Reuters
WASHINGTON.- Las personas de clase alta son más propensas a violar las leyes de tránsito, comer un caramelo destinado a otros, o mentir para enriquecerse aún más, según un estudio realizado en Estados Unidos y Canadá.
El estudio, publicado este lunes en la revista de la Academia Nacional de Ciencias (PNAS), fue realizado por investigadores de la Universidad de California en Berkeley y la Universidad de Toronto, que llevaron a cabo siete experimentos diferentes con un centenar de personas en cada prueba.
Uno de estos experimentos mostró que los propietarios de automóviles de mayores cilindradas eran más propensos que otros a cometer un delito en un cruce de caminos y permitían menos el paso de los peatones.
Otra prueba realizada con un juego de dados y una recompensa indicó que la gente de un estatus social más elevado tenía más tendencia a mentir sobre su puntuación.
Durante una entrevista de trabajo simulada, estos últimos se mostraron menos reacios a mentirle a la persona que se suponía que debían reclutar al no decirle que la posición que le ofrecían se eliminaría rápidamente.
Y cuando se les dio un paquete de caramelos, diciéndoles que era para los niños que estaban en una habitación contigua, pero podían servirse, las personas de clase más acomodada comieron más que los menos favorecidos.
"La búsqueda del interés personal es una motivación más importante para la élite, y la codicia que aumenta con la riqueza y el estatus social puede llevar a algunos a portarse mal", explicaron los autores del estudio.
Los investigadores destacaron que las clases altas son más independientes y por lo tanto, les preocupa menos lo que la gente diga.
Los más ricos son más propensos a la cultura del rendimiento y tienen una visión más positiva de la codicia, lo que puede volverlos "menos atentos a las consecuencias de sus acciones en los demás", señalaron los investigadores.