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Santiago: Martes 19 de noviembre del 2024 | Actualizado 11:47
Es la mujer que concentra todas las miradas en este momento en España. No sólo porque fue designada por Mariano Rajoy, futuro jefe del gobierno español, como conductora del proceso de traspaso de mando, sino porque está trabajando a sólo once días de haber dado a luz.
La diputada Soraya Sáenz de Santamaría, vocera del Partido Popular, ha reabierto un debate sobre la necesidad de que las madres cumplan con todo el post natal establecido por ley o permitir que la mujer decida libremente frente a éste.
Abogada de 40 años, dio a luz a su pequeño hijo el pasado 11 de noviembre y tal como anunció por Twitter, “Iván es pequeñito, pero se encuentra fuerte y sano”. Su decisión de volver al trabajo a días de que el Partido Popular ganara las elecciones centró las críticas en ella.
La legislación española señala que la madre debe cumplir con dos semanas obligatorias de post natal después del parto y después, se permite que tanto la madre como el padre continúen con el permiso parental hasta completar las seis semanas.
La polémica no es nueva en España, porque con anterioridad había ocurrido un caso similar con la ministra de Defensa de Rodríguez Zapatero, Carmen Chacón, quien regresó a su oficina apenas cumplida la cuarentena.
Y en Europa, la ex ministra francesa de Justicia Rachida Dati también generó revuelo en enero de 2009 cuando concurrió a un consejo de gabinete a sólo cinco días de dar a luz a una niñita.
Según reseña el diario El País, el ginecólogo Bernabé Hurtado de Mendoza, una mujer puede recuperar su actividad 48 a 72 horas después del parto si su capacidad física así lo permite.
Pero algunos sectores han levantado la voz rechazando la decisión de Sáenz de Santamaría. Es el caso de la dirigenta sindical Carmen Bravo quien afirma que el mensaje que envía la dirigenta del PP es que “ella está por encima de los derechos conquistados por el movimiento español sindical y por encima de la ley”.
El tema, sin embargo, ha servido para que algunos expertos apunten al hecho de que, finalmente, es la mujer la que tiene problemas para conciliar familia y trabajo. Nuria Chinchilla reconoce que si Sáenz se quedara en casa como si nada estuviera pasando “sería una irresponsabilidad”. “Estamos hablando de una situación extraordinaria y es un trabajo extraordinario”.
