La ex Presidenta argentina, Cristina Fernández, en su llegada a los tribunales federales.
EFE
La ex Presidenta argentina Cristina Fernández se sentó este martes en el banquillo en un juicio inédito en el que la principal acusada de presunta corrupción se encuentra al mismo tiempo en campaña para volver al poder, esta vez como vicepresidenta de su país.
El juicio, el primero de una serie de procesos judiciales que enfrentará la ex Mandataria (2007-2015) y actual senadora, comenzará tres días después de que Fernández anunciara de forma sorpresiva que su ex jefe de gabinete Alberto Fernández será precandidato presidencial y que ella lo acompañará como aspirante a la vicepresidencia.
Otros ex Mandatarios argentinos han sido juzgados pero Fernández, de 66 años, es la primera que se someterá a proceso al mismo tiempo que tiene ciertas posibilidades de volver a la Casa Rosada.
"Comenzará un juicio oral al que jamás debí haber sido citada. Se trata de un nuevo acto de persecución con un único objetivo: colocar a una ex Presidenta opositora a este Gobierno en el banquillo de los acusados en plena campaña presidencial", cuestionó Fernández en su cuenta de Twitter.
La senadora se considera una "perseguida" en todas las causas que, a su parecer, son solicitadas por jueces subordinados a las órdenes del actual Presidente Mauricio Macri.
Según la legislación, mientras no haya condena firme una persona procesada esta no tiene impedimento para ejercer cargos públicos.
El desafío de Fernández es que lo que se diga en las audiencias no termine con sus aspiraciones electorales ni las de su candidato en los comicios en los que Macri buscará la reelección y la ex Presidenta se presenta como su principal rival, según varias encuestas.
Antecedentes del juicio
Cabe recordar que Fernández está imputada por presuntamente haber otorgado de forma encubierta obras públicas a un empresario cercano y haber recibido sobornos a cambio. Junto a la ex Mandataria están procesadas otras 12 personas, entre ellas el empresario de la construcción Lázaro Báez y ex funcionarios.
Su compañero presidencial, jefe de gabinete durante su mandato y el de su antecesor y marido Néstor Kirchner (2003-2007), es uno de los cerca de 150 testigos que darán su testimonio en el juicio.
Esta primera audiencia del juicio oral está enfocada en la lectura de la acusación fiscal y podría prolongarse por varias semanas.
La ex Presidenta está acusada de ser la jefa de una asociación ilícita y de administración fraudulenta en perjuicio de una administración pública. De ser encontrada culpable podría ser condenada a una pena de hasta 15 años de cárcel.
La acusación de los fiscales está centrada en los 51 contratos de obras públicas que recibieron las empresas de Báez en la provincia sureña de Santa Cruz, de la que Kirchner fue gobernador y Fernández senadora en el pasado.
Según la acusación, los contratos fueron preparados a favor del empresario pese a que sus empresas no tenían capacidad para hacer las obras. Muchas de ellas quedaron inconclusas o tuvieron un costo mucho mayor al valor de mercado.
El juicio, que está previsto que dure un año, quedó envuelto en una polémica luego de que la Corte Suprema pidió la semana pasada el expediente para evaluar los recursos interpuestos por la ex gobernante y otros acusados, lo que dio paso a especulaciones sobre una postergación de su inicio.
Las fuertes críticas del Gobierno y de juristas y "cacerolazos" de protesta en varios barrios de Buenos Aires obligaron a la Corte Suprema a ratificar el comienzo del juicio para este martes.
Fernández afirmó en Twitter que "jamás" intervino como Presidenta "en los expedientes administrativos que se realizaron por cada una de estas obras". También sostuvo que los fondos para esos contratos fueron votados por el Congreso en el presupuesto.