Esta semana,
Brunei acaparó los medios de comunicación internacionales por una controvertida medida que comenzará a regir el próximo miércoles: el establecimiento de la
pena de muerte por lapidación para el adulterio y las relaciones entre personas del mismo sexo, ambas conductas consideradas como delito en el país asiático.
La medida -que viene a aumentar las penas para la homosexualidad, cuya condena era de hasta 10 años de prisión- generó las alarmas en el mundo entero, sobre todo en agrupaciones de defensa de los derechos humanos, que ven con peligro las últimas reformas legislativas que empeorarían la situación.
Pero, ¿cómo es Brunei? Hablamos de un país regido políticamente por un sultanato (monarquía) cuya economía se centra principalmente en la producción de gas natural y petróleo, y que también ha destacado por sus duras reformas penales y las excentricidades y lujos de sus gobernantes.
Conocido como
Brunei Darussalam, consta de un territorio dividido en dos partes que está situado al noroeste de la isla de Borneo; limita al norte con el mar meridional chino y con Malasia al sur, este y oeste. Su idioma oficial es el malasio, aunque también se habla inglés y chino.
Hablamos así de uno de los países más pequeños del mundo, con una superficie de 5.765 kilómetros cuadrados y una población total de solo 443.593 habitantes, de acuerdo a datos de 2017.
Su historia es particular. Partió como un reino bastante poderoso que cubría toda la isla de Borneo y el suroeste de Filipinas, sin embargo, ese territorio fue reduciéndose gradualmente con el paso de los años, en parte por las invasiones europeas. El territorio actual quedó conformado el siglo XIX con la cesión de la provincia de Sarawak. En 1888, pasó a ser un protectorado británico.
Un punto de quiebre en la historia de Brunei fue el hallazgo de petróleo en 1929, que cambió su economía para siempre. Incluso, sus autoridades rechazaron las propuestas de unión con Sarawak y Sabah, con la intención de controlar sus recursos petrolíferos.
En 1959, la elaboración de una nueva Constitución le permitió al país la capacidad de autogobierno bajo el Protectorado británico, con el sultán Omar Ali Saifuddin a la cabeza, aunque Reino Unido siguió controlando los ministerios de Defensa, Relaciones Exteriores y Seguridad Interna. La independencia total del Gobierno británico ocurrió en 1984.
Datos económicos y sociales
La economía de Brunei se centra principalmente en la explotación de gas natural y petróleo (primero y quinto del mundo, respectivamente), que representan más del 50% de su producción total; mucho más atrás están el sector manufacturero y el agrícola. Su principales socios comerciales son Japón, Suiza, China, Malasia y Singapur.
Al compararlo con otros países asiáticos, Brunei registra números bastante positivos, con un promedio de esperanza de vida de 77 años y un PIB per cápita de US$28.290, una cifra de todos modos considerada "engañosa" por varios expertos, que señalan que los índices de desigualdad en esta nación son muy altos.
US$28.290es el PIB per cápita de Brunei
Desde el punto de vista social, la educación primaria es gratuita y accesible para toda la ciudadanía, al igual que la salud. Asimismo, el Estado subvenciona la vivienda y el consumo de arroz, producto básico alimenticio.
No obstante, la ONG Amnistía Internacional ha denunciado que, en materia educacional, los niños extranjeros y apátridas encuentran obstáculos a la hora de acceder a este derecho, "pues deben solicitar permiso para matricularse y, con frecuencia, tienen que pagar cuotas mensuales".
Estado musulmán
Brunei es una monarquía musulmana encabezada por un sultán. El componente religioso, por ende, es trascendental, aún considerando que el 70% del sultanato profesa esta fe.
La influencia musulmana, entonces, se hace evidente en temas como el control de los medios de comunicación y la falta de derechos de las minorías.
70%de la población profesa la fe musulmana
En este ámbito, preocupa mucho a nivel internacional el
proceso de reformas al Código Penal impulsado por el Gobierno y basado en la Sharia, que destaca por establecer medidas más duras y que violarían los derechos humanos. Ejemplo de ello es
la pena de muerte por lapidación para la homosexualidad y el adulterio, además de
la amputación de una mano y un pie como pena máxima para el delito de robo.
En este cúmulo de medidas también se contempla la penalización del embarazo fuera del matrimonio y la obligación a las mujeres solteras musulmanas a vivir en la casa de sus tutores.
Organización política: el sultán y sus excentricidades
La cabeza política del país es el sultán, quien es jefe de Estado y asimismo ostenta los cargos de primer ministro, ministro de Finanzas, ministro de Defensa y ministro de Relaciones Exteriores. Es asesorado por cuatro consejos constitucionales cuyos integrantes son nombrados por él mismo: Consejo Privado, Consejo Religioso, Consejo del Gabinete de Ministros y Consejo de la Sucesión.
El Poder Legislativo, en tanto, lo ostenta el Consejo Legislativo que en septiembre de 2004 se reunió por primera vez en 20 años y que cuenta con 21 miembros elegidos directamente por el sultán.
US$22 mil millones sería la fortuna del sultán de Brunei
Quien gobierna hoy Brunei es
el sultán Hassanal Bolkiah, que llegó al poder luego de que su padre, Omar Ali Saifuddin, abdicara en 1967. Se trata de un personaje que impulsó la economía local y que concentró el poder en una sola persona.
Se casó en 1965 con su prima hermana, Raja Isteri Anak Saleha, con la que sigue casado hasta ahora. No obstante, tiempo después también contrajo matrimonio con otras dos mujeres, de las que se separó. En total, tiene doce hijos: siete mujeres y cinco hombres.
Según medios internacionales, es el monarca más rico del mundo, con una fortuna que alcanzaría los 22 mil millones de dólares, 36 veces mayor que el de la Reina Isabel II. Su amor por el lujo es evidente y quedó comprobado con la boda de su hija Surubí Bolkiah en 2013, donde habría gastado 20 millones de dólares para la fiesta que duró 15 días.
También es conocido por
su pasión por los autos y aviones de lujo y por contratar a reconocidos artistas para que animen sus fiestas, como lo hizo alguna vez con Michael Jackson y Mariah Carrey.
Hoy, el sultán está en la mira de organismos internacionales, no por sus excentricidades, sino que por medidas que podrían afectar a muchas personas.