SANTIAGO.- Quizás Sergio Ramos pensó que ser sincero sería la mejor alternativa y, por ello, confesó sin problemas lo que había hecho en el triunfo del Real Madrid sobre el Ajax por la Champions.
Consumada la victoria, el
capitán del equipo español reveló a la prensa que había forzado la tarjeta amarilla (puesta a los 88’) para no tener inconvenientes de cara a la -posible- clasificación a cuartos de final.
"Viendo el resultado, mentiría si dijera que no la he forzado. No es por subestimar al rival ni pensar que la eliminatoria se ha pasado, pero en el fútbol te toca tomar decisiones complicadas", contó en zona mixta.
La confesión del defensa merengue desató toda una polémica, pues lo apuntan de menospreciar al Ajax al dar por hecho el paso del Real Madrid a la siguiente ronda, aunque todavía falta la revancha en el Bernabéu. Y no sólo eso.
Además,
si sus dichos son tomados en cuenta por el árbitro en el informe final, el zaguero arriesga dos partidos de suspensión y no únicamente uno como de seguro estaba estipulado en su "planificación".
Todo esto llevó a que apenas un tiempo después de sus declaraciones, Ramos saliera a cambiar su discurso inicial. Y lo hizo con unos mensajes en su cuenta de Tiwtter.
"En un partido son muchas tensiones, muchas sensaciones y muchas pulsaciones. Hay que tomar decisiones en segundos. Lo mejor de hoy es el resultado. Lo peor, no poder estar en la vuelta junto a mis compañeros por un lance del juego", fue el primer escrito.
Y luego vino un segundo texto: "Quiero dejar claro que me duele más que a nadie, que no he forzado la tarjeta, como tampoco lo hice contra la Roma en mi anterior partido de Champions, y que apoyaré desde la grada como un hincha más con la ilusión de poder estar en cuartos".