VIENA.- El aumento de 3% en la producción petrolera acordado por la OPEP podría no ser suficiente para bajar los precios, opinan analistas.
Los precios de los combustibles bajaron ayer en los mercados tras la decisión de la OPEP de agregar 800.000 barriles diarios a su cuota de producción de 25,4 millones de barriles.
Los contratos para octubre del crudo Brent del Mar del Norte, un petróleo de referencia, bajaron 45 centavos a 32,33 dólares el barril en el International Petroleum Exchange de Londres. Los contratos de crudo ligero y dulce bajaron 18 centavos a 33,45 en las negociaciones extraoficiales luego del cierre en el New York Mercantile Exchange, tras retroceder hasta 93 centavos en la primera parte del día.
"Creo que se trata de una reacción normal", dijo el ministro kuwaití del petróleo jeque Saud Nasser al-Sabah antes de reanudar conversaciones formales hoy con sus contrapartes al mediodía.
Los miembros del cartel acordaron informalmente impulsar la producción debido a la creciente presión internacional para que bajaran los precios.
Su nueva cuota diaria de 26,2 millones de barriles entrará en efecto el 1 de octubre, y los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo acordaron reunirse nuevamente el 12 de noviembre para revalorar las condiciones del mercado.
Sin embargo, los analistas advirtieron que la mayor parte del incremento, que estuvo muy cerca de lo previsto, servirá sólo para legitimar los 700.000 barriles que los miembros de la OPEP ya estaban produciendo sobre las cuotas actuales. Los analistas vaticinan que el impacto de la medida sobre los precios será leve, en especial para los estadounidenses que dependen de combustible para calentar sus casas en invierno.
Gobiernos y consumidores en muchas naciones importadoras respondieron con preocupación y enojo al aumento de los precios, que se ha triplicado en menos de dos años.
En Francia, taxistas y transportistas bloquearon carreteras la semana pasada para protestar contra los precios de la gasolina, y otros gremios en Bélgica y Alemania, además de los agricultores británicos, realizaron protestas similares pero menores, para interrumpir la llegada de combustible a refinerías y estaciones de servicio.