PARÍS.- Unos 84.000 "chalecos amarillos" manifestaron este sábado en París y otras ciudades de Francia contra la política del gobierno de Emmanuel Macron. La nueva jornada de movilización se desarrolló en calma, salvo algunos actos de violencia, en medio de un enorme despliegue policial.
El saldo oficial fue más elevado que el sábado pasado, cuando se contabilizaron unos 50.000 manifestantes. La movilización no pierde vigor, a tres días de un "debate nacional" convocado por Macron que puede resultar decisivo para el tenso ambiente político francés.
Los "chalecos amarillos", surgidos de clases populares y medias francesas, cansadas de los impuestos, las escasas esperanzas económicas y una política social que consideran humillante, mostraron esta vez una mayor disciplina, tras los
graves incidentes de hace una semana.
Un servicio de orden de los propios manifestantes, con brazaletes blancos, consiguió imponer más calma. En París, epicentro de las protestas desde hace nueve sábados consecutivos, fueron 8.000 los protestantes, que protagonizaron algunos conflictos en cercanías al Arco de Triunfo.
"La responsabilidad ganó frente a la tentación del enfrentamiento", felicitó el ministro de Interior, Christophe Castaner. Pero los 80.000 policías desplegados en todo el territorio también contribuyeron a ahogar las protestas más violentas.
Las fuerzas del orden detuvieron a 244 personas en todo el país. Algunos periodistas fueron atacados, denunció el ministro, que advirtió que "la libertad de informar es inalienable".