SANTIAGO.- El triunfo que Inglaterra consiguió frente a Suecia por el paso a las semifinales del Mundial tuvo a un héroe desconocido para muchos, un joven de sólo 22 años, un mediocampista que asombra por su agilidad y claridad para jugar, una de las "joyas" de la Premier League y que lidera el recambio del fútbol británico: Dele Alli.
Bamidele Jermaine Alli -su verdadero nombre- convirtió el 2-0 sobre los escandinavos con un cabezazo certero, el "gol de la tranquilidad", cuando el compromiso atravesaba su momento más tenso y mientras Suecia buscaba con ferocidad el empate que forzara el alargue.
Aquella conquista fue una especie de consagración para esta promesa del balompié mundial, en un deporte que más que método de entretención y forma de ganarse la vida,
resultó ser una verdadera "salvación del mal camino" al que se dirigía, según él mismo ha reconocido en reiteradas ocasiones. Y es que, durante toda su infancia, Alli lo pasó muy, muy mal.
Todo comenzó cuando recién tenía una semana de vida. A sólo días de haber nacido, su padre, Kehinde, lo abandonó y lo dejó sólo junto a su madre, Denise. El pequeño estuvo durante años preguntándose el por qué de la decisión de su progenitor, hasta que finalmente lo volvió a ver, cuando ya tenía ocho. ¿El propósito del padre? Llevarse a Dele a Nigeria, de donde era originario.
Alli arribó al país africano como millonario y a un ambiente impensado para él: era el príncipe de la tribu Yoruba, la más grande de Nigeria y que equivale al 30% de la población total de dicha nación. Pero no podía acostumbrarse. Sus recuerdos jugando fútbol en los suburbios londinenses seguían vivos en su mente. Hasta que, tras otro abandono de su padre, tuvo que retornar a Inglaterra.
No obstante, al volver, la vida de Dele no sería la misma. Su madre tenía ya otros tres hijos, todos de padres distintos, y se encontraba hundida en el alcoholismo y la violencia. En ese ambiente se tuvo que criar este "crack".
"Tuvo una infancia dura. Los años de formación lo transformaron en un chico que siempre jugó sin miedo", señaló hace un tiempo Mike Dove, uno de los entrenadores que descubrió al mediocampista.
Tan dura fue la infancia de Alli, que estuvo cerca de desviar el camino, dejarse llevar por las malas influencias y caer en el vicio.
Las drogas y las armas estaban a la vuelta de la esquina, tal cual él mismo ha recordado.
Pero un rayo de luz apareció al final del túnel para rescatarlo. Alan y Sally Hickford, los padres de su mejor amigo, Harry, decidieron adoptarlo cuando tenía 13 años para sacarle de aquel ambiente y enfocarlo de lleno en su principal pasión, el fútbol.
Así, comenzó una carrera meteórica en la que, en sólo seis años, ya se ha ganado un espacio entre los mejores del orbe. Alli debutó en el Milton Keynes Dons Football, de la tercera división inglesa, cuando tenía sólo 15 años. A esa altura ya deslumbraba con su habilidad y en la primera temporada llevó a su equipo al ascenso.
Resultó ser tan vertiginoso su crecimiento, que en la temporada 2015-2016 fue fichado por el Tottenham, donde se convirtió en una pieza clave del sorprendente y exitoso equipo que actualmente dirige Mauricio Pochettino. Ya lleva 46 goles y 41 asistencias en los 146 partidos disputados, y su valor actual estimado asciende a los 171 millones de euros. Increíble.
"Tengo mucha suerte de haber conocido personas que me ayudaron en los momentos más difíciles y que me apoyaron para convertirme en lo que soy ahora", manifestó hace unos meses Dele. "Fue mi salvación del mal camino al que me dirigía", añadió. ¿Su antigua familia? Alli prefirió cortar contacto. No es para menos...