Internacionalmente, el fotógrafo Terry Richardson se ha convertido en un ícono hipster, y no ha dudado en plasmar el look en músicos y actores con los que ha trabajado.
AFP
Cada día es más frecuente oír la palabra hipster para referirse a personas, música, acciones y ropa poco comunes, pero la ambigüedad del concepto causa confusión. Si bien un hipster nunca reconocerá serlo para no establecer una moda, hay claves que revelan cuando se está en presencia de uno o una.
Son, por lo general, universitarios o adultos jóvenes con intereses artísticos y ecológicos. Frecuentan cafés literarios, parques, cines tradicionales y discoteques de música alternativa. En Santiago, el sector de Bellas Artes, Lastarria, los cines Normandie, Biógrafo, Arte Alameda, y los restoranes de comidas especiales causan gran furor.
El snobismo es lo que mejor representaría a los hipsters. Todo lo que no es tendencia, para ellos sí lo es. Son críticos con la sociedad e intentan apegarse a lo intelectual. Más que una tribu urbana, es un estilo de vida. Este estilo abarca todos los aspectos e implica un gusto por lo alternativo, el rock indie, el cine independiente y todo lo que signifique originalidad.
El antropólogo Danilo Petrovic los caracteriza como sofisticados. “Una sofisticación de ropa, de productos, de lugares, yo diría que dentro de esa sofisticación hay un componente ligado al consumo. Son consumidores culturales”, señala.
Sin ser contestatario frente al orden ni lo establecido, el hipster retoma tanto estilos como ideas de épocas anteriores, pero las reinterpreta y aplica de forma vanguardista, original y fuera de toda moda. Actúan relajados con una pizca de ironía y sarcasmo. No intenta salir de la sociedad, pero sí tener una individualidad clara y con sentido.
Rotularlos como grupo, tribu urbana, subcultura, movimiento o algo similar es bastante complejo, pues es precisamente lo que ellos evitan. Ser parte de una masa.
Los hipsters son progresistas, por lo general no representan a religiones ni grupos políticos. Existen liberales, anarquistas, homosexuales y bisexuales, feministas y animalistas, entre muchas otros tipos de tendencias.
El estilo de los setenta y ochenta, es un eje fundamental en la vestimenta de un hipster. Las tiendas de calle Bandera, en el centro de Santiago, son el lugar para conseguir prendas originales y retro que se combinan con elementos modernos. A éstas se suman las tiendas de ropa vintage más exclusivas y las que ofrecen prendas por encargo.
La música independiente siempre está en el reproductor de un hipster. Bandas como Radiohead, MGMT, Pulp, Javiera Mena, Gepe o Pedropiedra son sus bandas sonoras. Estos entre los más famosos, porque mientras más desconocidas sea el cantante o la banda, más hipster será. Aunque no les gustan los eventos muy masivos, la asistencia a festivales como Lollapalooza es casi obligatoria.
Gran parte de estos jóvenes disfruta andar en bicicletas clásicas, retro y con canastilla en frente. El yoga también es una actividad frecuente entre los hipsters. Su sentido de lo saludable y la ecología es bastante amplio. Lo más extremos son vegetarianos o veganos. ¿La causa? Mantener una buena salud y/o defender los derechos de los animales. Sin embargo, beben bastante café por considerarlo estimulante y como fomento de las conversaciones.
Les encanta descubrir cosas nuevas y de calidad antes de que éstas sean de conocimiento popular. Siempre van un paso adelante en cuanto a las novedades artísticas y literarias.
Ser hipster es visto de distintas maneras por el resto de las personas. Para Petrovic, existen visiones positivas y negativas sobre esto. Comenta que “para algunos debe ser visto como una vanguardia y por otros son visto como una moda pasajera que nuevamente reproduce las diferencias sociales e intenta marcar un territorio para diferenciarse de los otros, en general, de los más pobres o distintos”.
Son muchos quienes atribuyen un sentido peyorativo a lo que está denominado como hipster. El estereotipo que se ha formado durante el último tiempo es el de personas pretenciosas, con aires de superioridad y pseudo intelectualismo. De la misma manera, un verdadero hipster reniega de serlo porque no quiere que se le catalogue de ninguna manera. La originalidad ante todo.