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Fuente Alemana y otros reconocidos locales: Los duros testimonios de empleadores que optarán por la nueva ley de protección laboral

Los dueños de los establecimientos cuentan cómo el coronavirus les dio el golpe de gracia, tras la difícil situación que arrastraban desde el 18-O.

16 de Abril de 2020 | 08:01 | Por Patricia Marchetti Michels, Emol
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Paseo ubicado a un costado de Plaza de Armas con todos sus locales de comida cerrados.

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SANTIAGO.- Si los últimos seis meses pudieran resumirse en tres capítulos, los dueños de muchos de los restaurantes chilenos los titularían así: "El golpe del estallido"; "el knock out del coronavirus"; "la incertidumbre". Es que si las ventas ya habían caído tras el 18 de octubre, la llegada de la pandemia, para ellos, fue un remate: desde el 20 de marzo que el Gobierno decretó el cierre indefinido de todos aquellos lugares que congreguen público.

Sin embargo, en medio de la crisis que ha significado la suma de ambos eventos, el Gobierno, con la aprobación del Congreso, entregaron una alternativa para evitar un alza en los despidos de los trabajadores producto de la emergencia: la ley transitoria de Protección del Empleo.


Medida que busca que empresas y empleados puedan suspender temporalmente los contratos, pero que la relación laboral no se pierda. Es decir, que los jefes sigan pagando las cotizaciones, pero que el sueldo se pague -en un porcentaje que irá variando a medida que pasen los meses- con cargo al seguro de cesantía de cada trabajador.

Y fue ayer, 15 de abril, cuando se liberaron -vía internet- los archivos de nóminas para que cada empleador inscriba a sus trabajadores a través de la Sociedad Administradora de Fondos de Cesantía (AFC). De todas formas, muchos iniciaron el trámite antes y la misma ministra del Trabajo, María José Zaldívar, informó el martes que 23 mil empleadores ya estaban en el proceso, dando cobertura a unos 350 mil trabajadores.

Ante el escenario, Emol conversó con cuatro dueños de reconocidos restaurantes y el de un hostal. Todos, afirmaron, se acogerán a la nueva ley para evitar despedir a parte de su equipo. Si bien ofrecen platos, productos y servicios diferentes, todos dijeron estar viviendo bajo la sombra de no saber qué va a pasar ni tampoco poder vislumbrar cuánto más aguantarán en sus actuales condiciones.

"La situación es muy complicada"

"En los dos locales que tenemos, tanto en el de Plaza Italia como el de Pedro de Valdivia, hemos visto que desde octubre las cosas se han puesto muy difíciles. Para qué hablar de Plaza Italia, ahí desde octubre prácticamente no se puede abrir. Si es que lo hacemos, un par de horas al día es mucho y esa era la realidad antes del coronavirus", cuenta a Emol el socio administrador de la reconocida Fuente Alemana, Claudio Siri.

Así, mientras las cocinas de los dos locales se mantienen apagadas, la reconocida cadena llegó a un acuerdo con los 70 trabajadores que tiene y comenzó el papeleo para acogerse a la nueva ley. "Por ahora la decisión es mantener todo abril cerrado, es un riesgo altísimo para todos abrir, entonces la idea es volver a operar en mayo, pero eso es algo que aún tiene que verse dependiendo de cómo evolucione todo", dice.

"La pandemia la vivimos todos y es real, es mundial, pero nosotros arrastramos una situación de cero caja, cero trabajo, cero venta, problemas en la propiedad, robo, vandalismo desde octubre. Entonces cuando no tienes recursos hace seis meses porque además tu local está en la zona más perjudicada por el estallido social, entonces todo es mucho más complicado"

Gustavo Yaquinto, dueño de Quinto Cheers

Vincenzo Rulli, gerente de la icónica cadena de pescados y mariscos Ocean Pacific's, comenta que en su caso el covid-19 es una especie de tercer golpe, dado que en mayo del año pasado su principal restaurante se incendió y fue pérdida total. "Nuestra prioridad, así como lo ha sido en todo lo que nos ha pasado, es nuestro equipo, mantener a las personas con sus trabajos", asegura.

Y si bien sus locales están alejados de la llamada "zona cero", Rulli sostiene que "el impacto del estallido fue muy fuerte, sobre todo por el tema del toque de queda entre octubre y noviembre". Aunque ahora es peor: "Hoy el perjuicio es total, no podemos trabajar, no podemos abrir, no podemos producir".

