SANTIAGO.- Hace 10 años Carlos Ingham fundó Red de Alimentos, una corporación privada sin fines de lucro que se convirtió en el primer banco de alimentos de Chile y que tiene por objetivo recibir productos aptos para el consumo humano e ir en ayuda de otras organizaciones sin fines de lucro que atienden a personas vulnerables en todo el país.
Hoy, en medio de la pandemia del coronavirus, cuenta a Emol que nuevas empresas se han acercado para realizar donaciones y que, de hecho, la cantidad de toneladas que entregan mensualmente a fundaciones se disparó desde abril. Sin ir más lejos, la misma Confederación de la Producción y del Comercio (CPC) se acercó a la entidad para cranear y llevar a cabo, de manera conjunta, la entrega de cajas de alimentos a 125 mil familias.
En dicho contexto, donde la ONG no ha dejado de trabajar ni un solo día, ni siquiera tras el estallido social, el también co-fundador de Linzor Capital Partners dice que "una de las pocas cosas buenas que salen de una pandemia como la que estamos viviendo es que se concientizó al país de que acá hay un problema de hambre que ya existía y que ahora va a ser significativamente peor".
Y si bien valora todo tipo de ayuda, venga de donde venga, sea del tamaño que sea, Ingham revela que uno de sus mayores temores es que una vez superada la emergencia "esto que se está visibilizando, que es el problema del hambre que hay en Chile, se nos olvide".
- La llegada del covid-19 a Chile, ¿afectó el trabajo de Red de Alimentos?
"En condiciones normales pre-covid, nosotros necesitamos tres tipos de donaciones para funcionar, lo que se ha dado los últimos 10 años. Primero, servicios e infraestructura (transporte, agencias de publicidad, abogados, bodegas); segundo, dinero, porque la Red tiene empleados como cualquier otra fundación y edificios que mantener; tercero, los productos que nos donan las empresas, desde pañales hasta comida y artículos de limpieza".
"Hemos visto un incremento muy sustancial en la cantidad de beneficiarios que hay que cubrir, pero también hemos visto mucho interés en apoyar a red de alimentos con la alimentación y los artículos de primera necesidad"
Carlos Ingham
"Ahora con el coronavirus la verdad no nos resultó tan difícil implementar la ayuda porque nosotros durante la crisis social no cerramos nuestras bodegas ni un solo día. Entonces por lo menos desde el punto de vista operativo, la continuidad ha sido total".
- Muchas empresas se han visto perjudicadas en sus ventas dada la contingencia, ¿esto repercutió en las donaciones que reciben?
"No, al contrario, hoy se nos han acercado muchas empresas que quieren participar de la Red de Alimentos y que no lo habían hecho en el pasado, también las empresas que ya participan en la red han buscado la manera de apoyarnos aún más. Se han acercado familias que quieren aportar, alcaldes, también se hizo una alianza estratégica con la CPC donde los estamos ayudando a definir el contenido de las cajas y en varios aspectos del plan de entrega. Por lo tanto, han surgido muchísimas alianzas nuevas y hay que destacar que acá no hay solo empresas de alimentos, sino que también empresas de obras públicas, de retail, lo que se te ocurra, en el fondo muchísima gente buscando formas de ayudar".
- En cifras, ¿cuánto sería esa mayor ayuda que ha llegado?
"Durante 10 años nosotros jamás habíamos comprado productos, entregábamos sólo lo que nos llegaba de las empresas. Además, en todo este tiempo nunca habíamos tenido recursos, pero ahora han llegado recursos de empresas, de familias, de organizaciones. Compramos porque cuando ves el mix de productos que recibimos habitualmente ahí no hay arroz, harina, pastas, proteínas de origen animal, y esto se trata de armar algo que sea lo más nutricionalmente beneficioso a la mayor cantidad de personas vulnerables posible"
Carlos Ingham
"En los últimos 12 meses, antes del coronavirus, nosotros entregábamos alrededor de 550 mil kilos de comida por mes. Ahora ese número en abril ya estaba cercano a los 650 mil kilos, es un aumento de más del 15%. Pero adicionalmente vamos a entregar mucho más, porque hemos estado comprando alimentos básicos de más larga vida que no tenemos, como arroz, pasta, legumbres, conservas de jurel, de verduras de fruta".
"Entonces, sumando, de las 550 toneladas pre covid subimos a 650 toneladas al mes, pero dada la pandemia estamos adquiriendo alimenentación en otras categorías y, además de las 650, vamos a entregar 1.370.000 kilos más. O sea, entre mayo y junio vamos a tener repartidos casi 2,5 millones de kilos de alimentos: para darte una idea, en todo 2019 entregamos casi 7 millones de kilos".
"El hambre en Chile"
- ¿Cómo ve que esta crisis, que se suma a la desatada en octubre, va a afectar al país?
