SANTIAGO.- El martes, en medio de la lectura de su cuenta pública, el Presidente estadounidense
Donald Trump dio la gran noticia: los días
27 y 28 de febrero se reunirá por segunda vez con el líder norcoreano,
Kim Jong-un, reeditando la cita del año pasado que se celebró en Singapur, en su intento por recomponer las relaciones entre ambos países y ponerle punto final de una vez por todas a la tensión en la península coreana.
La cita, esta vez, será en Vietnam, según confirmó el Mandatario, en lo que ya supone un encuentro histórico debido a su presencia en el mismo país donde Estados Unidos protagonizara una sangrienta guerra hace más de 40 años. Ahora, el panorama es completamente distinto al de décadas atrás, por lo que era esperable la elección de esta sede para la tan esperada cumbre.
Para el país asiático, esta reunión asoma como una gran oportunidad para impulsar su estatus en la comunidad internacional, tras organizar la cumbre de la APEC en 2017 y una reunión regional del Foro Económico Mundial el año pasado.
Razones para reunirse en Vietnam son varias, y una de las principales tiene que ver con
las buenas relaciones que mantiene este país tanto con EE.UU. como con Corea del Norte, al punto que ambas naciones tienen representación diplomática en Hanoi, por lo que se considera un territorio "neutral".
En el caso de Washington, todo ha sido un proceso desde los hechos ocurridos en el siglo XX. Ahora, Vietnam cuenta a EE.UU. entre sus aliados más cercanos, tras alzarse de los estragos de la guerra para convertirse en una de las economías de más rápido crecimiento en Asia, y un país experimentado diplomáticamente.
Por otro lado, se trata de uno de los pocos países con los que Pyongyang tiene buenas relaciones, por lo que le da confianza a Kim y su gobierno para desenvolverse con mayor libertad y seguridad.
Razones logísticas
A nivel logístico, elegir a Vietnam cae de cajón. Primero, es un vuelo lo suficientemente corto desde Pyongyang para Kim Jong-un, que de lo contrario viaja en un tren blindado.
Asimismo, alberga embajadas de Estados Unidos y Corea del Norte que podrán ocuparse de los arreglos previos a la cumbre.
Además, entrega garantías en materia de seguridad, la que ciertamente se tornará aún más estricta con una cumbre de estas proporciones.
Los intereses de Norcorea
Los lazos diplomáticos entre Hanoi y Pyongyang se remontan a 1950, y Corea del Norte envió personal de la fuerza aérea al norte comunista durante la Guerra de Vietnam.
Y si bien el comercio ha disminuido a raíz de las sanciones de la ONU contra Norcorea, en 2017 alcanzó los
7 millones de dólares. Y es por eso que el viaje de Kim a Vietnam -el primero que hará a ese país- podría ser una oportunidad para aprender de la transformación económica del país.
El líder norcoreano puede estar "interesado en ver personalmente el caso de Vietnam, puede ser una buena fuente de inspiración y reflexión para que piense en cómo debería avanzar Corea del Norte", dijo a la AFP Le Hong Hiep, un experto de Vietnam del ISEAS-Yusof Ishak Institute de Singapur.
Lo que espera Washington
Vietnam también podría ser un lugar de importancia estratégica para los Estados Unidos, que actualmente se encuentra en una guerra comercial con China, uno de los aliados más cercanos de Corea del Norte.
Así, el Presidente Donald Trump podría usar Vietnam para "señalar a Beijing que Corea del Norte no está en sus manos, tenemos un contrapeso a la influencia china en esta área", dijo Cheon Seong Whun, investigador visitante del Instituto Asan de Estudios Políticos de Seúl.
Washington está además dispuesto a esgrimir la historia de éxito económico de Vietnam, como ya hizo el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, durante una visita a Corea del Norte.
Aún no se define la ciudad que albergará la cumbre, aunque se estima que podría ser la capital Hanoi o el enclave turístico costero de Da Nang.
