Patricio Gálvez, un chileno residente en Suecia, viajó a Siria para intentar rescatar a sus siete nietos huérfanos, cuyo padre noruego-sueco y su madre una chilena-sueca, murieron defendiendo al Estado Islámico (EI).
Los niños se encuentran en el campamento de refugiados de Al Hol, al noroeste del país y bajo control de las autoridades kurdas, donde conviven unos 80.000 desplazados - entre ellos miles de extranjeros -, según la Cruz Roja. Todos quienes residen ahí son familiares de combatientes del EI, que huyeron tras la caída hace dos semanas de Al Baguz, último bastión del grupo terrorista que creó un califato en el norte de Siria e Irak.
La rendición de Al Baguz convenció a Gálvez de que tenía que irse a Siria. Llegó a Medio Oriente hace unos días, sin saber ni dónde se encontraban sus nietos ni si todos estaban vivos, explicó a la agencia Efe. "No he tenido ninguna ayuda, solo la de un guía", cuenta sobre su viaje a una zona "complicada", donde la desconfianza es "continua" y hay limitaciones de movimiento y de comunicación.
Gálvez, cuyo drama ha recibido gran atención en medios suecos, se pudo reencontrar con sus nietos, de entre uno y siete años, a principios de semana, una experiencia que le produjo sensaciones encontradas.
"Fue maravilloso comprobar que están vivos, pero al mismo tiempo muy angustioso verlos a todos desnutridos y enfermos. Los kurdos no tienen recursos para ayudarlos", lamentó y dio por seguro que no se le permitirá de nuevo el contacto directo.
Asume que los niños "morirán uno tras otro" si no es capaz de sacarlos pronto de Al Hol, pero eso solo ocurrirá si las autoridades suecas se contactan con las denominadas Fuerzas de Siria Democrática (FSD), alianza de milicias mayoritariamente kurdas que controlan la zona, para proporcionar la documentación y permisos necesarios.
Sin embargo, a diferencia de países como Francia, Suecia no contempla de momento repatriar a los hijos huérfanos de militantes suecos del EI, aduciendo que la situación jurídica y de seguridad es muy complicada.
El viaje a Siria
Gálvez, de 50 años, vive en Suecia desde hace tres décadas, tras viajar inicialmente para visitar a un hermano. En el país europeo hay una numerosa colonia chilena desde los años setenta, compuesta en parte por varios exiliados de la dictadura.
Su tragedia, no obstante, comenzó en junio de 2014, cuando su hija Amanda viajó de vacaciones desde Gotemburgo (oeste de Suecia) a Turquía. Según consignó La Tercera, la mujer y su esposo, Michael Skråmo, - ambos convertidos al Islam - le dijeron a la familia que se irían por un par de semanas y que llevarían a sus cuatro hijos con ellos. Sin embargo, fueron extendiendo su estadía hasta que, tras varios meses, confirmaron que habían decidido unirse al EI en Siria y que no regresarían.
Nacido en Noruega pero criado en Gotemburgo, Skråmo se hizo conocido por los videos grabados desde el califato en Siria, en los que invitaba a otros suecos a unirse al EI y a cometer atentados en el país europeo, que forma parte de la coalición internacional contra el grupo radical islamista. Según confirmó su madre a la televisión pública sueca SVT,
Skråmo murió a mediados de marzo en el ataque a Al Baguz, mientras que
Amanda habría fallecido en diciembre en un ataque aéreo.
Durante su periodo como combatientes, la pareja tuvo otros tres hijos en Siria y, tras su muerte, los siete menores quedaron abandonados, por lo que fueron llevados al campo de refugiados en Al Hol. Presentarían signos de desnutrición y afecciones pulmonares.
Suecia se niega y Chile colabora
"Son unos cobardes que no respetan la convención internacional de los derechos de los niños. Hoy no se trata de pasaportes ni de documentos consulares. Se trata de una acción humanitaria", criticó enfático Gálvez, en relación a la negativa de ayuda por parte de las autoridades suecas.
"Deberían aprender un poco más de humanidad y, al mismo tiempo, ir a un curso de empatía. Los niños han sufrido ya suficiente y son inocentes de todo esto. Son solamente víctimas", añadió en su contacto con Efe.
Llegar al noreste de Siria ha supuesto un sacrificio económico para el chileno, quien supedita todos los esfuerzos a la "necesidad" de estar cerca de los niños.
Ante el rechazo recibido por los europeos, Gálvez envió una carta al ministro de Relaciones Exteriores chileno, Roberto Ampuero, para solicitar el apoyo diplomático necesario para que se le permita viajar con los niños. Mientras, sus familiares en Suecia iniciaron una campaña de recolección de firmas para pedir la repatriación de los niños.
Luego de que el caso se hiciera público este martes, Cancillería confirmó que colaborará con la situación de los menores, pese a que ninguno de ellos aparece inscrito en el Registro Civil.
Según informaron desde la entidad, funcionarios del Gobierno se reunieron hoy con representantes de la embajada sueca en el país y el consulado de Chile en Gotemburgo, que ya está al tanto del caso, se contactó con las autoridades europeas para compartir la información. El primer paso, añadieron, es recopilar los antecedentes para determinar en qué circunstancias se encuentran los niños.
Pese a todas las dificultades que ha debido sobrellevar hasta ahora, Gálvez asegura desde Siria que tiene claro que no regresará a su casa solo: "De aquí no me voy sin los niños".