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Santiago: Martes 12 de noviembre del 2024 | Actualizado 23:16
No todavía. En abril, Musk firmó un acuerdo con la empresa para privatizarla y comprarla por unos US$44.000 millones. Pero el trato no se ha cerrado. Y a medida que pasaron las semanas, el magnate ha señalado cada vez más su incomodidad, sugiriendo que quiere negociar un precio más bajo o incluso alejarse por completo de la idea.
Hay varias razones por las que el acuerdo de Twitter de Musk podría haber perdido su brillo desde que lo firmó en abril. Si bien la empresa de la red social se mantiene firme con el precio acordado (US$54,20 por acción), desde principios de mayo que las acciones han caído más de un 25% debajo de esa cifra. La diferencia entre el precio de la operación y el precio real de las acciones sugiere que muchos inversores no creen que la operación se lleve a cabo.
Gran parte del plan inicial de US$46.000 millones para financiar el acuerdo de Musk usó acciones de Tesla -su compañía de vehículos eléctricos - como garantía de préstamos. Desde entonces, se ha ajustado el plan para que puedan participar más inversores, incluidos aquellos con acciones de Twitter. Pero no está claro exactamente quiénes podrían ser esos inversores.
De igual forma, desde que Musk reveló que era el mayor accionista de Twitter, las acciones de Tesla cayeron drásticamente un 35%. Ésto no sólo ha afectado la riqueza de la persona más rica del mundo, sino también el monto que puede solicitar prestado a la tecnológica, que lo limita -por reglamentación- a pedir no más del 25% del valor de su participación, lo que significa que ahora puede recaudar unos $13.500 millones. La cifra no incluye las opciones sobre acciones que Musk ha ejercido ni los préstamos que pudo haber pagado.
Musk ahora posee alrededor de 163 millones de acciones de Tesla valoradas en US$114,7 mil millones, según FactSet.
ReutersLos expertos dicen que Musk no puede suspender unilateralmente el trato, aunque eso no le ha impedido actuar como si pudiera hacerlo. Si se aleja, podría estar en apuros por una tarifa de ruptura de mil millones de dólares. Aparte, Twitter también podría demandarlo y obligarlo a completar la adquisición en los términos acordados.
El acuerdo de venta le permite a Musk salirse del trato si Twitter causa un "efecto material adverso", definido como un cambio que afecta negativamente el negocio o las condiciones financieras de la plataforma. Esa es una de las razones por las que el empresario pudiese estar enfocándose en el problema de los bots de spam, aunque al firmar renunció a muchos de sus derechos para mirar debajo del capó de Twitter.
Los bots son básicamente programas que publican tweets automatizados, ya sea para información, como el quakebot del gobierno estadounidense que tuitea los detalles de eventos sísmicos, o para entretenimiento. Musk, sin embargo, ha centrado su ira en los "bots de spam" que se utilizan para lanzar argumentos de venta o inflar la influencia de una persona o causa.
Ese problema es muy visible para el empresario, uno de los usuarios famosos más activos de Twitter, cuyo nombre y semejanza a menudo son imitados por cuentas falsas que promueven estafas de criptomonedas. Asimismo, Musk dice que también es un problema para los anunciantes que publican en la plataforma en función de la cantidad de personas reales a las que esperan llegar.
Así que ahora esos bots, y la forma en que Twitter los cuenta, se han convertido en un punto conflictivo en el trato. La plataforma ha revelado durante mucho tiempo que tiene una "cantidad de cuentas falsas o spam", pero estima que representan menos del 5% de sus más de 200 millones de usuarios activos diarios.
Musk insiste en que la compañía los ha subestimado y ha exigido que Twitter le entregue sus datos internos para que él los examine. No está claro si puede exigir legalmente dicha información después de rechazar su derecho a realizar la "diligencia debida" en la contabilidad y las operaciones internas de la red. Algunos expertos dicen que un tribunal tendrá que decidir eso.
