Pérez Molina (arriba, junto a su esposa Rosa Leal), había perdido el año 2007, en segunda ronda, frente al actual Mandatario Alvaro Colom.
AFP
CIUDAD DE GUATEMALA.- El militar derechista Otto Pérez Molina ganó por amplio margen las elecciones presidenciales del domingo en Guatemala, lo que significaría un viraje a la derecha para el país centroamericano castigado por la violencia y la pobreza.
Pérez Molina, del Partido Patriota (PP), obtuvo un 54.64 por ciento de los votos cuando se habían contabilizado casi el 90 por ciento del total de mesas, según datos del Tribunal Supremo Electoral (TSE).
Por su parte, su rival, el diputado centrista Manuel Baldizón -candidato del Partido Libertad Democrático Renovada (Líder)- tenía un 45.36 por ciento.
En las calles de Ciudad de Guatemala los partidarios de Pérez Molina, ondeando banderas anaranjadas del PP, comenzaban a agruparse para celebrar el triunfo en los comicios, que tuvieron que decidirse en una segunda vuelta.
Pérez Molina, quien en el 2007 perdió en segunda ronda con el actual Mandatario centroizquierdista Alvaro Colom, ganó terreno en una población harta de la delincuencia que coloca a Guatemala como uno de los países de América con la mayor tasa de homicidios, con 41 casos cada 100,000 habitantes.
El militar, un hombre alto, canoso y serio de 60 años, quiere fortalecer el Ejército con 2,500 nuevos efectivos y a las fuerzas civiles con 10,000 hombres, a fin de combatir la delincuencia agravada con la creciente presencia de sangrientos cárteles del narcotráfico mexicano como los Zetas.
Tanto Pérez Molina como Baldizón ofrecieron impulsar el gasto en seguridad, pero el militar prometió "mano dura" contra el crimen, según su eslogan de campaña.
Sin embargo, la figura del militar despierta temores en amplios sectores de la población, sobre todo indígena, que lo vinculan con las más horrendas masacres atribuidas al Ejército a inicios de la década de 1980, la época más cruenta de la guerra civil de 36 años que dejó cerca de 250,000 muertos.
Un triunfo de Pérez Molina "podría tomarse como un paso al pasado, retrocediendo a lo que vivió Guatemala hace mucho tiempo", dijo Josué Samayoa, de 23 años, quien trabaja para una empresa de auditoría.
Pérez Molina niega su participación en las masacres, ocurridas en su mayoría en la provincia de El Quiché, y prefiere destacar su papel en los acuerdos de paz que llevaron al fin de la guerra, en 1996.