SANTIAGO.- Desde aquel 17 de enero de 2014, en el que dos intelectuales se unieron para lanzar públicamente un proyecto partidario que buscaba combatir a la elite asentada en el poder y reivindicar la lucha del pueblo, muchas cosas han cambiado. Pablo Iglesias e Íñigo Errejón comenzaron su aventura fundando Podemos de España (izquierda) siendo amigos. Pero exactamente cinco años después de ello, la última hebra del lazo que los unía se cortó.
Este jueves, Errejón, diputado nacional y candidato de Podemos para liderar la Comunidad de Madrid, anunció una nueva alianza con el proyecto de la alcaldesa de la capital, la independiente Manuela Carmena, denominado "Más Madrid". Desafiando a la dirección de Podemos y a Iglesias, secretario general, Errejón planteó una nueva plataforma electoral, sin la marca del partido y con sus propias primarias, lo que va contra la hoja de ruta aprobada hace meses por la colectividad.
La decisión del joven dirigente de 35 años – que estuvo de visita en Chile en octubre, invitado por Revolución Democrática – llega en un momento clave: faltan
cinco meses para las elecciones autonómicas de Madrid y el partido, con las encuestas a la baja, viene de sufrir un duro
revés electoral con "Adelante Andalucía", coalición de izquierda que integró en esa región para los comicios locales celebrados el mes pasado.
Sin embargo, este quiebre solo viene a confirmar las discrepancias que marcan desde hace ya dos años la relación entre los dos líderes y a hacer evidente que, pese iniciar un proyecto en común, han optado por tomar caminos diferentes.
El éxito de una pareja política envidiable
Aquel emotivo día de enero, hace cinco años, Iglesias y Errejón, en conjunto con otros dirigentes, plasmaron una iniciativa política que heredaron de los ideales de las históricas manifestaciones de los "indignados" en España. La crisis económica, la falta de trabajo y la corrupción provocaron la ira de miles de personas que decidieron salir a protestar, formando el movimiento 15-M (en relación a su inicio, el 15 de mayo de 2011). Los académicos hicieron oído y cuajaron las consignas, estableciendo un proyecto para derrocar a los "poderosos" y construir una nueva forma de hacer política.
En los comienzos, Errejón era el cerebro y la estrategia, mientras Iglesias ponía el carisma y el liderazgo. Hacían un equipo como pocos, con una envidiable compenetración política, lo que les entregó un éxito inesperado. En 2015, aliados a diversos grupos pequeños, conquistaron las alcaldías de cinco de las ciudades más importantes: Barcelona, Zaragoza, La Coruña, Cádiz y Madrid, donde apoyaron precisamente a Manuela Carmena. Ese mismo año, en sus primeras elecciones generales, lograron más de cinco millones de votos y 69 escaños, un logro inédito en los 40 años de democracia española.
Pero el 15 de marzo de 2016 todo cambió. Aquella noche, Iglesias destituyó al entonces secretario de Organización,
Sergio Pascual,
uno de los principales colaboradores de Errejón, acusándolo de provocar una crisis en el partido. El líder carismático había decidido caminar solo y dejar de seguir los lineamientos de su amigo. El choque fue evidente y, según medios locales, ambos mantuvieron una discusión acalorada y crucial tras el anuncio.
En forma de protesta, Errejón mantuvo silencio por dos semanas. "No lo comparto", reaccionó cuando decidió romperlo y volver a la primera fila. "Iglesias es y sigue siendo mi secretario general", aclaró, pero ya nada sería igual.
La ruptura
Aparentemente unidos aún, la situación en Podemos continuó con los ojos puestos en las continuas fechas electorales. La presión de presentar candidatos para todas ellas fue generando tensiones en diversos grupos del partido. Iglesias siguió con su propia ruta, independizándose de Errejón y del resto del núcleo fundador de Podemos, ninguno de los cuales hoy forma parte de la cúspide del partido.
Las diferencias entre los dos amigos volvió a tener un punto de alta tensión, cuando el secretario general decidió aliarse para las elecciones generales de 2017 con Izquierda Unida (IU) - partido que representa el ala más dura de la izquierda española - en la coalición "Unidos Podemos". Errejón disintió, alegando que Podemos se transformaría en una mera copia de la IU y que la radicalización podría significar dejar de ser una alternativa.
"En política hay que estar acostumbrado a este tipo de maniobras, incluso si vienen de compañeros, pero reconozco que me he quedado tocado y triste"
Pablo Iglesias
El clímax vendría con la celebración del
congreso de Vistalegre II en febrero del mismo año, cuando se definió quién continuaría al mando del partido. Errejón decidió defender su línea política y competir con Iglesias, presentando su propia candidatura a la secretaría general. Pero salió trasquilado. Con una mayoría arrasadora,
Iglesias se consagró como líder indiscutido, mientras que Errejón dejó de ser considerado el "número dos" y pasó a la zona oscura de la colectividad, más debilitado que nunca.
El quiebre era evidente, pero un delgado hilo los mantenía bajo el mismo alero. Para mantener las apariencias, Iglesias le ofreció a su antiguo amigo la candidatura para liderar la Comunidad autonómica de Madrid. Errejón aceptó, se sometió a primarias y las ganó. Sin embargo, la última de las diferencias surgió la semana pasada, cuando Ramón Espinar, secretario general de Podemos en la capital y aliado de Iglesias, pactó con la IU para la candidatura a la Comunidad. Sin consentimiento de Errejón, acordó que una representante de IU sería su acompañante en la lista. Por supuesto, él lo rechazó.
"No existe la menor contradicción. Los inscritos me hicieron una encomienda y un encargo. Eso no se hace solo con los que están ya convencidos"
Íñigo Errejón
Este jueves, el diputado anunció su nueva alianza con "Más Madrid" y la ruptura se concretó. "En política hay que estar acostumbrado a este tipo de maniobras, incluso si vienen de compañeros, pero
reconozco que me he quedado tocado y triste", confesó Iglesias en Facebook, interrumpiendo su permiso por posnatal. "No imaginé que hoy, cuando deberíamos celebrar el quinto cumpleaños de Podemos, las cosas serían así", aseveró y dejó entrever que la colectividad presentaría a un nuevo candidato.
"Deseo suerte a Íñigo en la construcción de su nuevo partido con Manuela, pero Podemos tiene la hoja de ruta que marcaron los inscritos".
Fuentes internas han afirmado que Errejón no será expulsado de Podemos, pues "él mismo se ha situado fuera", consignó El País. Algunos lo instan a dejar su escaño en el Congreso nacional y afirman que dejó de ser el aspirante del partido para Madrid.
Pero Errejón no se da por enterado: "No existe la menor contradicción. Los inscritos me hicieron una encomienda y un encargo. Eso no se hace solo con los que están ya convencidos", dijo y aseveró que continuará en el partido, el mismo que concibió con su amigo hace cinco años atrás.