Siempre acompañado de la épica en la Liga de Campeones, el Real Madrid ganó (2-3) en la casa de Maradona al Nápoles, su rival más difícil del grupo, para colocarse líder en solitario del C con dos victorias.
Los primeros compases del duelo en la ciudad del Vesubio se desarrollaron con una calma tensa, una especie de preludio en el que ambos combinados se midieron hasta que entraron en calor, hasta que decidieron subir una marcha y empezar a carburar. Con Toni Kroos y Tchouameni, el Real Madrid se impuso con posesión y tuvo la gran primera ocasión del partido en los pies de Rodrygo, que tras recibir un preciso pase de Bellingham definió contra el pecho de Alex Meret. Luego Bellingham sacó un disparo que acabó en tiro de esquina.
Pero tras los tres buenos acercamientos del Real Madrid llegó el jarro de agua fría para los merengues, un gol servido en bandeja de plata por la mala salida del arquero Kepa en un saque de esquina. Dejó el balón manso en la cabeza de un Natan que remató al travesaño, pero Leo Ostigard convirtió en el rebote. Explotó el estadio a los 19'.
En ese momento el Nápoles se creció, se sintió un igual ante el conjunto más laureado de la competición y creyó en lo que hubiera sido una victoria histórica. Pero el problema es que este Real Madrid tiene a dos estrellas que, una vez más, no fallaron.
Tardaron ocho minutos en encontrarse tras el gol. Una acción que finalizó Vinicius pero que nació de la inteligencia de Jude Bellingham. El inglés robó el balón y sirvió a "Vini" para que definiera como mejor sabe hacer, con el interior al segundo palo a los 27' en el que fue su primer partido de 'Champions' de la temporada. Un estreno a la altura.
Pese al gol de Vini, fue Bellingham el que puso la magia. Siete minutos después del empate, arrancó desde el centro del campo, comenzó una carrera que acabó con un fino amague dentro del área ante Ostigard y un disparo limpio que remontó el partido.
En 15 minutos, el Real Madrid enmendó el error de su guardameta que, eso sí, voló en los compases finales del primer tiempo para sacar una mano espectacular en un remate de cabeza de un Victor Osimhen que no protagonizó más ocasiones, minimizado perfectamente por Nacho y Antonio Rüdiger.
Tras el descanso, el VAR advirtió al colegiado de una posible mano en un lance entre Nacho y Osimhen dentro del área. El árbitro, tras una larga espera, señaló un penal muy protestado por los jugadores del Real Madrid al llegar de un rebote.
Piotr Zielinski no falló desde los once metros y empató el choque con un disparo ajustado que dio en un palo antes de subir al marcador.
El Nápoles creció de la mano de su afición. Desató un torbellino de ocasiones que puso contra las cuerdas al Real Madrid, ese equipo al que nunca se puede dar por muerto y contra el que no se puede dar por hecho nada en ningún momento.
Recuperó la posesión el combinado de Carlo Ancelotti con la entrada de Luka Modric. Bellingham tuvo una ocasión de cabeza muy clara, ya con Meret vencido, pero remató desviado. La sensación era que el Nápoles estaba cómodo, bien colocado y esperando su oportunidad a la contra. Pero el Real Madrid tiene muchos recursos y siempre está acompañado de la épica en esta competición.
Y en esas, entre posesiones infructíferas frenadas por el muro 'azzurro', llegó el zapatazo infernal de Federico Valverde a los 78' que volvió a enmudecer a toda la ciudad sureña. Un misil que golpeó en el larguero y que acabó entrando después de rebotar en Meret.
Un nuevo rescate del Real Madrid en los últimos compases para lograr la victoria en esa competición que siente propia.
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(Crédito: ESPN)