El 4 de marzo, solo un día después de que se anunciara el primer caso de coronavirus en Chile, Latam informó que en 2019 registró un beneficio neto de US$190,4 millones, lo que suponía un aumento del 4,7% con respecto a los 182 millones de 2018.
La compañía celebraba entonces un margen operativo del 7,1% y el haber transportado en 2019 a 74 millones de pasajeros, la cifra más alta desde que se creó Latam. El grupo, que cotiza en la bolsas de Santiago y de Nueva York, empleaba entonces a más 42.000 personas, operaba cerca de 1.400 vuelos diarios a 145 destinos en 26 países y contaba con una flota de 332 aviones.
El 9 de marzo, cuando en América Latina sólo había alrededor de 100 casos de covid-19, Latam ofreció a sus clientes flexibilidad para el cambio de fecha y destino en vuelos internacionales, dadas las limitaciones impuestas por los Gobiernos de todo el mundo para frenar la propagación del coronavirus.
Ante la intensificación de estas restricciones y el avance de la pandemia, el 12 de marzo Latam anunció una reducción de sus vuelos internacionales en un 30%, que cuatro días después aumentó hasta el 70% y que para el 2 de abril ya era del 95%, manteniendo sólo 39 rutas domésticas en Brasil, 13 en Chile y cuatro rutas internacionales, situación que decidió mantener durante mayo.
Cabe destacar que entre los días 13 y 30 de abril, la compañía dio un paso más y dejó de operar todos sus vuelos internacionales.
El 16 de marzo, el mismo día que anunció que reducía sus operaciones un 70 %, las acciones de Latam cayeron un 26,47% en la Bolsa de Santiago, siendo la mayor perjudicaba de un día aciago en el parqué chileno, que vivió su peor jornada en 30 años.
Dos días después, los papeles de la aerolínea se desplomaron aún más, un 44,01%, y este martes cerraron con una baja de 35,5% luego de llegar a caer incluso un 51% durante la jornada.
Además, en este día los American Deposit Receipt (ADRs) de la compañía cayeron 34,88% y los bonos emitidos en dólares de la empresa sufrieron una rebaja en su calificación de riesgo por parte de Fitch (de "B-" a "CC"), Moody's (de "Ba3" a "B1") y S&P (de "CCC+" a "CCC-").
Con sólo un 5% de las operaciones en activo, el 15 de mayo el CEO de Latam, Roberto Alvo, anunció el despido de 1.400 trabajadores pertenecientes a las filiales de Chile, Colombia, Ecuador y Perú como medida "inevitable" para asegurar la continuidad de la empresa.
"Pese a todos los esfuerzos que hemos hecho por cuidar los empleos, nos vemos obligados a tomar esta difícil decisión. Los impactos del covid-19 son profundos y resulta inevitable reducir el tamaño del Grupo Latam para proteger su sostenibilidad en el mediano plazo", dijo Alvo.
El hasta ahora último paso para tratar de salvar la compañía llegó este martes con el anuncio de un proceso voluntario de reorganización y reestructuración de su deuda bajo la protección del Capítulo 11 de la ley de quiebras de Estados Unidos.
Latam informó de que continuará operando, que tiene con US$1.300 millones en caja para hacer frente a la situación y que cuenta con el apoyo financiero de sus principales controladores, las familias Cueto y Amaro y Qatar Airways, que tienen previsto inyectar US$900 millones.
La compañía estaría también en conversaciones con los gobiernos de Chile, Brasil, Colombia y Perú para poder obtener por parte de éstos financiamiento adicional.
En el caso del Gobierno chileno, si bien en un principio se negaron a la posibilidad de ayuda para la empresa, el ministro de Hacienda, Ignacio Briones, dejó este martes abierta la opción de financiamiento estatal para la línea aérea, por considerar que se trata de "una empresa estratégica para Chile" porque "genera 10.000 empleos directos y 200.000 indirectos".
En virtud de este Capítulo 11, que impide que se repartan dividendos a los accionistas mientras una empresa se encuentra abocada a la renegociación de sus pasivos, Latam informó de que no repartirá los dividendos correspondientes al ejercicio 2019, los que estaban previstos para ser pagados el 28 de mayo de 2020