Fue un verdadero escándalo.
Antonio cruzó el océano Atlántico para probar suerte en Estados Unidos y terminó atrapado en los brazos de una actriz que requería de rehabilitación.
Sí, porque el guapo actor español, que había logrado hacerse un nombre en su tierra natal, estaba casado con la española Ana Leza cuando se enamoró perdidamente de la rubia Melanie Griffith.
Bajo, pero atractivo y de mirada intensa, Banderas comenzó a probar suerte en el teatro y cine de su país natal a comienzos de la década de los ’80. Al poco tiempo conoció a una actriz morena mientras, en roles secundarios, filmaban la película “Mujeres al borde un ataque de nervios”.
En 1988 Antonio y Ana se casaron (Carmen Maura fue la madrina) y ella, al poco tiempo, comenzó a dejar sus actividades para fortalecer la carrera de su marido; de hecho, como él no hablaba inglés y lo habían comenzado a tentar desde Hollywood, ella era la que se encargaba de traducir los guiones.
Leza terminó por convertirse en su representante, pero su ingreso a una secta budista y las distancias comenzaron a enfriar la unión. Por eso, Banderas asegura que cuando conoció a Melanie Griffith su matrimonio ya estaba herido de muerte.
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