WASHINGTON.- La productividad de los norteamericanos, una medida clave para determinar el nivel de vida, subió 5,3% en el trimestre abril-junio, dijo hoy el Departamento de Trabajo. El nivel de ganancias respecto del año pasado subió al mayor ritmo de los últimos 17 años.
La ganancia en productividad del segundo trimestre -la cantidad de producción por hora de trabajo- representó una brusca aceleración respecto de un incremento del 1,9% en el primer trimestre de este año.
Las ganancias de productividad son la clave para elevar los niveles de vida debido a que permiten que los salarios aumenten sin desencadenar una inflación que socavaría su poder adquisitivo.
El aumento del segundo trimestre fue superior a lo anticipado. Los analistas pronosticaban una ganancia de un 4,5%.
Con la firmeza registrada en el segundo trimestre, la productividad ha subido en los últimos 12 meses en 5,1%, la mejor demostración en 17 años, desde una ganancia del 5,3% en los 12 meses que concluyeron en el tercer trimestre de 1983.
La fuerte ganancia de productividad redujo en 0,1% los costos laborales por unidad -un indicador clave sobre las presiones inflacionarias- en el segundo trimestre, después de un aumento del 1,9% en el trimestre inicial.
Tras la declinación del segundo trimestre, los costos laborales por unidad han caído en 0,4% en los últimos doce meses, la primera declinación en un período similar en 16 años, y la mayor baja en 12 meses desde una declinación del 1,3% en 1983.
El notable desempeño de productividad y costos por unidad debería aliviar las preocupaciones de la Reserva Federal (banco central) de que la economía nacional está acelerada como para desencadenar presiones inflacionarias.
El banco central se reunirá el 22 de este mes y los analistas se inclinan a creer cada vez más que no aumentará las tasas de interés por considerar que los seis incrementos que impuso en los últimos 14 meses bastan para desacelerar la economía y mantener la inflación a raya.
El banco empezó a aumentar las tasas en junio de 1999 debido a la preocupación de que los menores índices de desempleo en 30 años provocarían demandas salariales y una clásica espiral de aumentos de sueldos y precios.
Sin embargo esos temores no se han materializado por ahora, en gran medida debido a las fuertes ganancias de productividad.