Dos años más tarde afirmó, más aliviado: “Melanie salió de la droga…se trata de una cosa que es mejor no esconder. Hay muchas personas en el mundo que tienen su mismo problema. Ella no es la única”.
La sombra de una posible recaída ha estado siempre presente en sus vidas, y por eso, el guapo actor no la deja ni a sol ni a sombra. Viajan juntos e intentan tener una vida lo más alejada de la prensa posible, donde ella pareciera haberse acostumbrado a un pasar casero.
En 1998, en una muestra de la admiración que tiene hacia ella, Banderas se arriesgó como director con la película “Crazy in Alabama”, donde Melanie tiene el protagónico, pero el film no recibió buena crítica y él no volvió a intentar suerte en esas lides.
El actor ha reconocido que el capítulo de adicciones de su esposa ha sido duro, pero nunca ha dejado de apoyarla. Por lo mismo, pese a que no lo comparte, ha estado dispuesto a acompañarla en las múltiples operaciones de cirugía estética que Melanie se ha practicado para poder mejorar su físico. Además de lifting y bótox, la actriz ha arreglado sus pechos, abdomen y piernas. “Prefiero el envejecimiento digno” han sido las palabras de Banderas, rendido al no poder convencer a su esposa de no entrar a un pabellón.
La vida de ambos transcurre entre sus casas de Los Ángeles, Madrid, Marbella, Nueva York y Aspen y comparten su pasión por el cine en la productora que juntos montaron, Green Moon, y que se dedica a promover talentos hispanos.
Y como una muestra de la relación que tiene, Melanie se pasea por el mundo con un gran tatuaje en su brazo derecho. “’Antonio’ dentro de un corazón” lo dice todo.