Pedro Almodóvar está de regreso en los cines y los seguidores de su vasta e influyente trayectoria ya pueden volver a disfrutar de su talento. Esta vez, inspirado por su propia historia, el español trae una honesta trama que oscila entre el pasado y el presente de un cineasta ya en ocaso.
En un tono íntimo,
"Dolor y Gloria" sigue a
Salvador Mallo (Antonio Banderas), un exitoso director que goza de los bienes que le entregó una carrera aún en ascenso pero que se turba con el dolor físico y psicológico potenciado por la soledad.
A través de Mallo, Almodóvar parece transparentar un colapso personal y artístico, que está bajo las sombras de una infancia humilde en compañía de su incondicional pero algo estricta madre.
En iluminadas y coloridas escenas del pasado, la madre de Mallo (Penélope Cruz) se esmera en sacar adelante a su hijo. Los momentos de madre e hijo son una construcción emocional que el niño ya de adulto lleva al presente, entregando melancolía al camino que ha tomado su vida.
La niñez y aprendizaje, pasan entre miles de sentimientos de un Mallo alicaído. Los primeros indicios de sus preferencias sexuales, las pasiones de su vida como cineasta, las frustraciones, los logros y los errores, se asoman entre sus recuerdos mientras intenta dar algo que lo invite a seguir con vida y deleitar con su arte.
Pasados los 50 años han sido tantas sus pérdidas emocionales que ha llegado a un punto en que cuestiona su capacidad creativa y duda de seguir en lo alto de la palestra. Pero los mismos recuerdos le hacen dar con la luz que necesitaba para volver a disfrutar de hacer cine y dar rienda suelta a su enorme y alucinante creatividad.
"Dolor y Gloria", lo último del ganador del Oscar por "Todo sobre mi madre" (1999) y "Hable con ella" (2002), ya se encuentra disponible en los principales cines del país.