"Pacto de Sangre" llegó a su fin. La teleserie nocturna que se estrenó a fines de septiembre de 2018, supo ganarse un espacio entre los espectadores y mantuvo un buen promedio de sintonía en cada uno de sus capítulos.
Pese a que no lideró la franja prime, muchos la han calificado como una producción de culto que se valora por su calidad dramática, el nivel de los actores y la capacidad creativa de sus guionistas, que lograron dar sorpresivos giros en la trama.
En este episodio final, que duró escasos 28 minutos, el equipo responsable del thriller tenía el desafío de entregar una conclusión a la altura de lo que mostraron en estos últimos ocho meses. Todos querían saber cuál sería el destino de Benjamín Vial "Señor Rojo" (Álvaro Espinoza) y si Trinidad (Ignacia Baeza) cobraría venganza o pagaría por sus delitos.
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Raimundo (
Pablo Cerda) finalmente contó la verdad. Pese a que por mucho tiempo esquivó ir a la cárcel, y que incluso estuvo dispuesto a arruinar el plan de Gabriel (
Pablo Macaya) con tal de zafar del crimen de Daniela Solís (
Antonia Bosman), asumió su responsabilidad y culpó a Benjamín como el gran gestor de todo el resto de los crímenes.
En paralelo, Marco (
Néstor Cantillana) intentaba hilar ideas mientras era interrogado por los detectives. Con una impecable actuación de Cantillana, el personaje dejaba en evidencia su nivel de delirio y locura, halagando además a su gran "Dios", Benjamín. Según sus palabras, nadie iba a lograr dar con el paradero del villano porque "está a otra altura, es muy inteligente".
Pese a los pronósticos de Marco, Benjamín se entregó en las manos de un villano aún peor que él. Su esposa, Trinidad, estaba en la casa de Zapallar intentando obtener el dinero suficiente para irse del país con sus hijos. La menor de ellos, Clarita, ya le había dicho a su papá donde estaban, así que Benjamín partió a buscarlos para intentar dar explicaciones y escapar junto a ellos.
Lo que él no sabía era que Trinidad no estaba dispuesta a perdonarlo una vez más, sobre todo después de saber que era un pedófilo y que fue el autor del asesinato de su padre. En una tensa conversación, donde ella le enrostró sus crímenes, Ignacio (Rodrigo Walker), el hijo de ambos, descubrió toda la tenebrosa verdad.
Benjamín intentó pedirles perdón a ambos y convencerlos de que solo se trataba de pequeños errores, pero el joven que se enamoró de Daniela no estuvo dispuesto a perdonar. Con un cuchillo, apuñaló a su padre en el estómago y lo dejó caer a la piscina, la misma en la que meses antes murió "Vanessa". Tras ello, madre e hijo hicieron un pacto de complicidad y silencio.
Después de la muerte de Benjamín, el capítulo da un pequeño salto en el tiempo para mostrar el lanzamiento del libro sobre la historia de Daniela; a Raimundo en la cárcel recibiendo la visita de su hija; a Marco siendo tratado como un preso de alta peligrosidad; y a Trinidad de visita en un programa de televisión para explicar que fue víctima de la manipulación de Benjamín y que nunca estuvo de acuerdo con ocultar el crimen de Daniela. Además, aseguró sentir miedo de su marido que, según sus palabras, estaba prófugo.
Así, Trinidad se convirtió en la gran villana de la teleserie y quedó libre de toda culpa. En las escenas finales, se le ve disfrutando de un día de sol en la playa en compañía de sus dos hijos, y es entonces cuando viene el gran cierre: Trinidad manda a Clarita a regar las nuevas flores, dispuestas en el orden que Benjamín usaba para ocultar los cuerpos de sus víctimas.
