FRUTILLAR.-
Eva (14) vive en Tehualda, a 32 km de Frutillar. Se ha educado toda su vida mediante el método homeschooling (estudia en su casa y da exámenes libres), comenzó a bailar ballet a los cinco años y entró a la Escuela de Danza Teatro del Lago a los siete.
Los padres de Eva son músicos y desde siempre le han inculcado la importancia de la cultura y las artes. "En el colegio tú ves que todo está equilibrado y cosas como el arte, que para mí son muy importantes, no tienen tanta cabida", dice a Emol Mercedes Becerra, madre de Eva.
La adolescente, de pelo oscuro y ojos pardos, se levanta todos los días alrededor de las ocho de la mañana y estudia por su cuenta.
Mercedes destaca que con la danza Eva ha aprendido a ser más "perseverante, concentrada, organizada y responsable". Esto se refleja diariamente pues la menor decide ella misma cuánto avanza cada semana en su estudio, y en los exámenes de fin de año obtiene buenos resultados.
Pasado el mediodía, Eva toma el transporte público y una hora después llega a Teatro del Lago, institución que le dio una beca del 75%. Allí asiste a clases hasta las 19:30 horas y luego tiene que correr a alcanzar el bus, porque si lo pierde debe esperar una hora para tomar el siguiente.
"La danza es mi forma de expresarme mejor. Es una forma de expresar todo lo que necesito sacar. Lo que no digo y lo que me cuesta decir", reflexiona Eva.
El coreógrafo francés Mourad Merzouki seleccionó a ocho jóvenes para vivir una experiencia internacional en Francia. Crédito: Teatro del Lago.
En el teatro se reúne con otras niñas y aprende de música, preparación física, danza contemporánea (su clase favorita), teoría musical, composición, ballet y coreografía.
"Todas nos llevamos muy bien. Hay una cosa que todas tenemos en común: ese espíritu para bailar", menciona Eva.
Una de las cosas que la adolescente más valora de la formación que ha recibido en el teatro, es la confianza que ha desarrollado en el escenario y consigo misma, lo que la llevará a vivir una experiencia internacional, que ganó con su propio esfuerzo y talento.
El tomate de Martina
Martina (11) lleva seis años bailando ballet. Es morena, de ojos café y tiene frenillos. Vive en Puerto Varas y se levanta a las 06:30 horas los días de semana -algo que, confiesa, se le hace difícil- para ir al colegio en Frutillar, donde recién comienza a despertar.
"Es increíble cómo logran ellas (las niñas de la Escuela de Danza) organizarse en el colegio. Aprenden a ser esforzadas y perseverantes. Es disciplina total porque tienen que combinar colegio y ballet", dice Marcela Modinger, su madre, quien agrega que su hija tiene promedio 6,8.
Después de las primeras clases en el colegio, Martina se cambia y se peina con un tomate, la parte que más le cuesta. Ningún pelo puede desordenarse de la compleja composición del peinado, a pesar de que su madre intente convencerla de que solo se trata de un ensayo. "No importa, siempre tiene que ser impecable", le responde la niña.
Asimismo, Martina cuenta a
Emol que muchas veces su compañeros del colegio le han dicho en las tardes "qué lata tener que ir a bailar ahora", deseosos de irse a sus respectivas casas. "
¿Cómo que 'qué lata'? ¡Si es lo que me gusta hacer!", dice que les responde cada vez.
En la Escuela de Danza, Martina se encuentra certificada en el grado cinco (de un total de ocho) de un sistema de clasificación de la Royal Academy of Dance de Londres (RAD). Tanto los alumnos de la Escuela de Danza Teatro del Lago, como sus profesores, se certifican cada año con este estándar internacional definido, que va aumentando el grado acorde a sus aprendizajes en la disciplina.
La niña es la menor en su grado y este año fue parte del ballet Coppélia, estrenado el fin de semana pasado. Según cuenta, fue emocionante para ella participar de un proyecto en el que el español Esdras Hernández creó la coreografía y Pablo Núñez (el mejor diseñador de vestuario de Chile) hizo la vestimenta. "La gente se queda con la boca abierta cuando sabe", dice riendo.
Espacio Tronador. Auditorio principal del Teatro del Lago. Crédito: Teatro del Lago
Asimismo, asegura que no se pone nerviosa en el escenario porque está "acostumbrada", y explica que cuando reciben los aplausos del público "se siente bien".
"Te demuestra todo lo que hiciste. Cuando uno baila no se da cuenta de lo que está haciendo. Pero cuando te aplauden te llega al corazón", concluye.
El salto a París de Eva
Eva, grado 6 de la certificación RAD, reflexiona sobre los siete años que lleva en la Escuela de Danza: "Ha habido un gran crecimiento mío en la confianza", asegura.
"Cuando uno entra al escenario (Espacio Tronador, 1.198 butacas) se achica, pero con la práctica te acostumbras y te sientes en tu hogar", explica la joven de 14 años. Y agrega: "Antes me sentía observada y analizada".
En abril de este año, Eva vivió una experiencia que considera marcó un antes y un después en su formación. La destacada coreógrafa española
Avatâra Ayuso viajó a Frutillar y permaneció allí por más de un mes para preparar un espectáculo llamado "Sunrise Mass", un show de Semana Santa en el que muchas artes se unían.
"Por mucho que sean escuela van a estar en el escenario haciendo cosas muy nuevas y no quiero que se vean como estudiantes, quiero que se vean como futuros bailarines profesionales", dijo a Emol Ayuso en aquella oportunidad.
Según Eva, esa experiencia le dio "mucha más confianza". "Me demostró que podía hacer cosas que yo no sabía que podía hacer. Ella (Avâtara) siempre me recalcó que sea más grande de lo que soy", señala la adolescente.
Y luego vino a Chile
Mourad Merzouki, un coreógrafo francés que dirige el Centro Coreográfico Nacional de Créteil, con la misión de escoger a seis jóvenes entre 40 postulantes, para llevarlos a París a aprender y perfeccionarse como artistas junto a jóvenes de Egipto y Marruecos.
"El coreógrafo dijo que iba a mirar con la pasión y la actitud con que bailaban" los estudiantes, cuenta Mercedes, la madre de Eva.
Tras las audiciones Merzouki finalmente eligió a ocho jóvenes, que participarán en noviembre de talleres y Clases Magistrales, asistirán a espectáculos y conocerán las instalaciones de importantes escuelas de danza y circo. Uno de ellos fue Eva.
"Tengo muchas ganas de estar allá y poder mirar, observar y absorber mucha información", afirma Eva.
"Estoy en un proceso en que me estoy descubriendo y viendo lo que quiero seguir. Y quiero llegar a París a seguir descubriéndome", concluye la menor.
La Escuela de Danza comenzó en 2009 como parte de los talleres de la Escuela de las Artes Teatro del Lago. En 2013, cuando tenían 38 estudiantes, se empezó a implementar la acreditación de la Royal Academy of Dance de Londres (RAD). Actualmente la Escuela tiene 165 alumnos que provienen de diversos sectores de la región de Los Lagos. Eva y Martina son dos de ellos.