BERLÍN.- En 2015, el científico y artista alemán Gunther von Hagens sorprendió al mundo al presentar su Museo del Ser Humano en Berlín. En el espacio, exhibía los resultados de sus pioneras investigaciones en Plastinación, una técnica que reemplaza los fluidos de un cadáver por acetona y permite ver el interior original o coloreado de un cuerpo perfectamente conservado.
La iniciativa puso en jaque los valores de las comunidades, que discutieron sobre si era digno o no que se expusieran cuerpos humanos de esa forma. Sin embargo las polémicas no detuvieron el impulso de Von Hagens, quien llevó su muestra de gira por 23 países.
El polémico museo situado en la emblemática Alexanderplatz de Berlín, podrá seguir abierto después de tres años de disputas.
El proceso judicial entre el anatomista apodado "Doctor Muerte" y el ayuntamiento de la capital alemana, concluyó definitivamente.
"El museo puede seguir existiendo", dijo Rurik von Hagens, hijo del científico. Según explicó, el litigio finalizó el pasado viernes cuando ambas partes llegaron a un acuerdo. Un portavoz del juzgado contencioso-administrativo de Berlín también confirmó que el proceso había terminado.
Entre otros puntos, el pacto alcanzado contempla que el museo notifique al ayuntamiento con dos semanas de antelación la incorporación de nuevas piezas a su exposición, para que las autoridades locales puedan confirmar el origen de los restos mortales que se exhiben.
El museo, ubicado en el céntrico barrio berlinés de Mitte, generó una gran polémica desde su apertura. Autoridades religiosas intentaron ya en ese momento detener la inauguración del pabellón de 1.200 metros cuadrados a los pies de la Torre de Televisión, emblema de la capital alemana.
Gunther von Hagens, de 73 años, ganó fama mundial -y una importante fortuna- como creador de la "plastinación". Ante quienes lo acusaron de haberse enriquecido con restos humanos, Von Hagens optó por hacer un recorrido didáctico, donde los cuerpos son presentados, con pelucas, por ejemplo, con las uñas pintadas, columpiándose en un trapecio o mirándose al espejo.
Los críticos lo acusan de vulnerar la dignidad humana al convertir cuerpos en objeto de exposición.
Según una información oficial del Instituto para la Plastinación de Heidelberg, el médico y su equipo cuentan con una reserva de más de 15 mil donantes voluntarios. El propio Von Hagens ha anunciado su intención de ser plastinado cuando muera.