Los trasandinos ganan 97-87. "Facu", como le llaman, termina con un doble-doble (18 puntos, 12 asistencias) y una de las mejores actuaciones del último tiempo en una cita mundialista. Él es quien alimenta la ilusión de la "celeste y blanca", que este viernes choca con Francia en semis.
A Campazzo le cambió la vida el 20 de octubre de 2006. La Sub 19 del poderoso Peñarol de Mar del Plata recibía al club Unión Eléctrica. La visita en el tercer cuarto quedó abajo por 20 puntos e hizo ingresar al más chico del plantel, un muchacho de quince años que habían llevado como refuerzo y que usaba una camiseta varias tallas más grandes que la que le correspondía.
"Lo que me sorprendió no fue lo que hizo con la pelota, sino cómo se paraba, movía y la pedía cuando no la tenía. Un pibe entre tantos grandes se esconde, éste era un atrevido", le contó su descubridor, Osvaldo Echeverría, a La Nación.
El "milrayitas" vio mucho futuro en el base y lo fichó. Le advirtieron que por su estatura la tendría difícil para llegar a la Liga Nacional, así que se despertaba todos los días de madrugada para pulir la técnica y hacer trabajo de piernas.Lo que no iba a ganar por arriba, lo tenía que ganar por abajo.
Rápidamente fue quemando etapas. El gimnasio se llenaba para verlo cuando era juvenil y luego se atiborró de títulos a nivel profesional. Una anécdota refleja su carácter. Andrés "Chapu" Nocioni, ex NBA y emblema del basquet argentino, había llegado al equipo marplatense. En la primera práctica, le gritó a "Facu": "Dámela, pibe". Él hizo el amago de pase, lanzó y la embocó. En la jugada siguiente, repitió la secuencia.
"Por qué se la iba a dar, si yo tenía mejor tiro; me la jugué", le comentó a su descubridor.
No demoró en llegar a la selección y desde sus primeros partidos tuvo que lidiar con la presión de ser el relevo de la generación dorada. Sin embargo, parecía no afectarle. Mostraba el mismo desparpajo que en esa prueba ante Peñarol. Juega como vive. Es pasional, genuino, ocurrente.
En 2014, se fue al Real Madrid. Sin espacio en uno de los mejores equipos de Europa, la dirigencia lo mandó a préstamo al UCAM Murcia para que se fogueara. Llegó con ganas de reivindicarse y en dos temporadas se convirtió en uno de los mejores bases de España.
Volvió a lo grande a Madrid. Pasó de desterrado a pieza clave. Fue escogido como el jugador más valioso de la última final de la ACB y un años antes, en 2018, conformó una dupla letal junto a Luka Doncic para ganar la Euroliga.
Cansado de que le dijeran "gordito bajito"
En la previa de los Olímpicos de Londres, el legendario "Manu" Ginóbili, medio en broma y medio en serio, le dijo a Campazzo que nunca había visto a "un jugador de 20 años con un poco de panza".
Las palabras del ídolo retumbaron con fuerza en su cabeza, pero recién pasó a la acción cuando llegó al UCAM Murcia. Llamó a Pablo Maccari, actual kinesiólogo de la selección argentina y primer hermano de Ginóbili, para pedirle ayuda.
"Estoy cansado de que me traten de gordito bajito", le comentó.
El especialista le botó todo lo que tenía en el refrigerador. Ahora el jugador trata de comer solo dos veces al días. No consume lácteos, cereales, azúcares, harinas, pastas y casi nada de carnes rojas.
Ha sido un sacrificio para llegar a la élite mundial. Equipos NBA, que hace un tiempo lo desechaban por su estatura, lo tienen en su radar. No sabe si irá, pero ya ha demostrado que puede asumir roles protagónicos frente a los rivales más duros.