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Lo positivo, lo negativo y qué proyectan para 2022: El análisis de economistas tras un año marcado por el crecimiento y la inflación

Expertos entregaron su perspectivas de lo que dejó este año y cómo enfrentar lo que viene, ante un escenario que, según se prevé, será de baja expansión y continuará afectado por la incertidumbre.

31 de Diciembre de 2021 | 08:00 | Por Ignacia Munita C., Emol
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El Mercurio
Una fuerte e inédita expansión en torno a 12% -según prevé el Banco Central-; un mercado laboral que se ha ido recuperando a paso lento; la excesiva liquidez de los hogares producto de las masivas ayudas estatales y retiros previsionales; la fuerte escalada de la inflación; la alta incertidumbre política; y la lista podría continuar.

Ese sería una porción de los aspectos que marcaron a la economía chilena en 2021, un complejo año en lo político, social, económico y sanitario que se va.

A juicio de economistas consultados por Emol, 2021 quedará en el recuerdo por ser un año en que se logró sortear buena parte de la crisis económica gatillada por el covid-19, pero que, sin embargo, medidas como los retiros desde las AFP y la explosión del consumo, generaron cambios estructurales en el sistema financiero y gatillaron una galopante inflación que será parte de las grandes preocupaciones en un 2022 que inicia mañana y vivirá la instalación del gobierno de Gabriel Boric.

Los expertos abordaron quellos aspectos que rescatan o que fueron positivos para consolidar la reactivación económica. También, desmenuzaron aquellos elementos que fueron más nocivos, además de exponer sus respectivas proyecciones para 2022, que se caracterizará por la inminente desaceleración de la actividad.


¿Qué fue lo positivo y lo negativo de 2021? ¿Qué proyectan para 2022?
Del lado fiscal creo que fue dulce y agraz. Primero el lado dulce es que efectivamente hubo un compromiso en materia de gasto público importante, y eso naturalmente contribuyó a, de alguna manera, sobrellevar la crisis de manera exitosa. Destacaría dentro de las medidas el IFE laboral, los créditos Fogape, con garantías de Estado que siguieron jugando un rol muy importante, y eso fue clave para que las pymes pudieran resistir de buena forma la crisis.

El IFE fue una medida exitosa para, de alguna manera, ayudar a las familias más vulnerables, pero la falta de focalización llevó a que en definitiva el gasto público se expandiera de manera poco saludable. La ayuda fue demasiado masiva, muy extendida, poco focalizada (..), y eso va a significar que vamos a tener que hacer un ajuste en el gasto público muy potente. Fuimos más allá de lo que debíamos.

El crecimiento también va a ser bajo, la economía va a ir perdiendo fuerza muy rápidamente. De hecho, nosotros estamos previendo que durante el segundo semestre del próximo año Chile va a entrar en recesión, y eso naturalmente significa una economía que va a tener un desempeño más bien mediocre, producto del gasto público este año y por tener excesos de liquidez a propósito de los retiros de fondos de pensiones que fue más allá de lo razonable. La economía tiene desequilibrios importantes que hay que ir corrigiendo.
Sergio Lehmann, economista jefe de BCI
Lo más rescatable es la resiliencia de nuestra economía, que pudo salir en forma efectiva de dos crisis simultáneas y muy complejas, sin una situación de quiebras o problemas financieros graves. Rescato también el muy buen manejo de la pandemia, especialmente la campaña de vacunación. Por último, es destacable también cómo las dificultades han empujado el emprendimiento y la rápida reconversión de las formas de trabajo.

Sin duda, (parte de lo negativo fue) haber mantenido la nefasta política de los retiros de fondos de pensiones, junto con parte de los parlamentarios que apoyó el cuarto retiro, a pesar de que se ha implementado la política de ayudas más generosas de la que se tenga registro. El parlamentarismo de facto que hemos enfrentado tendrá costos que pagaremos por muchos años, y que también se tradujo en un fuerte aumento de la inflación y las tasas de interés, de corto y largo plazo.

