En Cobreloa no querían jugar el partido ante Magallanes. Lo habían dicho en todos los tonos, pero igualmente viajaron desde Calama para enfrentar al "Carabelero" en el duelo que iba a marcar el supuesto retorno del fútbol profesional en medio de la crisis social que afecta al país.
Por eso, una vez que se oficializó la suspensión del compromiso a solo una hora de su inicio, por decisión de la Municipalidad de La Pintana, el plantel de Cobreloa no se guardó nada.
"Es un circo, un papelón. Ya nos avisaron que no se juega. Ahora no sabemos cuándo volvemos a Calama", señaló escuetamente Rafael Viotti, uno de los primeros jugadores en subirse al mismo bus del que se había bajado para jugar el pleito.
La molestia era general en el camarín loíno. Ya estaban vestidos de corto y escuchaban rumores de que unas turbas se aproximaban al estadio, lo que les hizo perder el foco.
"Fue un momento muy enredado. Nuestras familias estaban asustadas una vez que se comunicó la suspensión. Nosotros lo dijimos a lo largo de toda la semana: No queríamos jugar porque con todo lo que pasa en el país. Se veía venir, es un papelón", sentenció Juan Pablo Abarzúa.
Por su parte, el entrenador Víctor Rivero prefirió la resignación antes de lanzarse.
"Por más que demos una idea no se nos va a tomar en cuenta. Es una chacota, hemos venido dos veces a jugar, los muchachos estaban vestidos. Con la cabeza en otra parte. Nos hacen vestirnos, desvestirnos, que se suspende, que se juega", explicó con claros signos de enojo el estratega.
En cerca de 20 minutos se retiró el bus de la delegación calameña en dirección al hotel de concentración ubicado en Pudahuel.
Ahora falta dilucidar hasta cuándo se quedan en la capital, ya que la dirigencia naranja optó por no tomar el vuelo al norte que tenían programado para hoy en la tarde. Lo cierto es que Cobreloa terminó no jugando el partido que nunca quisieron disputar...
