SANTIAGO.-
Llegó grave y con un importante deterioro de su hígado producto de su larga adicción al alcohol, motivo por el que el músico
Álvaro Henríquez fue sometido a un trasplante que lo mantuvo conectado a ventilación mecánica y en condiciones críticas hasta el viernes pasado.
El artista de 48 años se encuentra desde el 1 de mayo internado en la Clínica Las Condes, lugar donde fue atendido por un grupo de especialistas liderado por
Erwin Buckel, jefe de Trasplante del recinto. A una semana de la operación, es
te martes los profesionales sometieron al cantautor a una exploración quirúrgica de la vía biliar, cuyos resultados no arrojaron mayores complicaciones, según pudo constatar
Emol.Pero,
¿cuál es el propósito de esta evaluación? El doctor
Álvaro Urzúa, hepatólogo del equipo de trasplante hepático del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, sostiene que un porcentaje de los pacientes que son trasplantados
"pueden tener complicaciones de la vía biliar. Esto se refiere al conducto del hígado por donde sale la bilis. Al momento de hacer el trasplante, uno debe unir la vía biliar del hígado que se está implantando con la del receptor. A veces puede haber complicaciones en la zona donde se unen las dos".
Cuando ocurren estas complicaciones, la mayoría de las veces
el problema es resuelto vía endoscópica, de acuerdo a lo que explica el profesional. "No es necesario volver a operar al paciente, sino que uno a través del sistema digestivo puede ingresar a la vía y resolver el problema", señala.
Sin embargo, este procedimiento puede no ser efectivo en algunas personas y es ahí cuando sí se requiere una intervención quirúrgica, pero para ello
"no es necesario hacer algo en el hígado nuevo, sino que a veces hay que volver a explorar la vía biliar y hacer nuevamente la unión. Es lo que habitualmente se hace".Este conducto que se une al intestino puede, además, tener algunas complicaciones, como la estenosis de la anastomosis.
"Es decir, se estrecha la unión entre la vía biliar del donante y la del receptor, y luego pueden aparecer también estenosis en otras zonas y eso pasa cuando hay un tipo de complicación isquémica (problemas de circulación) y otras pueden ser los cálculos, que son menos frecuentes porque uno lava la vía biliar antes del trasplante, pero con el tiempo pueden aparecer", argumenta el especialista.
Otro problema que puede ocasionarse es la fuga biliar, que ocurre cuando una zona del conducto puede verse interrumpida y provoca el escape de bilis.
-¿Todos los pacientes trasplantados del hígado se someten a esta intervención, doctor?
- No todos los pacientes se someten a este procedimiento. Esto es solo si hay una complicación de la vía biliar. Si no hay complicación, no la va a requerir. Y luego, según el tipo de intervención que se haga, uno va a saber si hay que repetirlo nuevamente o no. Esa respuesta uno la sabrá con la evolución que tenga el paciente.
-¿Existen síntomas que den cuenta de problemas en la vía biliar?
- El paciente, en general, no tiene grandes sintomatologías inicialmente, pero lo que uno ve son algunas
alteraciones de laboratorio. Cuando los pacientes se trasplantan les vamos haciendo exámenes de laboratorio y lo que se observan son algunas alteraciones en ellos en un patrón que orienta que hay un problema en la vía biliar.
Jorge León, cirujano digestivo de Clínica Universidad de Los Andes, descarta que la estrechez de la vía biliar sea una señal de que el paciente esté rechazando el hígado trasplantado.
"Cuando hay una estrechez de la vía biliar no se habla de rechazo, porque no es un tema inmunológico, sino que se habla de obstrucción, que tiene parámetros categóricos y claros de exámenes de sangre, y de imágenes para actuar de inmediato", explica el especialista.
En este sentido, León aclara que
en los trasplantes hepáticos, siempre está el riesgo del rechazo del órgano. "Puede tener un rechazo híper agudo, es decir, en el mismo momento de la operación; agudo, o sea, en las primeras semanas tras la intervención, o crónico, es decir en el largo plazo", afirma.
Por esta razón -complementa Urzúa-,
al paciente se le suministran drogas inmunosupresoras para evitar que su organismo desconozca al nuevo órgano. No obstante, también están las infecciones. "Al dar estos medicamentos, aumenta el riesgo de que puedan haber infecciones, algo que es propia del trasplante en general. Cualquier trasplante tiene el riesgo de rechazo e infecciones", cierra.