Entró a Hollywood en el momento justo, cuando los guapos actores latinos eran muy demandados.
A su haber llevaba una buena cantidad de películas de habla hispana y nada menos que de la mano del renombrado Pedro Almodóvar.
Aunque sus inicios están en el teatro, lo cierto es que fue descubierto por el director español quien lo lanzó al estrellato al incluirlo en “Laberinto de pasiones” en 1982. De ahí se sucedieron “Matador” en 1985, “La ley del deseo” un año después y donde encarnó a un contradictorio homosexual; “Mujeres al borde de un ataque de nervios” de 1987 y “Átame”, del año siguiente, donde esposado a una cama se mostró como el latin lover que toda mujer desea.
Fue esa película la que hizo que en Estados Unidos se fijaran en él, a lo que se sumó su participación en el documental “A la cama con Madonna” (1991), donde sufre el acoso sexual de la cantante.
Su currículo español considera una serie de películas como “La corte de faraón” de José Luis García Sánchez; “Baton rouge” de Rafael Moleón; “Los zancos” de Carlos Maura, “La blanca paloma” de Juan Miñón y otra veintena.
Por eso, no sorprendió que en 1991 cruzara el Atlántico para protagonizar su primera cinta en inglés, “Los reyes del mambo" cuyos textos aprendió a pronunciar fonéticamente. De ahí no paró; aunque regresó a España y siguió grabando (“Dispara” de Maura la hizo en 1993), los pedidos desde Hollywood lo comenzaron a distraer. Ese mismo año filmó “La casa de los espíritus” basada en la novela de la chilena Isabel Allende; al año siguiente tuvo un papel en “Philadelphia” como el novio gay de Tom Hanks y “De amor y de sombra” también basado en la Allende.