SANTIAGO.- El miércoles, 152 países de los 193 que conforman la Organización para las Naciones Unidas (ONU) apoyaron la ratificación del Pacto Migratorio acordado a comienzos de diciembre en Marruecos. Chile se abstuvo, al igual que otras 11 naciones como Italia, Austria y Australia. En tanto, cinco decidieron rechazarlo de plano, entre ellos EE.UU. y Hungría.
Pero aunque fue firmado por amplia mayoría, el acuerdo no deja de arrastrar polémicas y duros debates al interior de los diferentes países. Un caso emblemático ha sido el de Bélgica, que pese a que adhirió el acuerdo, esta decisión le costó el liderazgo al Primer Ministro, Charles Michel, y ha provocado masivas manifestaciones.
La firma del pacto generó que miembros del partido nacionalista flamenco N-VA anunciaran su salida del Ejecutivo en forma de protesta, generando un quiebre en la coalición gubernamental. Tras semanas de resistir a dicha tensión, Michel anunció este miércoles que dimitía.
Olas migratorias
Según cifras de la ONU, más del 80% de los que se mueven de un país a otro lo hacen de forma legal, pero más de 60.000 personas han muerto intentando atravesar fronteras ilegalmente desde el año 2000. Por ello es que el acuerdo, el primero a nivel mundial para gestionar la migración, plantea 23 objetivos para desalentar la migración ilegal, en momentos en que el flujo de migrantes ha aumentado a casi 260 millones en el mundo, el 3,4% de la población global.
No obstante, hay quienes consideran que el documento que fue negociado durante 18 meses provocará el efecto contrario y que alentará olas migratorias incontroladas. Es precisamente el caso de
Hungría. El ministro de Relaciones Exteriores del país europeo,
Peter Szijarto, tomó la palabra este miércoles en la sesión de la Asamblea General de la ONU para plantear esta postura:
"Este documento contribuirá a impulsar nuevos flujos migratorios masivos en todo el mundo, lo que supondrá un enorme riesgo en todo el mundo", aseguró y agregó que para el gobierno húngaro, el problema es que el pacto es "desequilibrado, parcializado y extremadamente pro-migración".
"Describe la migración como si fuera lo mejor que haya ocurrido a la humanidad (…) pero esto no es cierto. La migración es un fenómeno peligroso" que ha desestabilizado los países de origen, tránsito y destino. "Naciones Unidas va a cometer un gran error", sentenció.
"Describe la migración como si fuera lo mejor que haya ocurrido a la humanidad (…) pero esto no es cierto. Es un fenómeno peligroso"
Peter Szijarto, ministro de RR.EE. Hungría
Una visión similar tiene la líder de la Agrupación Nacional francesa y ex candidata presidencial,
Marine Le Pen, quien incluso a comienzos de diciembre llamó a formaciones nacionalistas en Europa a crear un bloque en la Eurocámara para defender los "Estados-nación" y luchar contra la "inmigración de masas", a raíz del acuerdo.
Jair Bolsonaro, Presidente electo de Brasil que será investido el próximo 01 de enero, también respalda este lineamiento. Anoche, en un video publicado en redes sociales, lamentó que su país firmara el acuerdo, pero confirmó que una vez que asuma el poder lo dejará sin efecto. "No estamos en contra de los inmigrantes, pero para entrar a Brasil tienen que tener un criterio bastante riguroso", añadió.
Eventual riesgo para la política interna
Por otro lado, hay quienes han enfocado su argumentación en contra en los riesgos que implicaría este pacto para la toma de decisiones políticas a nivel interno. Estados Unidos es quizás el principal defensor de esta idea, pues asegura que la temática abordada el acuerdo es de exclusiva incumbencia de cada uno de los países y no de la comunidad internacional.
"No podemos apoyar un pacto que impone o podría imponer directrices internacionales, normas, expectativas o compromisos que limiten nuestra capacidad de tomar decisiones en el interés superior de nuestra nación", dijo el representante estadounidense presente este miércoles en la sesión especial de la ONU dedicada a la votación.
"Decisiones sobre cómo asegurar fronteras y a quién admitir para residir legalmente o para otorgar la ciudadanía están entre las decisiones soberanas más importantes que un estado puede tener y no están sujetas a negociación o revisión de instrumentos internacionales", aseveró.
También es la situación de
Chile, que argumenta que el acuerdo implica un compromiso que podría perjudicar al país en cortes internacionales y determinar obligaciones que no está dispuesto a aceptar en términos de política migratoria.
"Cuando un país como Chile firma un pacto, lo hace porque lo quiere cumplir. Pero además es vinculante porque tiene consecuencias políticas y podría tener jurídicas muy importantes para nuestro país", sostuvo el Presidente Sebastián Piñera ayer, mismo día en que Jorge Iglesias, representante de la misión permanente del país ante la ONU, ratificó la abstención chilena en la Asamblea General.
"La forma en que Chile regula su política migratoria es un asunto de carácter esencialmente interno", sentenció Iglesias ante sus pares de otras naciones.
"Estas prácticas y recomendaciones van creado realidades que difícilmente los países pueden negar
Joge Sahd, académico UC
El director del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad Católica de Chile, Joge Sahd, también plantea esta idea en una columna publicada en el Diario Financiero. "Más allá del carácter vinculante o no, sabemos que los acuerdos y prácticas internacionales influyen en la realidad de los países. La APEC, foro económico no vinculante por naturaleza, ha tenido un significativo impacto en la reducción de las barreras al comercio. Lo mismo la OCDE", explicó.
"Estas prácticas y recomendaciones van creado realidades que difícilmente los países pueden negar y, por lo mismo, su evaluación previa debe ser seria", aseveró.
Lo cierto es que el debate en torno al acuerdo, tanto en Chile como en el resto de los países involucrados, está lejos de terminar y la inmigración continuará siendo por un largo tiempo una de las temáticas que acaparará la preocupación de la comunidad internacional.