"Muchos restaurantes están tratando de afirmarse con el tema del delivery, pero nosotros no estamos trabajando con despachos por dos temas: primero, no queremos exponer a nuestros trabajadores, entonces preferimos aguantar y soportar estos meses; segundo, el delivery te puede apoyar para mantener a un par de gente, pero solución no es para un restaurante como nosotros, donde es difícil entregar la experiencia que ofrecemos en el local a la casa".


Por su parte, el dueño del icónico restaurante Quinto Cheers ubicado en pleno Parque Bustamante, Gustavo Yaquinto, dice que para ellos "esta pandemia lo que viene a hacer es a colocar la tierra que faltaba para terminar de solidificar un drama que ya veníamos arrastrando desde octubre". Es que su local de cuatro pisos y con capacidad para 450 no abre las puertas desde el 18 de octubre y, desde ese día a la fecha, sólo le quedan 7 de sus 30 trabajadores.

"Tuvimos que optar por proteger a los que tienen familia y que sabemos que el sustento de sus casas depende de ellos. Lamentablemente tuvimos que elegir, esto es como lo mismo del coronavirus, tuvimos que ver a quién le poníamos el respirador. Entonces elegimos ponérselo a los que tienen la obligación de poner el pan y la leche", lamenta.

Hoy, para poder seguir pagándole el sueldo -próximamente sólo las cotizaciones- a los 7 trabajadores que le quedan, Yaquinto y su familia hacen pan amasado todas las mañanas para venderlo en su condominio ubicado en La Reina. De esas ganancias también tiene que sacar para pagar los servicios del restaurante, que si bien es de él, aún no termina de pagar el crédito hipotecario con el que lo compró, por lo que "desde octubre el banco no para de llamar, me bombardea para preguntar cuándo pago y no es que yo no quiera, simplemente no tengo, no puedo".

"Yo soy súper pesimista, porque este es uno de los rubros que debería retomar su ritmo normal al final. O sea, mucho antes la gente estará haciendo deporte y yendo a comer a un restaurante, pero para llegar a viajar a otro país falta mucho. O sea puede que Chile se reactive, pero si en el mundo sigue la emergencia, quizás siguen las restricciones de vuelos y no tendríamos clientes"

Ari Furman, dueño de Santiago Packpackers

Desde la vereda del turismo, Ari Furman, dueño del conocido hostal Santiago Backpackers ubicado a pasos del Museo de Bellas Artes, se declara "un pesimista". "Hace ya un par de años la situación venía mala porque existe una gran cantidad de alojamientos informales, sin permisos, sin ningún tipo de patentes, lo que generó una sobre oferta en Santiago y provocó una baja de tarifas de 30% en los últimos dos años. Veníamos con muy pocas utilidades y cuando llegó el estallido social, terminamos de caernos definitivamente".

Así, si enero y marzo son los meses donde normalmente uno hace fondos para los meses más malos, este año enero estuvo muy golpeado por la crisis y "marzo no existió por el coronavirus". "A duras penas terminamos el mes y me comprometí con mis trabajadores de pagarles, pero ya en abril esto es insostenible, sobre todo porque uno sabe que esto no es de un par de semanas, sino que sabemos que el turismo es la industria que se va a levantar al final de todos los rubros".

La decisión de acogerse a la nueva ley

Furman tuvo que tomar la decisión de no renovar el contrato de ninguna de las cinco personas que trabajaban en el hostal que tiene en Coyhaique, mientras que en el caso del local de Santiago -que tiene capacidad para 70 huéspedes y actualmente hay tres- "los contratos que teníamos con vencimiento (5) no los renovamos y los indefinidos se tomaron vacaciones hasta que salió esta ley y de mutuo acuerdo tomamos esta alternativa".

En el caso del reconocido restaurante Baco ubicado en Providencia, su dueño Frédéric Le Baux, cuenta a Emol que "cuando partió el tema del coronavirus tomamos la decisión de no despedir a nadie y entre todos hicimos un pacto de todos para uno y uno para todos". Para eso, de los 160 trabajadores que tiene, su intención es que el 90% se acoja a la nueva ley. El resto, según cuenta, trabajará para el servicio de delivery que están desarrollando.

