Guadalupe Olivas, de 44 años, se lanzó desde un puente poco después de cruzar la frontera hacia México.
AFP
MÉXICO.- Guadalupe Olivas (44), el mexicano que se suicidó ayer cuando fue deportado por la administración de Donald Trump, quería ingresar a Estados Unidos porque su esposa recién había muerto y sus tres hijos ahora dependían sólo de él.
El hombre, originario de Sinaloa, había intentado varias veces ingresar a ese país.
Documentos a los que tuvo acceso El Universal en la Corte de Arizona –donde fue procesado por ingresar ilegalmente a ese país–, narran la historia de Olivas.
Indican que éste había ingresado, en el año 2001, a California. Luego fue deportado y reingresó a Estados Unidos en 2005, por lo que fue condenado a 21 meses en prisión, de los cuales sirvió 18 en el centro correccional de Arizona.
Cuando fue liberado regresó a su pueblo natal, ubicado cerca de los Mochis en Sinaloa, donde se casó y tuvo tres hijos.
Sin embargo –narran–, en el año 2015 su mujer falleció, lo que lo obligó a tomar la decisión de regresar a Estados Unidos para darles una mejor vida a sus niños.
Fue ese año cuando regresó por el desierto de Arizona, y mientras trataba de cruzar fue abandonado por el pollero y otros compañeros porque él decía que ya no podía continuar.
Después de horas de camino logró salir a una carretera, donde fue detectado por un policía local que llamó a la patrulla fronteriza. Olivas agitaba sus manos, tratando de parar un vehículo, pero no tuvo éxito.
Olivas fue deportado otra vez, angustiado por no tener un trabajo digno en México para mantener a sus tres niños.