El Oscar no es una simple estatuilla. No sólo reúne a las estrellas del cine cada año y premia lo más destacado de la pantalla grande, sino que es el trofeo dorado más afamado y codiciado de todos. Su figura representa a un caballero armado con una espada entre sus brazos, sobre un rollo de película con cinco radios. Cada radio representa las categorías más antiguas de la Academia: actores, guionistas, directores, productores y técnicos
En un comienzo, la estatuilla no tenía nombre. El apodo de Oscar se le debe a Margaret Herrick, bibliotecaria de la Academia y más tarde directora ejecutiva, quien en una conversación comentó que el caballero se parecía a su tío Oscar.
La Academia oficializó el nombre en 1939, después de que el apodo comenzó a rondar fuertemente en el ambiente. En el entretiempo, Walt Disney lo llamó así cuando recibió una de sus estatuillas el año 1932.
El trofeo de un poco más de 34 centímetros y cuatro kilos, fue creado en 1928 por Cedric Gibbons, director artístico de Metro Goldwyn Meyer. Sin embargo, el artista George Stanley fue quien la esculpió.
Aunque mantiene la misma forma de antaño, el caballero ha sufrido más de alguna modificación. En un comienzo estaba fabricado de bronce macizo bañado en oro, pero se refinó gracias a una mezcla que le daba un acabado pulido. Sin embargo, la Segunda Guerra Mundial no pasó en vano para el caballero armado, como un afectado más, se fabricó entre 1942 y 1944 en yeso.
Cada año se confeccionan entre 50 y 60 estatuillas. En esta versión, el galardón que las celebridades levantarán sobre sus cabezas, está siendo forjado en poderosos calderos en una fábrica en Chicago.
Haciendo honores a su afamada trayectoria y valor, su elaboración es un trabajo que demora de seis a ocho semanas y pasa por un proceso de varios pasos. Fueron encerrados en una caja fuerte mientras se enfriaban y secaban. Los detalles finales tomaron 40 horas en estar listos.
Además, la estatuilla fue pulida y sumergida en cubos de cobre fundido, níquel, plata y oro de 24 quilates, para luego ser laqueada hasta lograr el brillo necesario. El paso final fue agregarle su número de serie y la estampa de derechos de autor de la Academia.