Abimael Guzmán, el fundador de Sendero Luminoso.
AFP
LIMA.- Abimael Guzmán, fundador del grupo peruano Sendero Luminoso, reapareció este martes durante el juicio que se le sigue por un atentado en Lima en 1992, instancia en la que reclamó ser visto por un médico que verifique su salud, que asegura está deteriorada.
"Hace un mes que estoy enfermo, no puedo comer, mi ropa me queda holgada ¿Quién me atiende?", preguntó Guzmán a los magistrados de la Sala Penal Nacional, en la base naval del Callao (oeste de Lima), cuartel donde cumple actualmente cadena perpetua por crímenes contra los derechos humanos y terrorismo.
"He venido simplemente para decirle a la sala por qué no he venido antes. Cuando va un médico (a verlo a su celda) me pregunta: '¿qué tiene?'. Cumple con ir pero no hace lo que le corresponde. Sino, ¿cómo sigo enfermo?", contó el líder senderista de 82 años. "Pido un médico que me vea, que yo pueda solventar, porque no confío en los médicos del INPE (Instituto Nacional Penitenciario)", reclamó.
Guzmán apareció decaído, con amplia barba y cabello canoso, vistiendo camisa azul y pantalón gris. En todo momento mantuvo la mirada abajo, sin observar al tribunal. Sólo conversaba con su esposa Elena Iparraguirre, la número dos de Sendero Luminoso y también juzgada por el atentado.
El juez René Martínez, presidente de la Sala Penal Nacional, dispuso notificar al INPE que un especialista en geriatría examine al acusado y que se analice la posibilidad de que un médico particular pueda revisarlo.
Guzmán y a otros once dirigentes de Sendero Luminoso son juzgados por un atentado con explosivos perpetrado en la calle Tarata, en el distrito limeño de Miraflores, en 1992, que dejó 25 muertos y más de un centenar de heridos.
Por este caso específico, la fiscalía solicita que los acusados sean condenados a cadena perpetua y al pago de 400 mil soles (unos 122 mil dólares) como reparación civil a las víctimas.
Sus abogados consideran que los líderes no tuvieron que ver en este atentado y que fue realizado por mandos inferiores. Además, recuerdan que sus clientes ya cumplen cadena perpetua. En Perú, las sentencias no son acumulables.