SANTIAGO.- Como un duro golpe a las expectativas y a la ilusión de los hinchas, Universidad de Chile fracasó en su primer desafío del año y quedó eliminada de inmediato de la Copa Libertadores 2019.
El empate 0-0 frente a Melgar en el estadio Nacional terminó por sepultar las esperanzas estudiantiles, en un compromiso que dejó una serie de hechos que no fueron vistos antes, durante y después del pitazo final.
Tome nota a lo que no se vio de la eliminación azul...
Apuro y colapso en las entradas
Ya que el encuentro fue programado en un horario poco amigable para quienes trabajan (18:15), en la antesala del choque se produjo un verdadero desorden tanto en los estacionamientos como en las entradas al estadio Nacional.
Varios hinchas terminaron sus quehaceres y tuvieron que ir corriendo al reducto ñuñoíno, lo que generó grandes atochamientos en las inmediaciones del estadio y obligó al ingreso lento de los fanáticos a las gradas.
De todas formas, nada impidió que los seguidores azules cumplieran las expectativas y llenaran el Nacional con 40 mil almas.
Inconvenientes para la señora del capitán
También en la previa del duelo, quien sufrió algunos inconvenientes para ingresar fue Steffi Scholtbach, la pareja del capitán y portero azul, Johnny Herrera, ya que tuvo problemas para acreditar su identidad en uno de los controles de seguridad.
La mujer, quien estaba acompañada de su pequeño hijo Bruno, fue retenida por algunos segundos en el ingreso a las tribunas, hasta que un grupo de hinchas la reconoció y presionó a los encargados para que se le permitiera entrar. Los guardias finalmente accedieron.
Respetuoso minuto de silencio
Un hecho que marcó el partido poco antes de que se realizara el pitazo inicial fue el respetuoso minuto de silencio que se llevó a cabo en memoria de los 10 juveniles del Flamengo que fallecieron la semana pasada tras el incendio que afectó una de las dependencias del club.
Los casi 40 mil hinchas que estaban en el estadio Nacional honraron con mucha prudencia el homenaje -incluso la gran mayoría se puso de pie-, recordando a las jóvenes promesas del elenco brasileño que perdieron la vida en la tragedia.
Sólo un puñado de seguidores azules aprovechó la instancia para gritar insultos y amenazar a la barra de Melgar, aunque su escasa cantidad no opacó la buena acogida que en general tuvo el público con el homenaje.
Pelea con palos y cinturones
Pocos minutos llevaba el lance entre la U y Melgar y se generó un gran caos en la parte norponiente del coloso de Ñuñoa: seguidores laicos atacaron violentamente a la barra de Melgar, en parte gracias a la escasa seguridad que había en esa zona.
Volaron piedras, palos y diversos objetos contundentes de un lado a otro, mientras que los seguidores peruanos debieron defenderse con lo que tenían a mano, incluyendo botellas y hasta cinturones.
El incidente duró al menos siete minutos, hasta que irrumpió Fuerzas Especiales para defender a los hinchas incaicos e intentar capturar a los agresores, aunque el saldo terminó sin ningún detenido. De ahí en más, no se produjeron nuevos enfrentamientos.
Gesto de Torres enojó a Beausejour
Jean Beausejour y Gabriel Torres ya habían tenido algunos roces por falta de entendimiento a la hora de salir jugando, sin embargo, el cruce que protagonizaron a la media hora de partido sacó chispas en la banda izquierda. ¿La razón? El gesto que tuvo el panameño con un rival.
El ex Huachipato ayudó a Alexis Arias a levantarse tras haberlo lanzado fuera del terreno de juego, pero el peruano se aprovechó, lo tomó del brazo y le impidió volver rápidamente a la cancha. En la misma jugada Melgar casi anotó. Por lo mismo Beausejour, encaró en duros términos a Torres, acusándolo de ingenuo.
Espinoza inexpugnable
Pese a la gran tensión que se vivió ayer miércoles en el Nacional, Gonzalo Espinoza se mantuvo inexpugnable durante todo el partido en las tribunas. Incluso cuando la U estaba cayendo al precipicio.
El volante -que se encuentra al margen por lesión- vio completamente concentrado el desempeño de sus compañeros en el campo y no se inmutó ni cuando los azules se aproximaban al arco rival ni cuando todo parecía que terminaría en desastre. Su rostro se mantuvo inmóvil prácticamente los 90 minutos.
Confusión y locura en las gradas
El pitazo final del lance ante Melgar decretó el adiós inmediato de los estudiantiles de la Copa y el silencio absoluto se apoderó del estadio. Sin embargo, esa calma poco duraría.
Segundos después se generó una batahola en el sector preferencial del reducto y la confusión fue total, con agentes de seguridad corriendo entre el público y con decenas de hinchas acercándose a la zona para presenciar el incidente.
Entre los gritos e insultos lograron escabullirse algunos directivos de la U, quienes habían sido encarados por un grupo de seguidores, que estallaron tras el fracaso en el torneo. La intervención de los guardias evitó que el hecho escalara.
"Funeral" en Ñuñoa
Considerando lo "accesible" que fue vista la llave en un principio y a las altas esperanzas que había en la parcialidad universitaria, el golpe de quedar eliminados ante Melgar remeció con más fuerza aún a los fanáticos.
Tanto así, que una vez terminado el encuentro se vivió un verdadero funeral en el estadio, donde existía mucha frustración y tristeza. Fueron pocos los hinchas que levantaron cabeza para animar a los demás. Había pasado muy poco tiempo para digerir el trago amargo...