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La macabra historia de Issei Sagawa, el hombre que asesinó, violó y se comió a una compañera de universidad

Tras estar cuatro años en una clínica psiquiátrica en Francia, fue deportado a Japón pero sin ninguna orden de arresto. Desde entonces se transformó en una celebridad en su país natal.

28 de Octubre de 2018 | 07:21 | Redactado por Ángela Tapia F., Emol
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En el juicio, Sagawa fue declarado inimputable por demencia.

AFP
SANTIAGO.- "El canibalismo se alimenta del deseo fetichista", dice a sus 69 años Issei Sagawa. Con frases como esta, el japonés trae a la memoria un espantoso crimen del que fue el autor, cuando asesinó, violó y se comió a una compañera de universidad en Francia.

Era el año 1981, y Sagawa, hijo de una acaudalada familia nipona, se encontraba profundizando sus estudios de Literatura en La Sorbona de París.

Ya en Tokio había experimentado cierto gusto por juegos macabros que realizaba con prostitutas, y el concepto del canibalismo le interesó desde que conoció a través de libros cómo algunas culturas antiguas lo realizaron para ceremonias de culto.

Esa fascinación se unió a una nueva obsesión en París: Renée Hartevelt, una compañera de universidad holandesa, de 25 años, a la que le declaró su interés amoroso. Pero la joven nunca le correspondió.

Eran amigos. Salían a conciertos y leían poesías juntos, e incluso él la contrató para que le hiciera clases particulares de alemán. En ese contexto, el 11 de junio de 1981, Sagawa llevó a cabo el crimen.

"Quería conocer el sabor de la carne humana"


(Captura YouTube Vice Japan)

"Primero intenté besarla, como ya había hecho otras veces. Renée empezó a retroceder. Le hablé de mi adoración por ella y del amor que sentía en mí como un huracán, y ella siguió resistiéndose", contó el asesino, quien para calmar los ánimos de ese encuentro, dijo que iría a buscar una botella de vino pero, en cambio, regresó con una escopeta que tenía guardada y le disparó por la espalda a su compañera.

"La tentación fue para mí demasiado fuerte. No supe resistir", ha dicho el japonés sobre los actos que siguieron, cuando abusó del cuerpo de la fallecida y después lo cortó en pedazos, supuestamente para deshacerse de él.

Finalmente, terminó comiendo algunas de las partes, algunas cocidas, otras crudas. "La carne se deshacía en mi boca como el sushi", fue alguno de los detalles que dio.

"Quería conocer el sabor de la carne humana, la carne joven y bella", le dijo décadas después a una reportera de The Guardian en un café de Tokio. "Cuando te enamoras, realmente quieres besar a la persona. Esto es lo mismo, solo quería probarla. Soy un caníbal. Es una obsesión", confesó el hombre, quien fue descubierto días después del asesinato, cuando dejó el cuerpo mutilado de Hartevelt en un parque, dentro de dos maletas.

El taxista que lo llevó hasta el lugar y que lo ayudó a cargar el pesado equipaje lo identificó ante la policía. "¿Qué llevas adentro? ¿Un cadáver?", le había preguntado el chofer desconociendo la realidad y sorprendido por el peso.

En el juicio, Sagawa fue declarado inimputable por demencia y estuvo internado en una clínica psiquiátrica, antes de que el gobierno francés decidiera que no quería seguir pagando su mantención en el país, así que lo deportó a Japón.

Sagawa llegó a su tierra natal sin ninguna cláusula ni documento que indicara que debía estar privado de libertad, y desde entonces hizo con su vida lo que quiso; se transformó en una celebridad, con publicaciones de manga que narraban su historia, dando un sinfín de entrevistas a medios e incluso, trabajando como actor para películas pornográficas y en spots publicitarios donde aparecía comiendo.

Varios años han pasado desde entonces, y actualmente se encuentra en silla de ruedas (se desconocen los motivos) y siendo cuidado por su hermano, Jun. Juntos aparecen en "Caniba", un documental estrenado hace unos días, donde se repasa la vida pasada y presente de este asesino.

"La gente debe pensar que estoy loco", dice en el tráiler. Allí también se oye a Jun preguntarle: "A mí, que soy tu hermano, ¿me comerías?". Issei no le dice nada. Solo se queda en silencio.

(Captura YouTube)
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