Los Luksic, que con una fortuna combinada de unos 25.000 millones de dólares son la familia más rica de Sudamérica, está embolsando los beneficios de su apuesta por la logística portuaria y el transporte marítimo global, más de una década después de haber ingresado osadamente en ese negocio.
La inversión inicial que hizo en 2011 el holding familiar Quiñenco en la Compañía Sud Americana de Vapores (CSAV), una empresa chilena de fletes marítimos, fue recibida con escepticismo por los analistas y los inversores, ya que en un primer momento registró fuertes pérdidas. Pero la familia redobló la apuesta y aportó casi la mitad de los $1200 millones de dólares de incremento de capital de CSAV en 2012. La inversión obligó a los ejecutivos del holding a negociar un "perdón" con los bancos y los accionistas para poder echar a andar su flota de remolcadores.
Quiñenco fue aumentando progresivamente su participación accionaria en CSAV, que en 2014 selló un acuerdo para fusionar sus operaciones con la alemana Hapag-Lloyd, con sede en Hamburgo. Actualmente
CSAV es dueña del 30% del quinto transportista más grande del mundo, y la bonanza del sector impulsada por la pandemia, que generó cuellos de botella en las cadenas de suministros y un aumento exponencial del precio de los fletes internacionales, le redundó en impresionantes ganancias.
"Algunos analistas la calificaron como la peor inversión en la historia del holding", escribió Andrónico Mariano Luksic Craig, presidente de Quiñenco, en su informe anual de 2022. "Los primeros años fueron efectivamente muy duros. Las sucesivas inyecciones de capital y los años de pérdidas, así como una década entera sin dividendos, no debilitaron nuestra convicción en los resultados que obtendríamos a largo plazo. Y aquí están".
En 2022, Hapag-Lloyd embolsó casi 18.000 millones de dólares de ganancias sobre un total de 36.000 millones de dólares de facturación bruta. Eso llevó la cotización de la empresa a 65 dólares por acción, unos 12 mil millones de dólares totales, según lo aprobado en la asamblea general anual de la empresa, que se celebró en mayo.
El año pasado, CSAV obtuvo 5600 millones de dólares de ganancias netas, provenientes principalmente de su participación en el gigante naviero Hapag-Lloyd. La porción que recibió Quiñenco representó más del 90% de su utilidad neta y el 81% de los ingresos totales durante el período, según el informe anual de la empresa.
La participación accionaria de los Luksic es enredada —la familia es dueña el 83% de Quiñenco, que a su vez posee el 66,5% de CSAV, que es propietaria del 30% de Hapag-Lloyd—, pero queda claro que la apuesta naviera resultó muy lucrativa. Desde que CSAV se fusionó con Hapag-Lloyd, en 2014, Quiñenco ha generado un retorno de 322%, incluidos los dividendos, frente a un crecimiento promedio del 60% del índice bursátil local de Chile.
La familia, que también controla la empresa minera de extracción de cobre Antofagasta, ha visto prácticamente duplicarse su fortuna en los últimos cinco años, según el índice de multimillonarios de Bloomberg,
en gran parte impulsada por la inesperada bonanza del transporte marítimo.
Así los Luksic se suman a la lista de magnates del transporte marítimo mundial, como los Saades o Gianluigi Aponte, que se beneficiaron de la expansión y las altas tarifas de los envíos durante la pandemia. Y esas ganancias les garantizan un colchón ahora que el boom terminó y que hay exceso de barcos nuevos saliendo de los astilleros.
Este año, la empresa SM SAAM SA, controlada por Quiñenco y que opera remolcadores y transportes de carga aérea, cerró la venta de alrededor de 1000 millones de dólares en activos portuarios a Hapag-Lloyd.
Quiñenco fue fundada en 1957 por el patriarca Andrónico Luksic Abaroa, fabricante de durmientes de madera para la construcción de túneles subterráneos. Desde entonces, la empresa se ha diversificado al sector de las finanzas, las bebidas, los cables de cobre, los combustibles y la logística.
Controla el Banco de Chile a través de un emprendimiento conjunto con el Citigroup, y está asociada con Heineken en su negocio de cerveza, vino y embotellado en América Latina, con el nombre de Compañía de Cervecerías Unidas SA. También posee una participación de casi el 30% en la energética francesa Nexans y opera estaciones de servicio en Chile, Estados Unidos y Paraguay. El mayor activo de la familia Luksic es su participación de 12.000 millones de dólares en la minera Antofagasta.
Tras la muerte de Andrónico padre, en 2005, sus hijos Andrónico, Guillermo y Jean-Paul se hicieron cargo de diferentes partes del negocio familiar. Actualmente, Andrónico hijo tiene 69 años y es presidente de Quiñenco, mientras que Jean-Paul, de 59 años, preside la minera Antofagasta, y Guillermo, que participaba activamente en la empresa familiar, falleció prematuramente en 2013.