(2022) sigue siendo un año de gran incertidumbre, tanto en lo económico como en lo político y social, pero sin duda, se producirá un freno significativo del crecimiento, considerando que los muy buenos resultados de este año se explican en un grado significativo en el populismo parlamentario, y son de carácter totalmente transitorio (…). No sabemos si Boric como Presidente será el de la primera o segunda vuelta, no sabemos cómo va a terminar la discusión constituyente, y no sabemos si será posible controlar la violencia, el terrorismo en el sur y el narcotráfico.
Cecilia Cifuentes, economista y profesora ESE Business School de la Universidad de Los Andes
Entre lo bueno, la rápida recuperación de la economía después del cierre casi total implementado por la pandemia, el empleo que fue de menos a más, y por supuesto la vacunación, que ha permitido evitar repetir las restricciones generalizadas al movimiento y la actividad.

Y lo malo: el sobrecalentamiento de la economía causado por los retiros, una expansión del gasto fiscal exagerada, y por supuesto la inflación que se agravó con el impulso de demanda.

Los años 2022 y 2023 serán de desaceleración y ajuste para volver a cuadrar el nivel de actividad con la capacidad productiva. El crecimiento dependerá de la velocidad con que se haga el ajuste, si este se posterga, se crecerá más el 2022 y el 2023 podríamos tener recesión.
Guillero Le Fort, académico de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile
Una recuperación, todavía en desarrollo, del empleo, es lo que destacaría.

Mientras que lo negativo tiene que ver con los retiros de los fondos de pensiones. Las pensiones eran bajas antes de los retiros y lo serán aún más después de estos. Al mismo tiempo generaron presiones inflacionarias que impulsaron un aumento de la tasa de interés, lo que le quita dinamismo a la inversión.

En línea con las estimaciones más recientes entregadas por el Banco Central, que proyecta un rango de crecimiento entre 1,5%-2,5%, espero que el crecimiento sea débil. Dependerá en forma importante de la estabilidad que proporcione el sistema político, las políticas económicas que se implementen y el manejo de la pandemia.

En paralelo, las decisiones de política monetaria a nivel global será otro factor a tener en cuenta.
Claudia Martínez, profesora titular del Instituto de Economía de la Universidad Católica
La importante recuperación del empleo y de los puestos de trabajo en Chile. De los dos millones de puestos de trabajo que se perdieron en los primeros cuatro meses de la pandemia en Chile (marzo a julio 2020), un 70% de estos puestos de trabajo han sido recuperados. También el importante crecimiento de la actividad económica en el 2021, que se espera crezca en torno al 12% este año y que supere en un 5,5% el PIB del año 2019.

Lo negativo fue el incremento sustancial de la inflación que alcanzará cerca de un 7% este año, muy por sobre la tasa de inflación meta del Banco Central del 3% anual, las alzas muy significativas en las tasas de interés de largo plazo, el daño al mercado de capitales de largo plazo, y el deterioro de las pensiones futuras producto de los retiros.

Otro elemento negativo es la importante salida de capitales que ha ocurrido en el país (US$50.000 millones en dos años), y la consecuente devaluación del tipo de cambio de cerca de 20% nominal en el año y el incremento en la volatilidad cambiaria generada por la incertidumbre sobre el futuro institucional, económico y político de Chile. Estos son recursos muy relevantes que se echarán de menos para el proceso de inversión en Chile.

Debe venir un importante ajuste del gasto fiscal del 22,4% el 2022, la Tasa de Política Monetaria seguirá subiendo pudiendo incluso superar el 5% anual, con lo cual tanto la política fiscal y la política monetaria van a dejar de ser expansivas. Ello junto con, ojalá, el abandono de la política de retiros de los fondos de pensiones, va a generar un nivel de crecimiento económico relativamente pobre en torno a 1,5% a 2,0% producto de la necesidad de evitar continuar con una economía sobrecalentada.
Carlos Budnevich, doctor en economía y académico de la Universidad de Los Andes
Se volvió a crear empleo, de hecho, el empleo asalariado ya está muy por sobre lo que fue antes de la pandemia, y por lo tanto, lo que se ha demostrado es que la economía chilena, tan vapuleada, es una economía que no solo resistió la pandemia, sino que además, cuando la pandemia empezó a amainar, es una de las primeras economías que lograron volver a los niveles previos a la pandemia.

