Patricio Fernández, acerca de su libro sobre Cuba: "La democracia no es un tema central para ellos"

SANTIAGO.- El año 2014 Barack Obama y Raúl Castro declararon voluntades de restablecer las relaciones diplomáticas entre sus países. Fue entonces cuando el periodista Patricio Fernández decidió viajar y escribir un libro que relatara los últimos días de la revolución cubana.

Así nace "Cuba: Viaje al fin de la revolución" (Debate), un compilado de 409 páginas con historias que resaltan las contradicciones que vive la isla y los hitos más importantes que se vivieron en los últimos años, como la visita de Obama, del Papa Francisco y de los Rolling Stones.

Con estos relatos, Fernández va contando los matices que tienen palabras como la libertad, la sexualidad, la democracia, el compañerismo y la escasez en un régimen que lo abarca todo.

"Acá tú naces en cuneros colectivos. Las mujeres cuando paren abren las piernas en salas llenas de otras mujeres, todo es muy expuesto. No hay secretos (...) La persona discreta cae bajo sospecha (…)Tú no podías separar tu primera menstruación de la multitud que te rodea (...) La revolución consistió en elegir la vida de todos en lugar de la de cada uno (...) El estado es omnipresente. Es dueño de prácticamente todo lo que se ve, y también de los pensamientos y las palabras", explica uno de los testimonios.

Asimismo, Fernández narra detalles de la visita de estado de Michelle Bachelet y su comitiva en 2009, que terminó en una "traición" de parte de Fidel Castro; relata historias de la intimidad del régimen que le reveló uno de sus "amigos cubanos"; cuentos de su propia vida, y uno que otro relato increíble (como cuando la gente salía a cazar gatos con anzuelo y carnada debido a la falta de alimentos que había en el período especial).

Patricio Fernández conversó con Emol sobre su libro. Aquí sus respuestas.

- Cuando hablamos de esto políticamente, absolutamente no. Es un régimen totalitario de mucho control, no hay libertad política, hay partido único, un sistema de vigilancia, la Seguridad del Estado que es muy invasiva, etc.

Pero hay otra libertad extraña que se da, producto quizás del fracaso, de la ausencia de bienes (…) Hay una libertad de costumbres: la gente se viste de maneras muy distintas, no hay modas que rijan de maneras duras, la libertad sexual es bastante amplia, hay formalidades que no se cumplen (…) es el reino de la informalidad.

- Cuba es un país pobre donde hay una ausencia de bienes… los cubanos hoy día no producen nada, y donde hay necesidad se necesitan unos a otros. Ellos para hacer un queque necesitan la ayuda de los vecinos, porque uno le va a convidar los huevos, otro le va a convidar el azúcar, etc.

- Producto de ser un Estado totalitario, mucha gente trabaja para la Seguridad del Estado, y por lo tanto, los vecinos y todos se ven obligados a tener una fidelidad más alta con el gobierno que con sus amigos. Entonces, se establece -y yo considero eso la parte más trágica del devenir de esta historia- una desconfianza entre la gente muy alta. Esa desconfianza en el prójimo, yo creo, que es la cosa más grave que generó el sistema cubano en su población. Muy rara, muy dura.

- La democracia no es un tema central para los cubanos, eso es una curiosidad. Quizás porque no la han vivido en sus vidas. Lo que es un tema más importante para ellos es la carestía, la falta de alimentos, la falta de bienes. La democracia se vuelve más un tema para los que se van.

- Es un personaje interesante. En primer lugar, creo que es uno de los personajes más relevantes del siglo XX en América Latina. Él fue el líder de la Revolución Cubana, que se convirtió y que fundó un mega sueño en América Latina, el sueño de la Revolución. Con el tiempo se vuelve un totalitario que anula las potencialidades individuales de ese pueblo, y que confunde a su país con su persona. Y yo creo que su pecado se llama el orgullo, y consiste en creer que él es Cuba.

- Los dos. Y es bien raro lo que produce eso en el pueblo cubano, porque ellos estuvieron muy orgullosos mucho tiempo, y se sentían más capos que el resto del planeta, porque eran los protagonistas de una historia muy extraordinaria. Pero con el paso del tiempo, se han dado cuenta que fueron las piezas de un individuo. Y pasa algo bien raro con la Revolución Cubana. Se supone que las revoluciones las hacen los pueblos, y si tú revisas la historia de la Revolución Cubana te vas a dar cuenta que es la obra de un individuo. Fidel Castro.

- Yo puedo decirte al cabo de haber estado allá todo este tiempo, que eso que se llamó la Revolución se terminó. Lo que hay ahora es un régimen que está resistiendo, pero ya no hay ahí un polo de radiación de ideología que hubo durante tanto tiempo.

- Lo que debía haberle contestado es que no, que no valió la pena porque acarrea frustración y dolor en generaciones completas, pero al mismo tiempo… alguien tenía que intentarlo, porque el deseo de un mundo así, más justo, el deseo de un mundo donde hay comunidad, de que el ser humano pelea no solo por sí mismo, sino que por él y los otros, es un esfuerzo que me sigue pareciendo digno y admirable.

- Bueno, porque los recibieron, les dieron comida, les dieron casa y los salvaron cuando estaban siendo perseguidos para ser eliminados por la dictadura pinochetista. Le deben un pequeño agradecimiento.

- Sí, creo que estamos condenados al error. Y fíjate que eso me gusta. Esa condición de estar siempre equivocados y asumirlo es todo lo contrario de creer que tienes siempre la razón e imponer, te lleva a curiosear, a dudar, a cambiar.