La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) prevé que la economía chilena crezca un 2,4% en 2024, ajustando su proyección ligeramente al alza desde el 2,3% pronosticado en mayo.
Así, la entidad se cuadró con la apuesta del Ministerio de Hacienda, que también calcula un crecimiento de 2,4% este año, luego de ajustar a la baja dicha proyección recientemente desde un 2,6%.
Eso sí,
para 2025 la OCDE redujo su estimación. Cree que el PIB de Chile se expandirá 2,3% el próximo año, frente al 2025 proyectado anteriormente. En 2026, en tanto, espera que la actividad nacional crezca 2,1%.
Este miércoles, el organismo publicó sus perspectivas actualizadas para los países bajo su cobertura, donde dijo que en el caso de Chile, el crecimiento se verá impulsado por una recuperación gradual de la inversión, un sólido crecimiento del consumo respaldado por el aumento de los salarios reales y la relajación de las condiciones financieras, y una demanda exterior sostenida de minerales.
En tanto, dijo que se espera que la inflación disminuya constantemente, convergiendo hacia el objetivo del 3% a principios de 2026.
Asimismo, señaló que la política monetaria proseguirá su flexibilización prudente. Un nuevo royalty minero y una ley para mejorar la recaudación de impuestos impulsarán los ingresos, mientras que el gasto seguirá la regla fiscal, reduciendo el déficit fiscal y manteniendo la deuda en niveles manejables. Sin embargo, las presiones sobre el gasto a largo plazo requieren mayores ingresos fiscales y una mayor eficiencia del gasto.
"La racionalización de la reglamentación sigue siendo prioritaria para fomentar el espíritu empresarial, atraer inversiones y reforzar el bajo potencial de crecimiento. Los programas de formación deben ajustarse a las necesidades del mercado laboral para reducir la escasez de mano de obra cualificada", dijo.
En cuanto a la situación regional, la OCDE ve signos de una "ligera mejora" en el crecimiento económico de las principales economías abiertas de Latinoamérica, pero que en todo caso será "insuficiente" para elevar de forma significativa el nivel de vida de sus poblaciones.
El organismo sostuvo que con un crecimiento potencial tan bajo la región no va a converger con los países más avanzados en PIB per cápita.
En conjunto, en los siete países analizados en este capítulo (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, México y Perú) el PIB subirá de media un 1,7%, lo mismo que el conocido como 'club del mundo desarrollado' que es la OCDE, y muy por debajo que la economía global (3,2%).
La cifra será algo superior tanto en 2025 (2,2%) como en 2026 (2,1%) y la principal razón será que Argentina va a salir por fin de la profunda recesión que ha estado atravesando, ya que después del descenso del 3,8% esperado en 2024, recuperará un 3,6% el año próximo y un 3,8 % el siguiente.
Un elemento positivo en la región es que la inflación se está moderando en la mayor parte de esos países, lo que ha permitido una caída de tipos de interés, aunque en Brasil el repunte de los precios ha llevado al banco central a subirlos recientemente.
Pero al mismo tiempo, hay una serie de riesgos, empezando por los externos derivados de las tensiones geopolíticas y comerciales, en particular ante el posible aumento de los aranceles por parte de Estados Unidos, con el que ha amenazado de forma profusa Donald Trump una vez que retorne al poder el 20 de enero.
En el plano doméstico, los riesgos a los que se enfrentan derivan principalmente del elevado déficit de las cuentas públicas y del creciente nivel de deuda con su carga de intereses, que se ha agravado en casi todos los países.
La OCDE señala que la mayoría de ellos están actualmente retrasados respecto a las metas fiscales que se habían fijado para 2024, por lo que considera "urgente" tomar medidas de ajuste.
Desde una perspectiva más amplia, el gran reto para la región sigue siendo aumentar el crecimiento a largo plazo, lo que exige fortalecer la inversión y acelerar la productividad con mejoras del ambiente empresarial y mayor competencia.