SANTIAGO.- El Museo Pitt Rivers de la Universidad de Oxford (Inglaterra) se encuentra en diálogo con la comunidad Shuar (o Jíbaro) del Amazonas debido a que las cabezas reducidas o tsantsas que expone en su colección desde 1960 -y que fueron creadas por esa cultura- han sido malinterpretadas por la audiencia, generado reacciones que evidencian la falta de comprensión hacia el objeto y el pueblo originario.
La directora del museo, Laura Van Broekhoven, explicó a The Art Newspaper que desde que asumió su cargo -hace dos años-, ha estado repensando cómo se exhiben las muestras en el museo.
En ese sentido, se percató de que los visitantes que acudían a ver el estante "
Trato de los enemigos muertos", donde se encuentran las cabezas reducidas, comentaban que eran objetos "extraños", "espantosos", "bárbaros" o incluso un "show freak".
"La práctica de la caza de cabezas es mal entendida por completo. Las comunidades Shuar no quieren ser representadas de esta manera estereotipada", afirmó la directora al medio, quien se puso en contacto con representantes de dicha comunidad.
Las tsantsas son uno de los objetos más populares del museo. Sin embargo, la administración está abierta a tomar medidas si no se logra transmitir el mensaje correcto. "Si llegamos a la conclusión de que no es apropiado mostrar las tsantsas, se pueden quitar de la exposición. Hasta ahora, no tenemos ninguna indicación de que este sea el caso. Pero todas las opciones están sobre la mesa", aseveró Van Broekhoven.
De hecho, dos piezas que antes se exhibían en el mismo estante fueron retiradas y guardadas, debido a las críticas de comunidades indígenas americanas que sentían que con la exposición se malinterpretaban sus tradiciones.
"Estamos realizando un proyecto con los representantes Shuar y la Universidad de San Francisco en Quito, para ver cómo se sienten ellos respecto a la forma en que su cultura está siendo representada en el monitor de cabezas reducidas", añadió la autoridad a The Telegraph.
Asimismo, aclaró que las
principales preocupaciones del pueblo Shuar son: si es que existe una adecuada comprensión de la manera en que se fabricaban estos elaborados objetos ceremoniales con cuero de piel humana, y si es que queda claro que es una práctica que ya no se realiza más.
La directora explicó que una posible solución al problema es poner a disposición del público material que explique el significado de los objetos y el rol que jugaban en la cultura y vida espiritual de los pueblos Shuar y Achuar de Perú y Ecuador.
Por ahora, en el período de consultas la exposición continuará tal y como estaba.
El proceso de revisión se enmarca en un proyecto del museo titulado "Las etiquetas importan" que busca reconsiderar las etiquetas históricas del museo, algunas de las cuales datan de la fundación del centro cultural en 1884, informa The Art Newspaper.
Significado cultural de las tsantsas
La página web del museo explica que las cabezas reducidas fueron creadas por los pueblos Shuar y Achuar, de Ecuador y Perú. Están hechos con el cuero cabelludo y rostro de las cabezas de sus enemigos, específicamente de los hombres, y no poseen ni los huesos ni los órganos interiores, solo la piel y el pelo.
Mediante un proceso que realizaban con agua, arena caliente y otros elementos, lograron reducir el tamaño de los restos. En el proceso cosían las cavidades de los ojos y la boca para asegurarse de que el espíritu del hombre muerto no escapara. El resultado era una "cabeza" del tamaño de una naranja.
El propósito de preservar la cabeza de los enemigos era obtener sus poderes. No era la cabeza lo importante, sino el espíritu del hombre. Lo que lo diferencia de los "trofeos" de guerra de otras culturas.
The Art Newspaper aclara que el significado de tsantsa es que si alguien no muere, entonces alguien más no puede nacer, por lo que la caza de cabezas era una forma de "sortear esta limitación al apropiarse de la identidad de alguien de otro grupo".
Asimismo, se informa que entre 1870 y 1930 las cabezas reducidas fueron adquiridas por extranjeros cerca de las fronteras de Perú y Ecuador, y que debido a la gran demanda que hubo de estos objetos por parte de museos, se creó un mercado de falsos tsantsas para suplirla.
La antropóloga Frances Larson, escribió en su más reciente libro sobre este tema que "los recolectores se comportaron de una manera que podría haber sido criminal... Algunos robaron a los muertos de las morgues del hospital, compraron cadáveres en la cárcel, ofrecieron bienes a cambio de trozos de sus parientes muertos o les pidieron a los lugareños las partes del cuerpo del enemigo después de las batallas".