Por otro lado, parte de los recursos que se entregaron, que eran los 10% de los fondos de pensiones, lo que hicieron fue, por un lado dejar a la gente con menos ahorros para el futuro, ahorros que es muy difícil que se puedan recuperar a futuro. Además, eso implica que muchas más personas van a necesitar de la ayuda del Estado, por lo tanto, aumenta la deuda estatal, o bien, muchas más personas caen en la pensión mínima, y, por lo tanto, menos recursos para subsistir en el futuro.

Lo segundo más negativo del 2021 fue el hecho de que no se disiparon las incertidumbres, sino que, por el contrario, las incertidumbres de la Convención Constitucional se profundizaron, en específico porque la Convención mostró que no está dispuesta a escuchar opiniones divergentes de las de ellas.

Las proyecciones para el 2022 son bastante malas, estamos ya en diciembre de 2021 y aún no está claro cuál va a ser el programa económico que va a implementar el nuevo Presidente electo, y por lo tanto, las incertidumbres siguen. Eso significa que vamos a tener menos inversión y menos crecimiento, de ese modo el crecimiento va a estar, con mucha suerte, alrededor de 1%.
Michelle Labbé, economista jefe de Dominus Capital
Destacaría tres cosas: lo primero, la capacidad que tuvimos de recuperar una cantidad muy importante de empleos perdidos durante la pandemia. En segundo lugar, creo que el crecimiento tiene una perspectiva positiva desde la mirada de mayores ventas, esta misma creación de empleos, que, para muchas empresas significó una recuperación importante en términos de actividad económica respecto de previo al estallido social y la pandemia, por supuesto.

Y como tercer lugar (..), la capacidad que tuvieron las empresas para poder reinventarse o reformular a veces la propuesta de valor y poder seguir funcionando, adaptarse y salir rápidamente de esa situación compleja que eran los encierros y todas las restricciones que se generaron por la pandemia.

Sin duda que la parte negativa durante 2021 tiene que ver con la seguidilla de retiros que hubo, y la excesiva liquidez que se generó en el mercado por la continuidad del IFE que nos ha llevado a niveles de inflación que no veíamos hace muchísimos años.

Creo que el crecimiento va a ser más o menos alrededor del 1,5% el próximo año, la inflación seguramente va a seguir relativamente alta, y convergiendo ya el 2023 al 3%, pero sin duda que esto es muy volátil. Yo creo que el mayor riesgo que corremos con todas estas incertidumbres que tenemos, políticas básicamente, no solamente por un nuevo Presidente, sino también por la Convención.
Carlos Smith, investigador del Centro de Estudios de Economía y Negocios de la Universidad del Desarrollo
Lo más rescatable, a mí juicio, tiene que ver con la capacidad de crecimiento que exhibió la economía, lo que se debió a la forma en que esta se adaptó para poder funcionar prácticamente de manera normal a pesar de estar en plena pandemia. Lo más positivo fue el consumo, que impulsado por los retiros y por los apoyos gubernamentales, mostró un dinamismo extraordinario.

Lo más negativo fue sin duda la continuación de los retiros desde las AFP. A pesar de que se insistió hasta el cansancio de que se trataba de una pésima política pública, se decidió avanzar de igual manera en ellos. Esto traerá graves consecuencias para las pensiones de las personas (...) muy negativo fue también la trayectoria de la inflación, que hoy día se encuentra en más del doble de la meta del Banco Central. Lamentablemente esto nos va acompañar por algunos meses, tal como se anticipó en el reciente IPoM.

El 2022 va a ser un año en extremo complejo, con una rápida reversión a la media del crecimiento económico (2-2,5%, tal como lo establece la tasa de crecimiento potencial). Este crecimiento en todo caso no está garantizado, y solo será factible de lograr en la medida de que la economía sea capaz de lograr un aterrizaje suave, y acá tanto la política monetaria como la política fiscal tienen mucho que decir.

Además, dependerá del manejo de las expectativas que hagan las nuevas autoridades, sobre todo del trabajo que lleve a cabo el nuevo titular de la cartera de Hacienda, puesto que existe bastante incertidumbre aún en cuanto al grado de profundidad que se le impondrán a los cambios que se han prometido, y de la sustentabilidad económica de los mismos.
Rodrigo Montero, decano de la Facultad de Administración y Negocios de la Universidad Autónoma
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