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Santiago: Martes 16 de julio del 2024 | Actualizado 14:00
SANTIAGO.- La mayor leyenda en la historia de los Juegos Olímpicos de invierno. En eso se convirtió este miércoles en Sochi, el noruego de 40 años Ole Einar Bjoerndalen tras superar las 12 medallas olímpicas de su compatriota Björn Daehli.
En la historia olímpica, sólo el nadador estadounidense Michael Phelps y los gimnastas soviéticos Larissa Latynina y Nikolai Andrianov cuentan en su palmarés con más metales, aunque en Juegos Olímpicos de verano.
La historia de Bjoerndalen es la de un deportista que ha hecho pasar a su deporte, el biatlón, a otra dimensión. Como Eddy Merckx en el ciclismo, Bjoerndalen es el 'Caníbal', el que devora trofeos y siempre consigue imponer su ley.
En la Copa del Mundo acumula 94 victorias desde la primera, conseguida ya en la lejana temporada 1995-1996. Son 19 sus títulos mundiales y seis sus grandes globos de cristal.
Ahora acaba de añadir a su palmarés una decimotercera medalla olímpica (8 de oro, 4 de plata, 1 de bronce) gracias a la victoria con Noruega en el relevo mixto.
En el Olimpo de los dioses, está ahora un pedestal por encima que su compatriota Dahlie, el mejor fondista de la historia, que logró doce medallas -ocho de oro- entre 1992 y 1998.
Cerca del retiro
El rey del biatlón está viviendo en Sochi sus últimos Juegos Olímpicos y uno de sus últimos momentos importantes en la competición, ya que anunció que la 2013-2014 será su última temporada.
La clave de su éxito es su extrema profesionalidad, su seriedad y sobriedad, que han cimentado las claves de una carrera larga y marcada por la regularidad.
Fue capaz de imponerse unas enormes cargas de trabajo en los entrenamientos, con un ritmo de 900 a 1.000 horas por año, eso ya desde que tenía 15 años de edad.
"Sin duda, su marcha dejará un vacío inmenso. Es el hombre que ha hecho todo por el biatlón en Noruega. Gracias a él, hoy tenemos las estructuras que tenemos. Es una leyenda y nos quedaremos tristes", reconoce uno de sus teóricos sucesores, Emil Hegle Svendsen.
El 'Patriarca del Biatlón' Bjoerndalen fue el primero en contar con un entrenador de tiro personal o con un preparador mental. Signos todos ellos de su obsesión por la planificación y por el trabajo duro.
