto en medio ambiente, cultura como patrimonio para que no se vuelva a repetir lo del finlandés que le cortó la oreja a un moai. Esto no sólo es tema para mis hijos, sino que de los tuyos que algún día querrán conocer una de las casi siete maravillas del mundo”.

-¿Hay conciencia de eso?
“Cada vez más. Rapa Nui es una imagen que hay que cuidar, de manera que de la mano junto al moai vengan becas para estudiantes, tecnología para procesar la basura y muchas otras cosas.
“Nosotros no decimos que la gente no vaya a la isla, sino que quienes vayan a trabajar lo hagan un tiempo y se devuelvan como se hace en Galápagos. Tenemos una capacidad, la isla es muy chica; hay que evitar la sobrecarga más cuando allá el permiso de circulación cuesta 560 pesos. ¿Qué municipio vive con eso? Si vamos a tener 70 mil visitas necesitamos recursos para mantener un status; podría haber una tasa de embarque especial para Isla de Pascua. No se trata de que no vaya nadie”

-¿Eres de los que piensa que Chile continental los tiene abandonados?
“En cierta medida sí, aunque hay que agradecer que ahora se pusieron las pilas, pero no es un tema de la isla, sino de todas las etnias.
“Yo soy propositiva, ciertas situaciones se dieron en el pasado en un contexto y a mi gente no le sirve que nos quedemos estancados en eso. No ganamos nada con la retórica de que nos tienen abandonados, hagamos un mea culpa, dejemos todo en fojas cero y echémosle para adelante”.
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