Lenin no lo quería

Llegó la revolución y, a partir de ese momento, Stalin buscó con sus fuerzas de "acero" avanzar en la senda hacia el Kremlin. Desde las columnas de "Pravda", llamó a la insurrección contra el "imperialismo".

Fue el enlace entre Lenin y el Comité Central del PC para así cumplir la primera de sus ambiciones: ingresar al Gobierno Provisional de la República. Hacia fines de 1917 entró de lleno en la lucha bolchevique y se caracterizó por los excesos de fanatismo que incluso preocuparon a los propios insurrectos.

Un dato clave es aquél en que Stalin, pasando por sobre los propósitos de Lenin y de Lev Davidovich Bronstein (Trotski), habría dado la orden directa para el asesinato del Zar Nicolás II y de toda la familia imperial. Así las cosas, fueron obvios los desencuentros con Lenin.

Se sabía que el padre de la Revolución sentía poco afecto por Stalin, a quien consideraba un militante con peligrosos desequilibrios y obsesiones manipuladoras hacia los órganos del partido en sus planes de alzarse con el poder. Hacia 1922, Vissarionovic seguía su arrollador avance al ser nominado secretario general del XI Congreso realizado en Moscú.

En los meses que precedieron a su muerte, Lenin veía con preocupación que no pudieran concretarse los objetivos de la Revolución. Trotski aparecía como su sucesor natural, pero la muerte de Lenin (21 de enero de 1924 ) precipitó las cosas por lo que aquel anhelo no pudo cumplirse.

Desde su exilio en México, Davidovich escribiría: "En su testamento, Lenin sostenía que el camarada Stalin ha reunido un poder enorme en sus manos... Es un hombre demasiado áspero, y este defecto es inadmisible en el cargo de secretario general. Por eso propongo que los camaradas encuentren la manera de separar a Stalin de ese puesto y de nombrar en su lugar a una persona más paciente, más leal y menos caprichosa...".

Se ha sostenido que el inescrupuloso georgiano, al conocer anticipadamente dicho testamento, le habría suministrado veneno a Lenin. Trotski sería asesinado en la capital azteca. En 1923 Stalin ya había llegado al gobierno como miembro de un triunvirato bolchevique integrado, además, por Zinoviev y Kamenev. Ambos serían ejecutados por "conspiradores fascistas". Así, José se quedó con el poder.