"A ver, nosotros, independiente de lo que pase, vamos a seguir cubriendo necesidades de decenas de miles de familias que ayudamos, pero al final lo que pasa es que a veces nos olvidamos que la mitad de Chile, según la última Casen, vive con alrededor de $3.300 al día y sin subsidios. Eso no es por el covid-19, eso no es por los disturbios del año pasado, eso es lo que tenemos".
Red de Alimentos atiende actualmente a 300 fundaciones, que a su vez tienen 908 centros de atención entre Tarapacá y Magallanes. En total, la organización abarca alrededor de 230 mil personas
"Entonces, el problema que surge con la pandemia lo que hace es exacerbar la situación en la que estamos, pero no es que todo esto sea una novedad, llevamos muchísimos años hablando del tema del hambre en Chile. En general a nosotros nos dicen 'pero de qué me estás hablando si en Chile no hay hambre, hay obesidad', y ha costado mucho traspasar el concepto de que la obesidad se da fundamentalmente por comer mal, no por comer mucho".
"Chile es el tercer consumidor de pan del mundo y mucha gente tiene una dieta de básicamente té y pan y poco más, entonces el problema de Chile no es el problema de desnutrición, sino que es el problema de mal nutrición e inseguridad alimentaria".
"Ahora, una de las pocas cosas buenas que salen de una pandemia como la que estamos viviendo es que se concientizó el país de que acá hay un problema de hambre que existía y que ahora va a ser significativamente peor por un montón de gente que va a entrar en niveles de vulnerabilidad".
- Entonces, ¿"el hambre" estaba invisibilizado antes de la pandemia?
"Pongámoslo al revés, estaba visibilizado por poca gente. Por supuesto que todos sabemos que hay gente más pobre, más vulnerable, lo que por alguna razón no permea y que recién ahora se está permeando es que si el 20% de Chile vive con $1.500 por día según la última Casen, es absolutamente evidente que eso no es suficiente para vivir".
"Hay información pública hace muchísimo tiempo sobre esto y nosotros no somos los únicos que lo hablamos, basta ver todo lo que dicen todas las fundaciones y organizaciones sociales, que somos los que más cerca estamos de la población vulnerable. Por supuesto, el Estado en sus distintas formas también lo está, pero ahora hay como una concientización de que acá va a faltar comida y sí, ya faltaba antes, ahora va a faltar más".
"El hambre va a aumentar muchísimo, pero esto no es diferente a lo que vengo diciendo desde hace 10 años. Pero creo que el tema del hambre se tomó el protagonismo en este momento".
- ¿Ese es su mayor temor? ¿que aumente?
"Hay cosas que vale la pena decir y no una sola vez, sino que muchas veces. El tema del hambre es un tema serio que ahora se está visibilizando, pero el mayor riesgo es que nos ahora descubramos que hay un problema que se llama hambre y que cuando el covid pase, nos olvidemos que teníamos un problema que se llamaba hambre. Mi temor es que que esto termine siendo algo puntual y no se transforme en algo que tiene que estar dentro de la construcción social de Chile. Allí tiene que estar el abordar temas tan críticos como el hambre".
El debate en torno a las cajas de alimentos
- El Gobierno anunció la entrega de canastas de alimentos a 2,5 millones de familias vulnerables. En torno a la medida se generó el debate de qué era mejor, si dar productos o hacer transferencias directas, ¿usted cómo lo ve?
"Desde el punto de vista logístico es evidente que armar cajas es mucho más complicado que repartir vouchers o gift cards, en eso no hay discusión al respecto. También es cierto que cuando uno entrega gift cards -en otros países hay gobiernos que han emitido como una especie de tarjeta de crédito que solo puede ser utilizada para comprar cierto tipo de alimentos- el gran problema en sistemas que no se tienen controles es que no se sabe qué es lo que está comprando la persona con ese voucher".
"A mí me toca caminar la calle y cuando camino la calle voy a ver a veces fundaciones que albergan colegio y te dicen que tienen como apoyar a profesores, pero no tienen qué darles de comer a los chicos a las 10 de la mañana (...). Puedes ser una empresa con un plan de donaciones en educación, en arte, en cultura, todo eso es muy loable, pero créeme, el chico que en la mañana no comió bien, no está rindiendo en clases"
Carlos Ingham
"Por otro lado, el voucher tiene ventaja de que la persona que vive en algún lugar más alejado de las grandes ciudades, al ir a comprar a un almacén o a la botillería del pueblo también está reactivando la economía local, porque ese almacén que quizás no está vendiendo mucho".
"Entonces hay buenas razones para ir por un camino y buenas razones para ir por otro, no me parece que sea una discusión de blanco y negro. Creo que las dos perfectamente pueden convivir. Sin duda las cajas son mas controlables, porque estás entregando productos definidos, pero la logística de entrega no deja de ser una misión compleja por el armado y distribución de 2,5 millones de cajas (...). Las cajas son un complemento, o sea la caja no resuelve el problema completo".