El primer plazo de inscripción para acogerse a la nueva ley se extiende desde el 15 de abril hasta el 23 de abril, de manera que si las solicitudes cumplen con los requisitos y son aprobadas, los trabajadores recibirán el pago del beneficio el día 30 de abril


Rulli, de Ocean Pacific's, tiene 140 empleados y sostiene que la nueva ley "nos ayuda bastante y nos da la tranquilidad de que se nos va a poder colaborar con los sueldos de la gente. En un restaurante, tu mayor costo es el recurso humano, entonces vamos a acogernos a esta ley para todos los trabajadores". Respecto al pago de las cotizaciones que le corresponderá hacer, dice que "vamos a hacerlo, las podemos aguantar un par de meses".

Para Yaquinto, de Quinto Cheers, la decisión de optar a la ley transitoria es la única forma de poder mantener a sus 7 trabajadores: "Nosotros no aguantamos un mes más. Si esto sigue así como está un mes más, nosotros cerramos, definitivamente. Y no aguantamos porque yo estoy haciendo pan para sobrevivir y mantener a mis empleados. Me duele, me duele porque este restaurante es mi sueño de toda la vida, tiene 20 años y hay muchísimo esfuerzo detrás, muchas ilusiones".

El temor latente del "estallido 2.0"

El dueño de Quinto Cheers se declara preocupado, porque aunque logra ver un futuro sin coronavirus y con las restricciones de operación ya levantadas, afirma que, en ese momento, "el estallido va a volver". "Es natural, yo lo entiendo, pero las protestas había que hacerlas en el Congreso y en La Moneda, no donde se están haciendo, porque afectan a personas que trabajan como todo el mundo".

"Todos tenemos las mismas protestas, el problema es que si hacemos daño al trabajo de la gente de esfuerzo y a la propiedad de lugares que dan trabajo, entonces esto se funde aún más", dice y agrega: "Yo sé que esto es un problema social de todos, de muchos años, y estoy de acuerdo con las marchas, pero esto no es culpa de mi negocio ni de mis empleados".


Furman de Santiago Backpackers dice que más allá de una eventual reactivación del turismo ante una solución de la crisis sanitaria, "el estallido 2.0 va a llegar y ese estallido viene con violencia, lo que sería un retraso mayor todavía en la normalización del turismo".

"Por todo esto, tengo el 2020 descartado, o sea la meta de este año es sobrevivir, eso significa que no me pidan el local, que no quiebre la caja y las leyes de préstamo deberían ayudar a eso, pero la meta es llegar a enero del 2021 con algo de caja y con energía todavía para volver a recibir huéspedes", declara.

Desde la Fuente Alemana, Siri también anticipa un rebrote de la violencia una vez superada la emergencia, entonces "vemos un poco preocupante ese escenario producto del desgaste que esto genera en nuestro personal y también en nosotros como socios que operamos estos locales. Honestamente no te sabría decir cómo veo el futuro, pero viendo cómo venía la cosa hasta ahora, no se ve nada de bien".

"La verdad es que la parte complicada de todo esto, sin ser catastrofista, es que por mucho que esta ley nos ayuda y ayuda a nuestros trabajadores a mantener sus ingresos durante el periodo que estemos cerrados, más preocupante es bajo qué condiciones vamos a poder abrir cuando realmente podamos hacerlo"

Claudio Siri, socio administrador de la Fuente Alemana
Consultado por cuánto más resisten sus locales sin funcionar, el socio administrador de la cadena dice que "esa es una decisión que no hemos llegado todavía a decidir como socios de la empresa. Nosotros sentimos que tenemos una responsabilidad muy grande con nuestro equipo y el problema no es realmente estar cerrados, es qué pasa cuando abramos. Si no están las condiciones de seguridad, de mercado, comerciales, si no tenemos toda la red de apoyo que se requiere para operar un restaurante, es poco lo que se saca volviendo a abrir".

Por su parte, el gerente de Ocean Pacific's es quizás el más optimista de todos, pero dice que lo es sólo porque "a mí ya me pasó lo peor que le puede pasar a un dueño de restaurante, que se te queme y lo pierdas todo. Entonces, para mí, haber superado eso hace que el coronavirus sea solo aguantar, aguantar y aguantar".
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